La guerra de L¨®pez
La venganza de General Motors, a punto de acabar con el mito de Arriort¨²a y arrastrar en la ca¨ªda al presidente de VW
El jueves pasado fue un d¨ªa negro para Volkswagen. A primera hora de la ma?ana m¨¢s de medio centenar de polic¨ªas judiciales y funcionarios de la fiscal¨ªa de Darmstadt entraban en su sede central de Wolfsburg en busca de las pruebas que deben confirmar que el mayor constructor automovil¨ªstico de Europa y el cuarto del mundo es culpable del m¨¢s espectacular caso de espionaje industrial de los ¨²ltimos tiempos. Un incidente menor, una de las cl¨¢sicas disputas por el contrato de un ejecutivo brillante t¨ªpicas del mundo de la alta empresa, en este caso el espa?ol Jos¨¦ Ignacio L¨®pez de Arriort¨²a, ha ido creciendo hasta alcanzar unas dimensiones que superan de largo a sus protagonistas y se inscriben en la despiadada guerra por la supervivencia que libran ahora las grandes multinacionales.En el centro del hurac¨¢n, L¨®pez de Arriort¨²a, parece tener ya la suerte echada. Este vasco de Amorebieta -de 52 a?os, con fama de trabajador incansable y de hombre austero, que representa al h¨¦roe de los noventa, radicalmente opuesto al yuppie especulador y epic¨²reo de la d¨¦cada pasada- inici¨® una carrera fulgurante cuando en 1980, a los 39 a?os, abandon¨® Firestone fichando por General Motors, que acababa de instalarse en Espa?a. Era una oportunidad ¨²nica, que le iba a permitir conocer a fondo las entretelas de un sector que se enfrentaba a una transformaci¨®n radical en medio de una competencia brutal, que llegaba, especialmente, de Jap¨®n.
L¨®pez parti¨® de un principio muy simple, el de eliminar sistem¨¢ticamente del proceso de fabricaci¨®n todos aquellos elementos que no supusieran un valor a?adido y, tras aplicarlo en la propia empresa, puso su punto de mira en los proveedores. De aquella ¨¦poca le viene el apodo de el estrangulador que le adjudicaron los empresarios del sector cuando les somet¨ªa a su rutina habitual. Primero reduc¨ªa dr¨¢sticamente los precios y, cuando argumentaban la imposibilidad de trabajar bajo tan estrechos m¨¢rgenes, L¨®pez les ofrec¨ªa ayuda envi¨¢ndoles un equipo para reorganizar la producci¨®n.
Sus m¨¦todos no pasaron desapercibidos en los niveles directivos, de General Motors y en 1987 se convierte en miembro del consejo de administraci¨®n de Adam Opel AG, en la ciudad alemana de R¨¹sselsheim, la central de GM en Europa. Un a?o despu¨¦s ya es jefe de compras, y cuando en Detroit se busca un salvador para la casa madre norteamericana, que hace aguas por todos lados incapaz de enfrentarse a la penetraci¨®n japonesa, no hay ninguna duda de que ¨¦ste es L¨®pez, el hombre que hizo a la filial europea en la ¨²nica operaci¨®n pr¨®spera del mayor fabricante de autom¨®viles del mundo.
Llega a la que durante mucho tiempo fue calificada como la capital mundial del autom¨®vil, Motown (Motor Town) -el nombre popular con el que se conoce a Detroit-, en enero de 1992 y en menos de un a?o, aplicando sus m¨¦todos y utilizando curiosos elementos de psicolog¨ªa aplicada para convencer a los reacios, tales como obligarles a cambiarse el reloj de mano para recordarles que est¨¢n viviendo una revoluci¨®n o lanzar una batalla contra las patatas fritas y las grasas "porque adormecen el esp¨ªritu del guerrero", consigue devolver la salud al gigante y seguir su ascenso profesional.
Simult¨¢neamente, a finales de 1992, Ferdinad Pi¨¦ch, un austriaco enormemente rico e igualmente austero, nieto de Ferdinad Porsche, que opt¨® por pasarse a Volkswagen enrabietado por no haber conseguido la presidencia de la empresa familiar, se prepara para convertirse en el n¨²mero uno del gigante europeo de Wolfsburg. En pocos a?os consigui¨® llevar a su subsidiaria, Audi, a la altura de Mercedes o BMW y eso le eleva a la gesti¨®n del grupo, al que su predecesor, Carl Hahn, dejo desarmado tras los a?os de expansi¨®n (Seat, Skoda).
Los dos hombres estaban hechos para entenderse. "Mi amigo del alma", llama Pi¨¦ch a L¨®pez. Incluso f¨ªsicamente, desde la alopecia hasta los rasgos enjutos y fibrosos, los ojillos inquisitivos, los dos parecen salidos del mismo molde. A mediados de noviembre de 1992, tiene lugar el encuentro y Pi?ch le ofrece inmediatamente un alto puesto.
. Pero L¨®pez tiene otros planes. Con la experiencia acumulada, ha desarrollado un proyecto conocido con el nombre de Plateau 6, un nuevo tipo de f¨¢brica en la que el montaje de un coche se efectuar¨¢ en la mitad de tiempo del que utilizan las factor¨ªas japonesas de ¨²ltima generaci¨®n. L¨®pez tiene tambi¨¦n una ambici¨®n secreta, conseguir que ese proyecto se lleve a cabo en su nativa Amorebieta y en GM parecen estar de acuerdo. Pero en enero, cambian de opini¨®n. La crisis les obliga a no aumentar, de momento, su capacidad y en cuanto a la localizaci¨®n optan por un pa¨ªs con menores costes, Hungr¨ªa.
