La ciencia espa?ola despide a su Nobel
Severo Ochoa ser¨¢ enterrado hoy en el pueblo asturiano de Luarca sin funeral ni oficios religiosos
Severo Ochoa, premio Nobel de Medicina en 1959, ha conseguido hasta el final ser un l¨ªder emocional de la ciencia en Espa?a. Por su capilla ardiente, instalada desde las nueve de la ma?ana de ayer en el aula magna de la Fundaci¨®n Jim¨¦nez D¨ªaz de Madrid, pasaron, sobre todo, decenas de estudiantes y j¨®venes investigadores. "Me altera estar en clase y tenerle tan cerca", "nos gustar¨ªa heredar su esp¨ªritu", dec¨ªan apenados. Entre ministros, y personalidades M mundo cient¨ªfico, al final su primer disc¨ªpulo, el tambi¨¦n investigador Santiago Grisol¨ªa, se qued¨® solo ante el f¨¦retro. Callado, tras medio siglo de colaboraci¨®n. "Estoy muy afectado. Todos le echamos de menos". Severo Ochoa muri¨® a las ocho de la tarde del lunes a causa de una neumon¨ªa.
El lunes fue un d¨ªa m¨¢s para don Severo, como le dec¨ªa su ch¨®fer, Tom¨¢s Ch¨¢vez. Uno m¨¢s de los muchos que hab¨ªa pasado en su habitaci¨®n de la Fundaci¨®n Jim¨¦nez D¨ªaz desde el pasado mes de abril. "Le acost¨¦ cuando ¨¦l lo pidi¨®, pero al poco tiempo empez¨® a vomitar. Yo entonces le retir¨¦ la alimentaci¨®n y llam¨¦ r¨¢pido la enfermera. Se muri¨® como dormido, no se ha enterado de nada", relataba ayer Tom¨¢s a la puerta de la capilla ardiente. Seg¨²n el parte m¨¦dico, el cient¨ªfico sufri¨® un problema vascular en el bulbo raqu¨ªdeo que le produjo deterioro en la degluci¨®n. El fallecimiento se produjo poco tiempo despu¨¦s a causa de una neumon¨ªa fulminante.Agn¨®stico hasta el ¨²ltimo minuto, Severo Ochoa ser¨¢ enterrado como quiso. Sin funeral ni oficios religiosos. Aunque no podr¨¢ evitar el homenaje que le espera en su tierra natal, la localidad asturiana de Luarca, donde hoy ser¨¢ enterrado a las cinco de la tarde. Previamente, a las cuatro, se celebrar¨¢ un acto oficial organizado por el Gobierno asturiano y el Ayuntamiento de Vald¨¦s. Hoy ser¨¢ d¨ªa de luto oficial en el Principado de Asturias, por lo que las banderas ondean a media asta y se suspenden las actividades oficiales del Consejo de Gobierno. Los Reyes enviaron ayer su condolencia a los familiares del cient¨ªfico. El presidente del Senado, Juan Jos¨¦ Laborda, abri¨® el pleno de ayer en la C¨¢mara alta expresando el "sentido y sincero pesar del Senado por la muerte del premio Nobel".
Los m¨¢s emotivos en despedir al premio Nobel fueron los j¨®venes. "A nuestro amigo", firmaban en el libro de p¨¦sames. Con sus batas blancas a medio abrochar y el fonendoscopio al cuello -algunos con una flor en la mano- pasaron en un goteo continuo frente al f¨¦retro del maestro. "Nos tiene que servir de ejemplo de dedicaci¨®n a la ciencia y al estudio", "nos gustar¨ªa tener su esp¨ªritu", dec¨ªan cuatro estudiantes de medicina. Con ¨¦l, la ciencia les parec¨ªa m¨¢s palpable. "Es que, claro, no es lo mismo leer un libro y ver un tal Watson (descubridor junto a Crick de la estructura del ADN y por ello premio Nobel de Medicina) que leer algo de Severo Ochoa", a?adi¨® otro universitario.
