Un puyazo que no duele
La Delegaci¨®n del Gobierno en Madrid ha impuesto multas de escasa cuant¨ªa a 10 localidades por incumplimientos diversos en sus festejos taurinos del verano. Y si escandalosos resultaron algunos de aquellos hechos, tambi¨¦n lo son estas sanciones testimoniales.Los pueblos que maltrataron a la reses, permitieron una duraci¨®n brutal de los encierros o incumplieron sus obligaciones administrativas, sabr¨¢n ya a estas alturas que todo se arregla incrementando el presupuesto en no m¨¢s de un mill¨®n de pesetas (y eso en el peor de los casos: Navalcarnero). Sorprende, adem¨¢s, la ausencia de algunas localidades en esa relaci¨®n. El delegado, Arsenio Lope Huerta, socialista, no ha firmado a¨²n sanci¨®n alguna contra el Ayuntamiento de Fuenlabrada, que dirige su compa?ero de partido Jos¨¦ Quintana. All¨ª los encierros se prolongaron durante horas, las vallas de protecci¨®n estuvieron abarrotadas de gentes expuestas al peligro y un toro lleg¨® a embestir un ni?o.
A¨²n no se habr¨¢n borrado de la memoria de miles de ciudadanos las im¨¢genes de la plaza de toros de Torrelaguna emitidas por Telemadrid. Hace dos veranos un joven muri¨® all¨ª a causa de la cornada de un novillo. En todo el coso no hab¨ªa ni un capote que le librara del ensa?amiento de la res, que lo volte¨® repetidamente y acab¨® remat¨¢ndolo. El director de lidia -figura fijada en el reglamento taurino- ni siquiera hab¨ªa aparecido. Pues bien, aquello no ha sido causa de sanci¨®n alguna..
El sentido com¨²n, la sensibilidad hacia los animales y la seguridad de los ciudadanos exigen el cumplimiento de las normas. Pueden cuestionarse las corridas de toros, pero -aun dentro de un asunto tan apasionadamente debatido- es un hecho que las normas tienden a limitar el da?o que se inflige al animal en la lidia. La tortura de horas a las vaquillas y la falta de seguridad para la poblaci¨®n son cuestiones radicalmente distintas y siempre condenables.
El Gobierno regional de Madrid debe asumir mayor capacidad de decisi¨®n para sancionar y gestionar este cap¨ªtulo, competencias cuyo traspaso espera desde hace tiempo. M¨¢xime si las sanciones que puede firmar el delegado del Gobierno en Madrid no superan el mill¨®n de pesetas (el tope son 25 millones, pero tales multas debe suscribirlas el ministro del Interior).
Mientras no se eleven las sanciones, los alcaldes pagar¨¢n su barata cuota de animaladas y se evitar¨¢n problemas con los m¨¢s vehementes del lugar. A?os de protestas han creado cierta sensibilizaci¨®n en la opini¨®n p¨²blica. Pero no es suficiente. El mal trato a los animales y la absurda, insensata y brutal diversi¨®n de algunos mozos -las peores tradiciones de la Espa?a negra- no pueden figurar en el cap¨ªtulo de gastos subvencionados.
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