'Virgo Pasionaria, ora pro nobis'
Salvador T¨¢vora dirige en Bilbao su primer espect¨¢culo sin La Cuadra en recuerdo de Dolores Ib¨¢rruri
En el teatro Arriaga de Bilbao se estrenar¨¢ el 15 de septiembre Pasionaria, ?no pasar¨¢n!, "es pect¨¢culo de Salvador T¨¢vora para Teatro Gasteiz, a partir de un texto de Ignacio Amestoy Egiguren", como reza en los carteles. El director de La Cuadra de Sevilla, Salvador T¨¢vora, califica su espect¨¢culo -el primero que realiza para un grupo teatral que no sea el pro pio sevillano- de "misa laboral por el alma y el recuerdo de Dolores Ib¨¢rruri, Pasionaria, una de las m¨¢s grandes figuras de la historia de los pueblos y de las aspiraciones sociales", al tiempo, dice T¨¢vora, que "da mos noticias, fundamental mente por v¨ªa de las emociones, de la militancia honrada de un mito entra?able que nos resistimos a archivar". Todo ello, a?ade, "en un arriesgado poema f¨ªsico y sonoro donde los actores y actrices son como m¨²sicos de la palabra y la pala bra es paso de baile en los pies de los dantzaris, sonido en los palos de los txalapartaris, y golpes tr¨¢gicos en las hachas de los aizkolaris". Catorce a?os llevaban T¨¢vora y Carlos Gil, el director del Teatro Gasteiz (un grupo hist¨®rico del teatro independiente comprometido de la capital alavesa), discutiendo sobre la posibilidad de mostrar en un escenario la realidad de Euskadi "por la v¨ªa de las emociones", a trav¨¦s de un lenguaje esc¨¦nico asentado en una po¨¦tica de los sentidos; un lenguaje que T¨¢vora ha desarrollado y codificado (desde Quej¨ªo hasta Picasso andaluz, o la muerte del Minotauro) en la pr¨¢ctica teatral de La Cuadra de Sevilla, "desde el conocimiento y el compromiso de mi ser andaluz", como bien dice T¨¢vora.
Tamborradas y pasos
Por m¨¢s que el sevillano insistiera en que "las tamborradas me suenan como pasos procesionales de la Semana Santa sevillana y los irrintzi, los gritos del Euskadi ancestral, rural, son comparables a los martinetes trianeros", Carlos Gil se mostraba esc¨¦ptico ante esta visi¨®n po¨¦tica del pueblo vasco. No es que las, im¨¢genes propuestas por T¨¢vora no tentasen a Gil, al contrario; lo que Gil se negaba a admitir es que esas im¨¢genes llegasen a desplazar, a los ojos del p¨²blico, a los aizkolaris o a los levantadores de piedras de las postalitas folcl¨®ricas a las que, al parecer, los ha relegado el PNV, y al Eusko gudar¨ªak orquestado por HB de los entierros de los miembros de ETA. En otras palabras, lo que Carlos Gil no cre¨ªa es que la sociedad vasca cambiase unas im¨¢genes por otras, y menos por la v¨ªa teatral.
Pero, a medida que avanzan los ensayos de Pasionaria, ?no pasar¨¢n!, Carlos Gil reconoce que estaba equivocado. "Las gentes del barrio de Vitoria en el que trabajamos y a las que hemos invitado a presenciar algunos ensayos salen emocionadas, con los ojos llorosos. La 'po¨¦tica de los sentidos', de Salvador, funciona", dice Carlos Gil. En efecto, Euskadi, en el espect¨¢culo del sevillano se abre, se vuelve plural.
