La voz perpetua de Luis Mariano

Como todos los a?os, un grupo de fans, autoproclamados "marianistas" visitaron el pasado domingo la tumba de Luis Mariano en el pueblecito vasco franc¨¦s de Arcangues. Flores, cohetes, risas y un zortziko interpretado en euskera por Amaia Uranga, antigua de Mocedades: "Desde que nace el d¨ªa, hasta que muere el sol, resuena en mis o¨ªdos, el eco de tu voz. Adi¨®s, KoIdo querido, nunca te olvidar¨¦. Agur, Luis querido, agur, agur, agur...".Ejecutivos, artistas, profesionales, uniformados con una camiseta que hac¨ªa honor al homenaje, cotillearon e hicieron risas durante el d¨ªa. Un tributo l¨²dico, mezcla de admiraci¨®n sincera por el cantante y de buena dosis de iron¨ªa, de gusto por lo kitsch, por el disparate. Visitaron el museo abarrotado de fotos, el pub donde el viejo pianista de Luis Mariano conserva su memoria con una devoci¨®n que enternece: un sinf¨ªn de recuerdos que hacen del local un mausoleo... Y un joven tenor que repite las canciones del artista mitificado, so?ando quiz¨¢ con repetir el triunfo que convirti¨® a su maestro en el rey de la opereta parisina durante los a?os 50 y 60.

No ha sido el ¨²nico homenaje a Mariano durante estos d¨ªas, en que se han cumplido 24 a?os de su muerte. El Ayuntamiento de Ir¨²n, lugar donde naci¨®, ha organizado una semana cultural. Entre sus muchos actos, no han figurado, sin embargo, pel¨ªculas, ni reales homenajes al artista. S¨®lo un busto por suscripci¨®n popular ("se parece m¨¢s a Fernandel", dec¨ªa alguien), que reemplaza a otro, m¨¢s feo, que exist¨ªa hasta ahora. 24 a?os han debido transcurrir para que su pueblo natal reconozca la figura de Mariano como propia. Mientras en Francia fue ¨ªdolo de multitudes, en Espa?a, a pesar de los ¨¦xitos que comparti¨® en tres pel¨ªculas con Carmen Sevilla, y con Gloria Lasso en alg¨²n disco muy popular (como Canastos), estaba lejos de entusiasmar.

Cuenta Terenci Moix que cuando en las pantallas de los cines de barrio aparec¨ªa Luis Mariano, sol¨ªa o¨ªrse el grito fren¨¦tico de alg¨²n espectador, "?Maric¨®n!", s¨®lo mejorado por el de otro, que matizaba: "?Mariconazo!" Lo que en la Francia de entonces se asum¨ªa con normalidad, en Espa?a segu¨ªa siendo motivo de esc¨¢ndalo.

Quiz¨¢ por ello se impuls¨® tanto su presunto idilio con Carmen Sevilla. Las revistas lo divulgaron a bombo y platillo, y a¨²n hoy, las biograf¨ªas que se publican sobre su vida hablan de aquel romance como algo que rompi¨® definitivamente el coraz¨®n del cantante. Carmen Sevilla, sin embargo, lo comenta ahora con m¨¢s naturalidad. Se escandalizaba, dice, de los gestos y los tics de su compa?ero de reparto, y le gritaba: "Eso no se hace, Luis, eso no es de hombres".

El a?o que viene, los marianistas volver¨¢n a citarse ante la tumba del tenor. Volver¨¢n a bailar ante ella al son de un acorde¨®n o de canciones a gritos, que a¨²nan en el coro a este grupo enloquecido, absurdo y tierno, que ha decidido recuperar el pasado con una sonrisa.