"E una cousa sin xeito"
Un sonriente Manuel Fraga inaugur¨® el complejo del Monte do Gozo hace tres meses, en compa?¨ªa de su consejero de Relaciones Institucionales, V¨ªctor Manuel V¨¢zquez Portome?e. Sin embargo, entre el Fraga promotor de algunos de los mejores paradores del Estado y el Fraga que ha inaugurado el Monte do Gozo media un enorme trecho.El resultado de la inversi¨®n p¨²blica ofrece un aspecto tan mediocre, que incluso la concesionaria oficial, la empresa catalana Hotusa, advirti¨® a la Xunta de Galicia de muchos "puntos d¨¦biles" para comercializar adecuadamente el complejo del Monte do Gozo. Entre ellos, "el tama?o del dormitorio de las habitaciones con ba?o% que al no llegar a once metros cuadrados no alcanza el m¨ªnimo exigido por la reglamentaci¨®n para instalaci¨®n de una estrella.
El informe t¨¦cnico de Hotusa mencionaba tambi¨¦n 9a dispersi¨®n de los edificios de servicio, inc¨®moda para los hu¨¦spedes, y la mala comercializaci¨®n", "los recorridos excesivamente largos" y el hecho de que "est¨¢n alternados los bloques que tienen habitaciones con ba?o y los que no lo tienen, lo cual es malo, ya que mezcla dos tipos de producto".
La Xunta de Galicia se ha volcado en la dotaci¨®n de mobiliario de buena calidad. Ha suministrado 1.414 literas de dos camas cada una en madera de pino pintado en color verde agua, junto con colchones, taquillas, sillas, cafeter¨ªa y un largo etc¨¦tera.
Pero el entorno es tan ajeno a la Galicia arbolada, que se le puede negar la calificaci¨®n de proyecto fara¨®nico: por lo menos, lo que hac¨ªan los faraories ten¨ªa gracia y ritmo arquitect¨®nicos.
Ante el Monte do Gozo, algunos gallegos cultos se quedan asombrados: "E una cousa sin xeito", dicen, queriendo reflejar la impresi¨®n de conjunto deslavazado que ofrece el recinto, apenas compensado por el calor ambiental de la muchachada que all¨ª se alberga.
En definitiva: a cuatro kil¨®metros del centro de Santiago de Compostela, la ciudad declarada por la Unesco Patrimonio de la Humanidad, se ha construido su ant¨ªtesis.
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