Pasionaria, ?no pasar¨¢n! funciona est¨¦tica, emocionalmente. La "misa laboral por el alma y el recuerdo de Dolores Ib¨¢rruri", una misa solemne, con retazos de Haendel, una misa en rojo, que es tambi¨¦n el color lit¨²rgico de la Pasi¨®n de Jes¨²s y de los m¨¢rtires, se inicia con la resurrecci¨®n de Rub¨¦n Ruiz Ib¨¢rruri, ca¨ªdo en Stalingrado en 1942, a instancias de su madre, que, supuestamente bajada del cielo, acude a la antigua Uni¨®n Sovi¨¦tica a reclamar el cad¨¢ver de su hijo para enterrarlo en la tierra donde naci¨®, en su tierra, en Euskadi. Pero antes de que esto ocurra deber¨¢ repetirse todo el ritual: la santa cena -un aquelarre-, la traici¨®n -por unos obispos-, el prendimiento, el juicio ante Pilatos y la crucifixi¨®n -"madre, aparta de m¨ª este c¨¢liz". Un ritual necesario, como corresponde a un h¨¦roe y un redentor.
?De qu¨¦ nos quiere redimir Rub¨¦n? Pues de los errores del comunismo -"la Uni¨®n Sovi¨¦tica no existe, hijo", dice Pasionaria, "habr¨¢ que reconstruirla"-, de la fe perdida. Se ha perdido una batalla, pero "la guerra no se acaba nunca, hijo. Porque la vida no se detiene", dice Pasionaria. El panorama, la verdad, no es muy alentador. "He salido de Mosc¨² cuando los lugartenientes de la Coca-Cola, de la General Motors y de la Texaco izan sus banderas sobre la tumba de Lenin convertida -en hamburgueser¨ªa", dice Rub¨¦n. Lenin, Marx, "condenados" ya, borrados de la historia; como "lo intentar¨¢n", dice Pasionaria, "con Rosa Luxemburgo y Pablo Iglesias". Un Pablo Iglesias metido aqu¨ª con calzador, para mayor inri de un cierto socialismo rampante.
El texto puede, a simple vista, parecer panfletario, pero lo cierto es que rebosa una gran generosidad, una insobornable utop¨ªa. Con todo, la sorpresa del espect¨¢culo, su osad¨ªa, su riesgo -y en esto coinciden T¨¢vora y los miembros de Teatro Gasteiz-, est¨¢ m¨¢s en las im¨¢genes que en las palabras. Contemplar a dos dantzaris bailar con las manos esposadas una ezpatadantza puede llegar a producir una mayor impresi¨®n que imaginar el mausoleo de Lenin convertido en una hamburgueser¨ªa, y m¨¢s despu¨¦s de ver la fruici¨®n con que Yeltsin engulle hamburguesas.
La pol¨¦mica -que la habr¨¢, y eso es bueno- est¨¢ servida. Lejos de ella, al margen, queda la mujer vasca, la madre vasca, esa Pasionaria que, dice T¨¢vora, "naci¨® en un entorno de explotaci¨®n, escarbando con sus manos en las escorias que arrojaban las minas de Gallarta y abriendo sus ojos de ni?a asustada a la sufrida contemplaci¨®n de las injusticias". Virgo Pasionaria, ora pro nob¨ªs.
El hijo redentor
Gracias al renombre del director de La Cuadra de Sevilla, Salvador T¨¢vora, y a la meditaci¨®n de Pasionaria, el espect¨¢culo, coproducido por entidades teatrales y culturales de Bilbao, Vitoria, Barakaldo, Getxo y Basauri, ha recibido subvenciones del Ministerio de Cultura y del departamento de Cultura del Gobierno vasco (seis millones, algo inusual), y ha sido contratado por los festivales de Bayona, Vitoria, Madrid (Festival de Oto?o)...Ese "Yo lo hago, Carlos", que al sevillano le sali¨®, al decir de Gil, espont¨¢neo y rotundo cuando le propuso el montaje sobre Pasionaria, no sorprender¨¢ a los que saben de la pasi¨®n que T¨¢vora siente por las v¨ªrgenes y cristos de su querida Semana Santa. La posibilidad de convertir, con la ayuda del dramaturgo Amestoy Egiguren, a Pasionaria en una Virgo Pasionaria y a su hijo Rub¨¦n, el teniente mayor Rub¨¦n Ruiz Ib¨¢rruri, de la compa?¨ªa de ametralladoras del 100 regimiento de Scholkovoi, ca¨ªdo en Stalingrado en 1942, en un Cristo redentor, era algo que Salvador T¨¢vora no pod¨ªa dejar escapar.
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