Fiestas paralelas
Cebada / Mora, Jesul¨ªn, Paquiro
Toros de Jos¨¦ Cebada Gago, bien presentados, cornalones astifinos, muy flojos, encastados.
Juan Mora: pinchazo a toro arrancado, estocada corta perpendicular y descabello (silencio); media estocada baja (silencio). Jesul¨ªn de Ubrique: dos pinchazos, estocada trasera y descabello (ovaci¨®n y salida al tercio); pinchazo en el costillar, media trasera ca¨ªda, rueda de peones y descabello (silencio). Paquiro: estocada trasera y siete descabellos; se le perdon¨® un aviso (silencio); estocada trasera tendida y cinco descabellos; se le perdon¨® un aviso (palmas).
Plaza de Pamplona, 7 de julio. Segunda corrida de feria. Lleno.
Hubo dos Fiestas bien distintas: una, de la barrera para arriba; otra, de la barrera para abajo. Eran fiestas paralelas, de esas que, por mucho que se prolonguen, nunca se encuentran. A lo mejor no eran paralelas sino divergentes, pues cuanto m¨¢s se prolongaban, menos ten¨ªan que ver una con. otra.De la barrera para abajo, en el espacio esc¨¦nico que llamamos ruedo, los toreros intentaban pegar pases, o eso parec¨ªa; de la barrera para arriba, en el espacio esc¨¦nico que llamamos tendido, los mozos sanfermineros pretend¨ªan cantar con cierta afinaci¨®n. Qu¨¦ pases pretend¨ªan pegar los toreros, eso pertenece a los, misterios insondables de la madre naturaleza; qu¨¦ canciones pretend¨ªan afinar los mozos sanfermineros, eso pertenece al secreto del sumario.
Derechazos ensayaban los toreros, faltar¨ªa m¨¢s, y el Vals de Astrain atacaban los mozos, como no pod¨ªa ser por menos. El Vals de Astrain (bonita pieza, por otra parte; muy melodiosa y sentida) forma parte del paisaje sanferminero. Pero las escogidas piezas de su variado repertorio no terminaban en el vals. Es una de las sustanciales diferencias que existen entre las fiestas paralelas a ambos lados de la barrera y el terreno de nadie denominado callej¨®n. Pues mientras la de arriba vierte a los cuatro vientos escogidas piezas de su variado repertorio, la de abajo empieza y termina en la producci¨®n seriada de los famosos derechazos.
Tambi¨¦n es cierto que torear reunido, conjuntar suertes diversas, construir las faenas masis¨¢s que defin¨ªa el maestro Pepe Luis, resulta muy dif¨ªcil cuando los de arriba no prestan atenci¨®n a los de abajo. Y entonces el torero ha de a?adir a las condiciones que son imprescindibles para desarrollar su oficio -valor y t¨¦cnica- ejercicios especiales de concentraci¨®n y de autoafirmaci¨®n. As¨ª, cuando sale uno a la candente y se pone delante del toro, ha de decir: "Yo me llamo Janeiro, Jes¨²s, o, alternativamente, Ubrique, Jesul¨ªn de; no me llamo de ninguna de las maneras Indur¨¢in, lo diga quien lo diga". Y repetirlo cien veces, mil si fuera preciso, para evitar que le convenzan los de arriba, quienes no paran de gritar "?Indur¨¢in, Indur¨¢in!", cien veces cien, que suman m¨¢s de mil.
Cierto es que si un torero puesto en la candente le adelanta la muleta al toro que tiene delante, se lo trae embebido en las bambas de la pa?osa, vac¨ªa su embestida donde manda Dios, liga ese pase con el siguiente, redondea tanda reunida y masis¨¢ y la remata ech¨¢ndose toda la fiera por delante en el pase de pecho, los de arriba se funden con los de abajo, la fiesta se hace una y aquello se convierte en la gloria divina. Pero, claro, semejante conjunci¨®n de alardes t¨¢uricos nada tiene que ver con pegar pases, ni derechazos, pues constituye el puro arte de C¨²chares; o sea, torear; y los coletudos actuales no est¨¢n por la labor.
En las intentonas de perpetrar derechazos, Juan Mora se pon¨ªa pinturero mas no cog¨ªa el temple; Jesul¨ªn peg¨® circulares a un toro y no pudo con la casta del otro; Paquiro mulete¨® corajudo y acelerado. Y el mocer¨ªo sanferminero, al ver aquello, se puso en pie, ech¨® un trago y rompi¨® a gritar: "Indur¨¢in, Indur¨¢in, Indur¨¢in ..."
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.