Querellas por poderes
Los socios de Pinto Font¨¢n se enfrentan a acusaciones de estafa mientras que ¨¦l s¨®lo declara como testigo
Figurar como socio o gerente en las empresas del grupo de Jos¨¦ Luis G¨®mez Pinto (apellidado Pinto Font¨¢n hasta 1987) ha llevado al menos a tres de sus hombres de confianza a los tribunales. Y un agente de cambio y bolsa tambi¨¦n se ha visto implicado en uno de los tres procesos por estafa a los que se enfrentan sus socios. En cambio, el promotor de la urbanizaci¨®n fantasma de Nuevo Versalles (Fuenlabrada) s¨®lo ha sido citado para declarar como testigo en uno de los sumarios.
Uno de los hombres que figuran en. las empresas de Pinto Font¨¢n, Amando de la Cruz Tom¨¦, se enfrenta desde 1989 a una querella por estafa. En el mismo proceso est¨¢ implicado tambi¨¦n como acusado un agente de cambio y bolsa, Jos¨¦ Luis Usera Cano.Las otras dos querellas a las que se enfrentan sus colaboradores son m¨¢s recientes. Una de ellas se debe a deudas con proveedores y la otra se produjo a ra¨ªz de la venta de pisos en la urbanizaci¨®n Las Terrazas de Aravaca (v¨¦ase EL PA?S del 9 de julio).
El motivo de la querella m¨¢s antigua es una supuesta irregularidad en la venta de acciones de la empresa Hidrarcos a Quota (empresa vinculada a Pinto Font¨¢n).
El papel-p¨®liza que recoge la venta de dichos t¨ªtulos sali¨® de la F¨¢brica Nacional de Moneda y Timbre tres meses despu¨¦s de la fecha que figura en ese mismo documento. En el texto se lee que la venta se realiz¨® el 9 de diciembre de 1986, pero el papel timbrado que lo recoge no sali¨® de la imprenta hasta febrero de 1987, seg¨²n consta en un certificado emitido por la instituci¨®n que lo imprimi¨®. Por tanto, nunca se pudo rellenar en esa fecha.
Esta divergencia responde a una supuesta maniobra de la empresa compradora de las acciones (Quota, del grupo Pinto Font¨¢n) para hacerse con el control de la constructora Hidrarcos. Tambi¨¦n explica que el importe de la operaci¨®n -1,5 millones de pesetas seg¨²n la acusaci¨®n, mientras que en la p¨®liza figuran ocho millones- se haya modificado.
Firmar en blanco
Seg¨²n los querellantes, Pinto Font¨¢n convenci¨® a uno de los due?os de Hidrarcos para que firmase vend¨ªs (documentos de venta de acciones) en blanco. En el acto de firma de la transacci¨®n -el 4 de abril de 1986- estaba presente G¨®mez Pinto, pero no el agente de bolsa -al que sustituy¨® un empleado- ni los representantes de Quota, la empresa compradora. Esa es la raz¨®n por la que el denunciante, confiando en sus interlocutores, estamp¨® su firma en un documento vac¨ªo, para que las restantes partes lo rellenaran m¨¢s tarde.El vendedor se ech¨® atr¨¢s tiempo despu¨¦s y pidi¨® a Pinto que se destruyera el documento que hab¨ªa firmado en blanco, a lo que el constructor accedi¨®. El vendedor se dirige despu¨¦s al agente de cambio -el 23 de diciembre de 1986- para comprobar la anulaci¨®n del contrato, y ¨¦ste le responde que no lo ten¨ªa registrado porque, efectivamente, hab¨ªa sido destruido.
Un a?o y medio despu¨¦s, Amando de la Cruz Tom¨¦ convoca una junta extraordinaria de la sociedad Hidrarcos a fin de revocar los poderes de los anteriores administradores y demostrar que ¨¦l es el nuevo due?o. Para certificarlo, exhibe los documentos que supuestamente hab¨ªan sido destruidos, junto con el papel-p¨®liza de fecha presuntamente falseada (utilizado para avalar el vend¨ª). Esa junta extraordinaria acuerda pagar al ya ex due?o de la empresa 20 millones de pesetas que hab¨ªa aportado anteriormente a la sociedad de su bolsillo. Un dinero que el querellante todav¨ªa no ha cobrado, como tampoco vio un duro de la venta de sus acciones. Esos 20 millones los reclama ahora por da?os y perjuicios.
Jos¨¦ Luis G¨®mez Pinto fue llamado a declarar en varias ocasiones por el juez que lleva este caso, pero no se present¨®. Cuando finalmente acude al juzgado, el 26 de marzo pasado, afirma que conoce a todas las personas que constan en el escrito de la querella y que se limit¨® "a poner en contacto a unos con otros".
Pinto Font¨¢n controla una mara?a de empresas en las que no figura oficialmente. Ni siquiera su domicilio est¨¢ a su nombre, puesto que consta como propiedad de Industrias de Boadilla, una sociedad cuya administradora ¨²nica es su esposa, Josefina Talavera.
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