Una causa espiritual
Hay dos clases de Premios Nobel de Literatura: los que celebran un autor y una obra ya conocidos y le¨ªdos por todo el mundo y los que llaman la atenci¨®n del p¨²blico sobre alguien que, pese a tener s¨®lo una audiencia local o limitada, merece alcanzar la inmortalidad que cada a?o dispensa la Academia Sueca. El premio que acaba de otorgarse a la escritora norteamericana Toni Morrison es un ejemplo t¨ªpico del segundo caso. Nadie, posiblemente ni ella misma, imaginaba que pod¨ªa ganarlo apenas iniciada la madurez de su producci¨®n.Esto no quiere decir, por cierto, que sea una desconocida ni que su obra carezca de valor. En el mundo de las letras norteamericanas es una voz prestigiosa entre los cr¨ªticos y reconocible para los lectores: encarna la sensibilidad de la minor¨ªa negra, sus dolores y sus aspiraciones, sus ra¨ªces culturales, que la ligan a los ancestros africanos, pero tambi¨¦n el drama de su inserci¨®n en el cauce com¨²n de un pa¨ªs moderno. Dentro de la literatura actual su obra significa algo que seguramente ha convencido a los acad¨¦micos suecos de su importancia: algunas de las mejores manifestaciones literarias de las lenguas mayores son expresiones de marginalidad, de sectores deprimidos u olvidados, provenientes de la periferia de su propia cultura.
Perfil propio
La literatura negra norteamericana tiene un perfil propio, cuyas repercusiones sociales escapan de lo puramente literario y le dan otro sentido, que no siempre es bien percibido en otra lengua o ¨¢mbito. Para el que vive en Estados Unidos, es evidente que hay una constante tensi¨®n entre los polos de una sociedad de inmigrantes que busca una cohesi¨®n o ideal com¨²n, y la de sus m¨²ltiples minor¨ªas que, por diversas razones, no se han integrado del todo al n¨²cleo anglosaj¨®n.
Para los negros, la diferencia es, sobre todo, racial y econ¨®mica: su participaci¨®n en el gran sue?o americano es todav¨ªa limitada y dif¨ªcil. Para los hispanos -la otra gran minor¨ªa sumergida en la vasta comunidad del ingl¨¦s- la diferencia est¨¢ en la lengua, la distinta percepci¨®n hist¨®rica y la vigencia de las tradiciones colectivas que se resisten a desaparecer.
Obras como la de Morrison llaman la atenci¨®n sobre la heterogeneidad de la cultura norteamericana y la infinita diversidad de los sectores que la integran. Recientemente, el presidente Clinton quiso reconocer ese hecho invitando a la poeta negra Maya Angelou a leer una composici¨®n suya en los actos inaugurales de su mandato.
El Premio Nobel que se le ha otorgado ahora a Toni Morrison cumple una funci¨®n semejante: ya que no distinguir la m¨¢xima grandeza en t¨¦rminos literarios, s¨ª la de una contribuci¨®n decisiva a la causa espiritual de la cultura negra en el mundo.
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