Astifina y con problemas
Cebada / Mart¨ªn, Jesul¨ªn, S¨¢nchezToros de Cebada Gago, muy bien presentados, bravos y flojos; destacaron 5? y 6?, encastados.
Pepe Luis Mart¨ªn: pinchazo y estocada (ovaci¨®n); pinchazo y media tendida (silencio). Jesul¨ªn de Ubrique: estocada y un descabello (palmas); pinchazo y media tendida (palmas). Manolo S¨¢nchez: cinco pinchazos y tres descabellos (silencio); un pinchazo, un descabello -aviso- y seis descabellos (silencio). Plaza de toros de M¨¢laga, 17 de agosto. Quinto festejo de feria. Casi tres cuartos de entrada.
Las corridas astifinas dan miedo; bueno, miedo dan las dem¨¢s; las astifinas, pavor. Se les pega fuerte como agua que se echa al vino y a la mayor¨ªa de los toreros se le desinfla el ¨¢nimo.
La corrida de Cebada Gago, muy bien presentada, luc¨ªa unos pitones astifinos y fue brava en el caballo. Le pegaron sin contemplaciones, blande¨®, y lleg¨® parada a la muleta. Pero no permiti¨® confianzas. En una palabra, no fue una corrida c¨®moda.
Se entiende, pues, que estos toros no sean apetecidos por las figuras. Se entiende que la terna actuante pasara fatiguitas de muerte, en lamentable demostraci¨®n de falta de recursos, abundante soser¨ªa y alto inter¨¦s por que pasara cuanto antes el c¨¢liz amargo. Los toreros de hoy, se sabe, quieren pocos problemas. Si, adem¨¢s, los que se les presentan lucen alfileres, menos. El ganadero no triunf¨® porque la corrida fue muy blanda y, con las excepciones citadas, descastada. Pero los toreros hicieron un rid¨ªculo espantoso. Por su falta de ¨¢nimo, por su desinter¨¦s, su desconfianza y vulgaridad.
Pepe Luis Mart¨ªn ha confirmado lo que ya demostr¨® el pasado viernes: que le falta el valor requerido para aspirar a torero importante. Dos ver¨®nicas lentas al que abri¨® plaza y pare usted de contar. Y eso es contar muy poco para quien aspira a tanto. Toda su labor fue desangelada, torpe y decepcionante. Su primero iba y ven¨ªa con soser¨ªa, pero ten¨ªa unos pitones... El cuarto, del mismo estilo, cogi¨® al torero con el ¨¢nimo por los suelos.
Jesul¨ªn de Ubrique no tuvo su tarde. No ten¨ªa muchas ganas de estar donde estaba. Pero por mucho menos hay quien manda un parte facultativo. Jesul¨ªn estuvo vulgar con capote y muleta, no se confi¨® nunca y se dej¨® ganar, claramente, la pelea, por el quinto, el m¨¢s encastado. Con la muleta retrasada, a velocidad de v¨¦rtigo, la ¨²nica emoci¨®n la puso el toro. Esta vez, no hubo par¨®n. Y Jesul¨ªn, sin par¨®n, no llama la atenci¨®n ni de su cuadrilla.
Manolo S¨¢nchez no iba a ser menos y estuvo tan mal como sus compa?eros. Muchas posturas y poca profundidad; sobre todo, en su primer toro, ante el que form¨® un mitin a la hora de matar. El sexto se dej¨® torear, pero el torero no supo o no pudo. El toro embest¨ªa con codicia y S¨¢nchez s¨®lo consigui¨® dos derechazos de calidad: un m¨¦rito porque hubo quien no dio ninguno.
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