El futuro de Pi?ch
La reacci¨®n del ejecutivo vasco es fulminante y culmina, tras una serie de rebotes, en el rocambolesco episodio del 15 de marzo, cuando va ser ascendido al n¨²mero dos de GM y deja plantados a todos pocos minutos antes de su nombramiento volando a
emania, donde accede al mismo estatus en VW que crea para ¨¦l el cargo de jefe de optimaci¨®n de producci¨®n y compras.
Pero GM no se queda con los brazos cruzados. Est¨¢ en juego su futuro y acusa a L¨®pez de haberse llevado documentos secretos. Seg¨²n Der Spiegel, Pi?ch sab¨ªa en marzo que L¨®pez se hab¨ªa llevado papeles. No s¨®lo los planos del Plateau 6, sino los del llamado O-Car, el nuevo coche del pueblo, el arma secreta para la pr¨®xima d¨¦cada. La bien engrasada maquinaria de relaciones p¨²blicas de GM hace estragos frente a la penosa actuaci¨®n alemana. Poco a poco, adem¨¢s, se ve lo mucho que hay de cierto en las acusaciones.
Mientras, en el seno VW se libra una guerra paralela en la que una parte act¨²a en favor del enemigo, los descabalgados tras la salida de Hahn. El ¨²ltimo rumor apunta que una salida digna ser¨ªa nombrar a L¨®pez presidente de Seat. En VW ya casi nadie pone la mano en el fuego por L¨®pez, y su ca¨ªda puede llevar aparejada la de Pi?ch. Lo peor es que muchos expertos vaticinan que VW es la pr¨®xima v¨ªctima de la crisis. Las previsiones m¨¢s optimistas calculan que el mercado europeo se ha reducido en dos millones de veh¨ªculos, la capacidad, m¨¢s o menos, de VW.
Cronolog¨ªa de una crisis
Noviembre de 1992. Primer encuentro entre Pi?ch y L¨®pez.
1 de enero 1993. Pi¨¦ch se hace cargo de la direcci¨®n de VW.
15 de enero. El hombre de confianza de Pi¨¦ch, Jens Neumann, organiza una comida entre L¨®pez y el jefe del Consejo Supervisor de VW, Klaus Liesen.
3 de febrero. L¨®pez participa en una conferencia de dos d¨ªas en Opel y re¨²ne material sobre nuevos modelos.
4 de febrero. L¨®pez negocia con Neumann en Francfort los detalles de un contrato con VW.
23 de febrero. Primeros rumores sobre su pase a VW, que L¨®pez niega desde Detroit.
8 de marzo. L¨®pez participa en una reuni¨®n de m¨¢ximo secreto en Opel de la que se lleva documentos confidenciales.
9 de marzo. L¨®pez firma un contrato con VW.
12 de marzo. VW lo hace p¨²blico. En Detroit, el presidente de GM, Jack Smith, y otros altos cargos le ruegan que se quede. Tras una serie de llamadas a. Wolfsburg, L¨®pez acuerda finalmente con Pi?ch aplazar un a?o su llegada a VW.
15 de marzo. GM anuncia una conferencia de prensa para hacer p¨²blico el ascenso de L¨®pez a n¨²mero dos de la firma. Pero una llamada de Pi?ch -en la que se dice que le record¨® a L¨®pez un peque?o secreto- aconsej¨¢ndole que se subiera al pr¨®ximo avi¨®n lo cambia todo. L¨®pez escapa sin avisar y deja plantada a la c¨²pula de GM.
16 de marzo. L¨®pez es nombrado n¨²mero dos de VW. En Detroit registran su oficina de la que han desaparecido todos los documentos.
2 de abril. GM pide oficialmente a L¨®pez si se ha llevado informaci¨®n secreta. Contesta negativamente.
30 de abril. Opel denuncia a VW por espionaje econ¨®mico y robo.
25 de mayo. La fiscal¨ªa de Darmstadt abre una investigaci¨®n criminal.
4 de junio. El consejo de VW apoya a de L¨®pez.
22 de junio. La polic¨ªa encuentra en casa de unos colaboradores de L¨®pez cuatro cajas con documentos secretos de Opel.
28 de julio. Pi?ech contrataca acusando a Opel de haber empezado una guerra sucia y deja caer la sospecha de que alguien ha manipulado las cajas.
6 de agosto. VW reconoce por primera vez que "papeles posiblemente confidenciales" que hab¨ªan ca¨ªdo en sus manos, "han sido destruidos para que no caigan en manos equivocadas".
12 de agosto. Una colaboradora de VW reconoce haber introducido en los ordenadores de esta empresa datos de GM.
13 de agosto. VW anuncia una investigaci¨®n externa.'E1 ministro de Baja Sajonia y consejero de VW Gerhard Schroder dice: "Si ha mentido, tiene que irse". 18 de agosto. El ministro de Econom¨ªa alem¨¢n interviene para intentar hacer las paces entre las dos empresas, sin ¨¦xito.
23 de agosto. Pi?ch pide contactos personales a GM, pero es rechazado.
26 y 27 de agosto. La fiscal¨ªa de Darmstadt registra la central de VW en Wolfsburg y Brauschweig as¨ª como las residencias privadas de L¨®pez y una decena de colaboradores. Requisa grandes cantidades de documentos y una veintena de ordenadores personales.
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