Los atracadores disimularon con una cartilla de Cajamadrid

Una cartilla de Cajamadrid en la mano fue el salvoconducto que utilizaron los atracadores de Vallecas para entrar en la sucursal sin levantar sospechas. No era la primera vez que uno de los atracadores entraba en la oficina bancaria de la avenida de la Albufera, junto a la calle de Santiago Ali¨®. "A uno le hab¨ªamos visto antes por aqu¨ª; quiz¨¢ fue el d¨ªa que vino para preparar el atraco", coment¨® el director de la entidad.Los trabajadores de la sucursal ten¨ªan muy frescos ayer sus recuerdos de lo ocurrido a partir de las dos de la tarde del jueves. Al principio todo parec¨ªa normal. Pero enseguida, cuando habla una veintena de clientes haciendo cola, uno de ellos -"el m¨¢s bajito [al parecer, Eleuterio S¨¢nchez]"-, amenaz¨® al guarda jurado con una pistola, le arrebat¨® la suya y la canana y le amarr¨® con sus propias esposas. A los clientes les colocaron todos juntos "al lado de la ventana". Y a los que entraron durante el atraco, tambi¨¦n. Mientras uno de los atracadores vigilaba, pistola en mano, los movimientos de los clientes, el otro exig¨ªa a los empleados que estaban situados al otro lado de las ventanillas que le abrieran la puerta blindada. "Abrid, abrid". Se negaron.

Entonces, el que ejerc¨ªa de cabecilla coloc¨® el rev¨®lver sustra¨ªdo al guardia en la cabeza de un empleado que estaba por fuera de la ventanilla. "Si no la abr¨ªs, lo rnato". "Al principio, no me asust¨¦ mucho; despu¨¦s me temblaban las piernas", asegura el operario.

Una vez dentro, el delincuente orden¨® a todos los empleados que se tumbasen. "Abrid esa caja [de seguridad]". Uno de ellos advirti¨® que su apertura ten¨ªa efecto retardado: hay que esperar 20 minutos para que se abra.

"Toma la llave, t¨®mala", coment¨® desde el suelo un trabajador. Le crey¨®; y meti¨® en varias bolsas de pl¨¢stico el dinero que hab¨ªa en las cajas (unos tres millones de pesetas) de las ventanillas. "V¨¢monos", grit¨® con prisa a su compa?ero. La huida se les complic¨®.