Primer adi¨®s al Campo del Retorno
Ingresan en prisi¨®n los 189 deportados palestinos a los que Israel permite regresar despu¨¦s de nueve meses
ENVIADO ESPECIAL Se les ve¨ªa felices a los escolares de Jeric¨® que se agruparon a la vera del camino para ver pasar a algunos de los 189 palestinos cuyo destierro de casi nueve meses en el Campo del Retorno termin¨® ayer a mediod¨ªa. Algunos llevaban ramos de olivo. Otros hab¨ªan preparado cestillos de d¨¢tiles para pasarlos por los autobuses. Pero los autobuses nunca llegaron. "No importa", dijo una ni?a regordeta que estrujaba nerviosamente un pu?ado de flores silvestres y miraba en vano al camino. "Al menos ya no est¨¢n tan abandonados...". Al sur del L¨ªbano todav¨ªa quedan otros 200 deportados.
Era cierto. Los palestinos a los que Israel permiti¨® el regreso, como un gesto de buena voluntad, pasaron su primera noche con toda la comodidad que puede ofrecer una c¨¢rcel. En el ambiente de celebraci¨®n que exist¨ªa ayer tras el reconocimiento mutuo entre la Organizaci¨®n para la Liberaci¨®n de Palestina (OLP) e Israel, reinaba la esperanza de que la mayor¨ªa saldr¨¢ pronto en libertad y que esos palestinos que durmieron por primera vez bajo techo, en recintos con agua corriente y electricidad por primera vez en nueve meses, podr¨¢n pronto volver a casas.
Las autoridades israel¨ªes quieren primero cerciorarse de que los palestinos que soportaron las inclemencias del tiempo sin m¨¢s protecci¨®n que la de viejas tiendas militares en una agreste ladera del sur de L¨ªbano, atrapados en tierra de nadie, no traen malas intenciones. Al fin y al cabo, el castigo -en este caso condenado por injusto por las Naciones Unidas- endurece el rencor a quien se le impone, m¨¢s a¨²n si ¨¦ste es ilegal.
Lo que m¨¢s preocupa en Israel es el hecho de que durante nueve meses los deportados han estado en contacto con los milicianos del pro-iran¨ª Hezbol¨¢ (Partido de Dios) liban¨¦s, hoy el principal enemigo del Estado jud¨ªo. Por esta raz¨®n, los israel¨ªes van a mantener a los deportados entre rejas durante el tiempo que consideren prudente. Los casi 200 expulsados restantes deber¨¢n esperar por lo menos hasta el pr¨®ximo 17 de diciembre, cuando se cumplir¨¢ un a?o del destierro en masa que puso en serio peligro a las negociaciones de paz, aunque, est¨¢ visto, sin afectar el curso de las negociaciones secretas que est¨¢n a punto de culminar con la firma del hist¨®rico acuerdo de Washington.
Israel expuls¨® a 415 palestinos de Gaza y Cisjordania tras acusarlos de militar en el Ham¨¢s y la Yihad Isl¨¢mica, las m¨¢s aguerridas organizaciones de integristas musulmanes que han jurado sabotear el proceso de paz y continuar la lucha hasta la liberaci¨®n de Jerusal¨¦n".
La deportaci¨®n, que volvi¨® a exponer la violaci¨®n de la Convenci¨®n de Ginebra por parte de Israel, que entre otras cosas proh¨ªbe las expulsiones de territorios tomados militarmente, se produjo poco despu¨¦s de que el Ham¨¢s se atribuyera el asesinato de un polic¨ªa israel¨ª en los territorios ocupados. A los deportados, que se hallaban en la c¨¢rcel antes de la expulsi¨®n, les esperan quiz¨¢s las mismas celdas hasta que cumplan su condena.
El retorno de los expulsados fue un tr¨¢mite emotivo, complicado y altamente simb¨®lico. Abdul Aziz Al-Rantisi, el corpulento y barbudo m¨¦dico de Gaza, un exponente declarado del Ham¨¢s que act¨²a como portavoz de los desterrados, tuvo desusadas expresiones de reconciliaci¨®n para con Israel. "A estos hombres que vuelven les hemos dado un ¨²nico mensaje para que lo transmitan a donde vayan: que nadie deje que manos palestinas derramen sangre palestina". En otras palabras, que es hora de hablar de paz con la OLP, y no de matar a hachazos a los palestinos que apoyen el proceso de paz o a Yasir Arafat.
"?Qu¨¦ est¨¢ pasando?"
Comprensiblemente, lo que acompa?a a los retornados es una fuerte sensaci¨®n de confusi¨®n. "No sabemos exactamente qu¨¦ es lo que est¨¢ pasando en nuestra tierra", dijo Hamza Jaber, de 37 a?os, poco antes de emprender la caminata desde el campo de los desterrados hasta el primer puesto de control del Ej¨¦rcito israel¨ª en la aldea libanesa ocupada de Zemraya. "Que Al¨¢ nos bendiga en este periodo y que gu¨ªe mejor las decisiones de nuestros hermanos", agreg¨®, en obvia referencia a la OLP.
Poco antes de entregarse al Ej¨¦rcito israel¨ª, el jeque Hamed Al-Bitaui, un anciano que resisti¨® admirablemente los embates del crudo invierno en las monta?as libanesas, se puso a orar. La exhortaci¨®n posterior a sus compatriotas arranc¨® l¨¢grimas. "Que Al¨¢ nos proteja", dijo, "y que ya nos haga sufrir... Si nos mandan a la prisi¨®n, que as¨ª sea; si nos mandan a casa, seremos felices. Que se haga la voluntad de Al¨¢ y que se sepa en todas partes que no les tememos a esos jud¨ªos".
A su paso por la aldea israel¨ª de Metula se pudo comprobar c¨®mo, a pesar del incre¨ªble avance hacia la paz en Oriente Pr¨®ximo, el rencor corre tambi¨¦n en venas jud¨ªas. Seg¨²n la radio israel¨ª, grupos de civiles se apostaron para esperar el convoy de autobuses de los deportados y les arrojaron botellas vac¨ªas y piedras.
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