Punto de referencia
Los estudiantes describ¨ªan con palabras m¨¢s sencillas lo mismo que los pol¨ªticos y profesionales consagrados. "Serv¨ªa de punto de referencia para muchos cient¨ªficos espa?oles, j¨®venes y maduros, que ten¨ªan en ¨¦l una gu¨ªa para sus trabajos de investigaci¨®n", afirm¨® el ministro de Educaci¨®n, Gustavo Su¨¢rez Pertierra. "Era un personaje hoy por hoy irreemplazable", declar¨® la ministra de Sanidad, ?ngeles Amador. "Es un hombre que ha luchado por la ciencia y para Espa?a. Hoy es un d¨ªa triste para m¨ª y para todos nosotros", a?adi¨®. "Severo Ochoa ha sido muy emblem¨¢tico. Ha suscitado muchas vocaciones teniendo en cuenta la poca tradici¨®n cient¨ªfica de este pa¨ªs", coment¨® Cayetano L¨®pez, rector de la Universidad Aut¨®noma de Madrid.
Carlos Mart¨ªnez, inmun¨®logo del Centro Nacional de Biotecnolog¨ªa, reflexionaba: "Don Severo representa el esp¨ªritu de una generaci¨®n de espa?oles sobresalientes en muchas facetas, como Bu?uel, Dal¨ª, Lorca... Habr¨ªa que pensar por qu¨¦ entre todos ellos s¨®lo ha salido un cient¨ªfico. Esto quiere decir que la ciencia requiere m¨¢s medios que otras ¨¢reas del saber humano". El profesor Grande Covi¨¢n y familiares del cient¨ªfico, como su sobrina Carmen Lavandera, recordaban ayer los enfados frecuentes de Ochoa porque consideraba que se destinaba poco dinero y esfuerzo a la ciencia en Espa?a. Tambi¨¦n lo sab¨ªan los estudiantes. "Nosotros somos tan conscientes que ni siquiera pensamos en la posibilidad de investigar cuando acabemos la carrera".
Otras muchas personalidades de la vida pol¨ªtica, social y cient¨ªfica espa?ola acudieron ayer a la capilla ardiente de Severo Ochoa. Entre ellos, el presidente de la Organizaci¨®n M¨¦dica Colegial, Jos¨¦ Forn¨¦s; el alcalde de Madrid, Jos¨¦ Mar¨ªa ?lvarez del Manzano; la diputada del PP Isabel Tocino; la directora del Centro de Biolog¨ªa Molecular, Margarita Salas, y el director del Centro Nacional de Biotecnolog¨ªa, Mariano Esteban.
Tambi¨¦n acudi¨® el ex jefe de la Casa Real Sabino Fern¨¢ndez Campo. Muchas personas ajenas al mundo de la ciencia: pacientes del hospital, limpiadoras, celadores, se acercaban tambi¨¦n a decir adi¨®s a don Severo. "Son personalidades que no deb¨ªan morir nunca porque son...", se comentaban unos a otros.
Severo Ochoa era Hijo Predilecto de Asturias desde 1960 y Medalla de Oro del Principado desde 1990. El cient¨ªfico pasaba largas temporadas en Asturias, especialmente en los ¨²ltimos a?os, y m¨¢s desde el fallecimiento de su mujer. Su m¨¦dico particular, Alfonso Merchante, recordaba ayer el peso que tuvo Carmen Garc¨ªa Covi¨¢n en la vida del cient¨ªfico. "Estaba muy unido a su mujer. Ella hab¨ªa sido la art¨ªfice de su vida. Por eso, cuando falleci¨®, Severo dec¨ªa a menudo que su vida hab¨ªa perdido sentido y repet¨ªa continuamente que ten¨ªa ganas de morirse".
El cient¨ªfico asturiano ten¨ªa muchos buenos amigos en su provincia natal, que admiraron hasta el ¨²ltimo momento su excelente apetito, especialmente el referido a los platos de la tierra, incluida la fabada, y su capacidad para conducir. Sabino Fern¨¢ndez Campo lo recalcaba ayer al se?alar que "le encantaba conducir grandes distancias a grandes velocidades, aunque hay que reconocer que a veces con alg¨²n despiste". El Mercedes blanco de Severo Ochoa era f¨¢cilmente reconocible en Oviedo, Luarca o en La Granda, cerca de Avil¨¦s, donde pasaba casi todo el mes de agosto.
El primer disc¨ªpulo espa?ol de Severo Ochoa en Estados Unidos fue Santiago Grisol¨ªa. Ayer se traslad¨® desde su residencia de Valencia para acompa?ar a su maestro. Grisol¨ªa conserva en el Instituto de Investigaemn Citol¨®gicas de Valencia, por donaci¨®n expresa de Ochoa, la medalla del Premio Nobel que le fue otorgado en 1959, as¨ª como su archivo personal y biblioteca cient¨ªfica.
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