El chispazo hispanoargentino

La lozan¨ªa de las canciones de Los Rodr¨ªguez ha logrado superar la pesada losa que representa la leg¨ªtima, pero absorbente, herencia de Tequila. La actual formaci¨®n, que posee un brillante sabor hispanoargentino, aguanta el tipo de forma admirable ante la recuperada nostalgia por aquella juvenil banda cuyo tiempo dorado estuvo en los a?os setenta. Sin documentos, la nueva cosecha de Los Rodr¨ªguez, convence por su sentido de la diversidad y tambi¨¦n por el sano af¨¢n creativo de sus composiciones.Estos m¨²sicos han sabido crear un magn¨ªfico puente entre diversas influencias, y la conexi¨®n que establecen entre un lado y otro del Atl¨¢ntico es ejemplar. Planea sobre Los Rodr¨ªguez un sentimiento porte?o que les identifica plenamente. El dato m¨¢s rese?able de su m¨²sica es la enorme facilidad que tienen para construir grandes melod¨ªas.

No hay prejuicios en la creaci¨®n de estos j¨®venes veteranos: la canci¨®n que da t¨ªtulo a su reciente trabajo se revuelca con la rumba sin inhibiciones. El recuerdo de Tequila brota en cuentagotas y no es elemento indispensable, aunque El ahorcado, Mister Jones y, en la reanudaci¨®n, Necesito un trago reciben una feliz acogida. La materia prima de los noventa mantiene intacta la frescura y adem¨¢s gana en calidad. Al concierto s¨®lo le falt¨® un punto de poder¨ªo que arrastrara a la m¨¢xima efusi¨®n de la concurrencia. La banda de doble nacionalidad rebosa sangre latina por todos los poros.