La dieta
Lo que m¨¢s adelgaza es el odio, sobre todo si es intenso. Tambi¨¦n puede uno bajar de peso viviendo febrilmente un amor enloquecido. Quiero decir que para guardar la l¨ªnea no hay nada como una gran pasi¨®n. Corra usted una aventura desenfrenada y olv¨ªdese de los hidratos de carbono. No importa que un amante se atiborre de alb¨®ndigas si a continuaci¨®n las quema a los pies de Venus o se devora a s¨ª mismo a causa de los celos. Cuando uno odia sin l¨ªmite nota igualmente que el volumen de la tripa se le va disolviendo. Todos los rencorosos suelen estar flacos. Ahora que llega el verano, la gente quiere cambiar de yo mediante una dieta. Los cuerpos se hacen visibles, pero s¨®lo algunos mortales poseen una carne digna de ser asada. Para preparar la ofrenda que se hace a los dioses todos los a?os bajo la can¨ªcula, las revistas y suplementos dominicales no cesan de bombardear nuestra grasa con tablas de calor¨ªas. Ya se sabe que a los dioses no les gusta el tocino. Prefieren la carne de las terneras a la plancha sobre la arena, de modo que todo el mundo se mata por llegar a la playa con el peso y la perfecci¨®n de aquellas j¨®venes reses que eran acarreadas hacia el ara del sacrificio en la antig¨¹edad, y para eso se obliga al p¨²blico a someterse a un r¨¦gimen sin az¨²car y sin nada, hasta que a uno se le pone cara de cabra vieja. Contra los l¨ªpidos y los gl¨²cidos hay que levantar la bandera de la pasi¨®n. Llevar al paroxismo el rencor contra todo lo que te impide ser feliz ahora mismo o estar enamorado con la m¨¢xima furia contiene muchas prote¨ªnas, no engorda en absoluto y es m¨¢s saludable que una ensalada. ?Quieres adelgazar para ser digna del sol? Come de todo, incluidos los pasteles necesarios, pero lo que comas que sirva para alimentar sin freno una aventura digna de ser vivida. No tiene ning¨²n sentido abrasarse el alma con lechugas para recuperar la belleza si uno despu¨¦s no est¨¢ a la altura del placer cuando llega. La dieta m¨¢s cient¨ªfica consiste en reventar de felicidad y luego pasar por la b¨¢scula.
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