Objeci¨®n en crisis
LA VIABILIDAD del actual marco legal de la objeci¨®n ole conciencia al servicio militar est¨¢ basada en una hip¨®tesis que la realidad social se resiste a verificar: que la objeci¨®n sea una opci¨®n minoritaria y que las sanciones penales previstas para los insumisos quienes rechazan la mil¨ª y la objeci¨®n- sean efectivas. De un lado, el n¨²mero de objetores no hace sino aumentar -en tomo al 25% del contingente militar anual en 1993 y en algunas comunidades aut¨®nomas m¨¢s del 50%- y, de otro lado, los jueces muestran una gran repugnancia a aplicar el C¨®digo Penal a j¨®venes acusados de un delito considerado artificial -el rechazo del servicio de las armas por motivos de conciencia. Es decir, el modelo de la prestaci¨®n social sustitutoria hace agua y amenaza con repercutir gravemente, si no se toman medidas a tiempo, en el propio sistema de servicio militar.Esta situaci¨®n -la creciente disparidad entre la percepci¨®n social del servicio de las armas y su marco legal- comienza a preocupar a los responsables pol¨ªticos. Y el primero que ha hecho p¨²blica manifestaci¨®n de este sentimiento ha sido el director general de Objeci¨®n de Conciencia, Dionisio Llamazares, que es el que en raz¨®n de su cargo est¨¢ m¨¢s pr¨®ximo al problema. Pero el m¨¢ximo responsable del funcionamiento del servicio social suslitutorio de la mili ha hecho algo m¨¢s: avanzar por pnimera vez propuestas de reforma legal que podr¨ªan servir en su momento a las previsibles iniciativas legislativas de modificaci¨®n de la Ley de Objeci¨®n de Conciencia de 1984 y del C¨®digo Penal.
De entrada, se reconoce algo que desde hace tiempo viene siendo denunciado: la improcedencia de que la insumisi¨®n sea considerada delito y, por tanto, que quienes la ejercen puedan ser castigados con la c¨¢rcel. Si la pena de privaci¨®n de libertad no parece que sea la m¨¢s apropiada para los llamados delitos de opini¨®n -por ejemplo, los de prensa-, menos lo parece para conductas que tienen dificil encaje en el C¨®digo Penal. De ah¨ª que sea m¨¢s coherente desde el punto de vista jur¨ªdico y social que la insumisi¨®n tenga alg¨²n tipo de sanci¨®n administrativa, pero en ning¨²n caso penal.
Pero la m¨¢s novedosa de las propuestas avanzadas por el director general de Objeci¨®n de Conciencia es la de que el servicio social sea una alternativa aut¨®noma del servicio militar obligatorio y no una modalidad sustitutoria del mismo y, por tanto, impregnada de sus valores. De ese modo se anular¨ªa el elemento ideol¨®gico que justifica el fen¨®meno de la insumisi¨®n y que sirve de base al movimiento deslegitimador del modelo de mili obligatoria, incluida la prestaci¨®n social que la sustituye. Claro que una reforma as¨ª implicar¨ªa un cambio radical en la filosofila oficial sobre la objeci¨®n de conciencia: dejar¨ªa de ser una causa m¨¢s de exenci¨®n del servicio militar para convertirse en una manifestaci¨®n del derecho fundamental de libertad ideol¨®gica. Es decir, habr¨ªa que retomar los criterios expuestos por el Defensor del Pueblo en el recurso de inconstitucionalidad que interpuso contra la Ley de Objeci¨®n de Conciencia a ra¨ªz de su entrada en vigor en 1985. En cualquier caso, ning¨²n temor habr¨ªa que tener a desandar el camino si ello sirve para tomar otro m¨¢s acertado y que no conduzca a un callej¨®n sin salida, como sucede con la actual regulaci¨®n ,jur¨ªdica de la objeci¨®n de conciencia.
Pero adem¨¢s de reparos legales tambi¨¦n los hay pr¨¢cticos: la Administraci¨®n no tiene plazas suficientes para que el creciente n¨²mero de objetores pueda cumplir los 13 meses de prestaci¨®n social sustitutoria en las condiciones legales previstas. El director general de Objeci¨®n de Conciencia ha propuesto una posible salida a esta situaci¨®n: potenciar el voluntariado social en el marco de una nueva Ley del Servicio Civil que ofrezca a los j¨®venes una alternativa de compromiso solidario con la sociedad, tanto en el ¨¢mbito p¨²blico como privado. De ese modo se dar¨ªa paso a un modelo de servicio nacional ¨²nico, con dos variantes aut¨®nomas y sin enfeudamiento alguno entre ellas: el civil y el militar.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.