A?o y medio para el milagro
A Michel Rocard siempre se le ha visto acelerado, arrojando humo, persiguiendo a la carrera un tren que estaba a punto de escap¨¢rsele. Por eso, resulta sorprendente su calma de ahora. En el momento en que le queda menos tiempo por delante, Rocard parece tomarse las cosas con filosof¨ªa.Festej¨® Rocard su 63 cumplea?os el pasado agosto, lo que quiere decir que estar¨¢ a punto de cumplir 65 a?os en el momento decisivo de la elecci¨®n presidencial de la primavera de 1.995. En principio, ser¨¢ esa su ¨²ltima oportunidad de alcanzar el El¨ªseo, la meta que persigue desde hace lustros. Dado que el mandato presidencial franc¨¦s es de siete a?os, en la siguiente cita, la del 2002, Rocard ser¨¢ demasiado mayor.
Le quedan, pues, unos dieciocho meses para salir del hoyo. Los sondeos le otorgan en la actualidad un porcentaje potencial de votos situado entre el 25% y el 30%. Esos sondeos afirman sin la menor duda que cualquier candidato de la derecha le derrotar¨ªa si los comicios se celebraran ahora. ?douard Balladur y Jacques Chirac har¨ªan m¨¢s que eso: le aplastar¨ªan.
Y sin embargo, a ¨¦l se le ve tranquilo y a sus colaboradores, esperanzados. Manuel Valls resume as¨ª el principal argumento de los rocardianos: "?Qui¨¦n se hubiera atrevido a decir dieciocho meses antes de la ¨²ltima elecci¨®n norteamericana que George Bush iba a ser derrotado y Bill Clinton iba a ganar? Un a?o y medio es mucho tiempo en pol¨ªtica, y m¨¢xime en estos tiempos de crisis y aceleraci¨®n de la historia".
Seg¨²n los sondeos, el tambi¨¦n socialista Jacques Delors es ahora mucho m¨¢s popular que Rocard en Francia. Pero Delors tiene dos problemas: es ajeno a la vida del Partido Socialista (PS) -y sin un partido detr¨¢s no se gana una presidencial-, y, como dice de ¨¦l Francois Mitterrand, "quiere ser presidente sin haber pasado por la fase de candidato".
Rocard era ayer un hombre feliz. La primera parte de su resurrecci¨®n pol¨ªtica ha sido un ¨¦xito. En los ¨²ltimos seis meses ha conseguido evitar el desmembramiento del PS y ha legitimado su liderazgo. Su esp¨ªritu militante y su aptitud para el di¨¢logo y el consenso han seducido a la mayor¨ªa de los socialistas. Pero para conquistar a la mayor¨ªa de los franceses, Rocard tiene que realizar en cuesti¨®n de meses dos profundas mutaciones de su personalidad: ser m¨¢s duro con sus adversarios y m¨¢s claro en sus mensajes a los ciudadanos.
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