Otro ¨ªdolo al que adorar
La historia de esta abigarrada naci¨®n est¨¢ marcada por sucesos como el asesinato de Kennedy, la llegada del hombre a la luna, la guerra contra Al Capone, la conquista del Oeste, el suicidio de Marilyn Monroe, Pearl Harbour, el ¨²ltimo hit conectado por Joe Dimaggio, la coronaci¨®n de Joe Louis y la retirada de Lou Gehrig tras catorce a?os consecutivos sin perder un partido con los Yankees de Nueva York. El adi¨®s de Michael Jordan, en la c¨²spide de su gloria, pasar¨¢ seguramente a formar parte de esa lista. Es m¨¢s, esta brusca interrupci¨®n de una carrera marcada por el ¨¦xito puede transformar al jugador en mito, casi por la misma ley que cre¨® las leyendas de James Dean o Elvis Presley, ambos desaparecidos mucho antes de que la sociedad los desterrara al olvido.Michael Jordan ha preferido entrar al olimpo en vida, ha optado por renunciar a su condici¨®n humana antes de que sus debilidades, sus pecados y su afici¨®n a las apuestas arruinasen la imagen del h¨¦roe. En un pa¨ªs que entiente la vida como un gran escenario en el que luchan los buenos contra los malos, Jordan es el arquetipo de los primeros. Joven, rico, guapo, ejemplo del negro humilde convertido en estrella gracias a su propio sacrificio y a sus exclusivas cualidades, el prodigioso jugador hab¨ªa llegado a convertirse en un modelo nacional, el hombre a imitar, el rostro de Am¨¦rica.
Los ni?os cantan el estribillo de la canci¨®n Like Mike, if I could be like Mike! (?si pudiera ser como Mike!) mientras ensayan sus jugadas sobre la cancha del barrio. Una poblaci¨®n acostumbrada a identificarse con individuos ¨²nicos, no con colectivos, sufri¨® ayer la conmoci¨®n de perder a una referencia fundamental para su propia felicidad. ?Qu¨¦ sentido tiene el baloncesto sin Mike, sin Bird, sin Magic? ?Qui¨¦n va a convencer ahora a los ni?os negros de que hay que ir al colegio? Los creadores de im¨¢genes buscan ya a sus sustitutos. Charles Barkley y Shaquille O'Neal son los aspirantes.
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