Juicio por televisi¨®n, el mejor 'show'
Las sesiones de tribunales en directo clavan frente a la pantalla a la audiencia de EE UU
Estados Unidos limita al Norte con Canad¨¢, al Sur con el juicio de la secta de Waco, al Este con el juicio de Lorena Bobbitt y al Oeste con el juicio de los hermanos Men¨¦ndez. La audiencia de radio y televisi¨®n tiene problemas para saber qu¨¦ proceso est¨¢ siguiendo en cada momento y la portada del Washington Post hace la competencia a los tabloides de supermercado. No hay reality show que pueda competir con John Wayne Bobbitt detallando lo que sinti¨® cuando su mujer le cort¨® el pene, ni con Erik Men¨¦ndez hablando de los abusos sexuales paternos. La aldea global toma forma de sala de tribunal y fondo de morbo, sexo y violencia. Si hubiera que hacer una clasificaci¨®n, el primer puesto ser¨ªa para el juicio de Lorena Bobbitt, que el pasado 23 de junio cort¨® el pene de su marido "en defensa propia", seg¨²n su abogada, que arranc¨® fuerte en el informe inicial: "Al final del caso", les dijo a las siete mujeres y cinco hombres del jurado, "llegar¨¢n a la conclusi¨®n de que una vida es m¨¢s valiosa que un pene", asegur¨® Lisa Kimbler, sin que se oyera un murmullo ni en el tribunal en Manassas ni en los cuartos de estar de medio pa¨ªs. Jonh Wayne Bobbitt contraatac¨® con una meditada estrategia: todo suavidad y timidez, el ex marine apareci¨® como un ni?o a punto de hacer la primera comuni¨®n, para que el jurado no le identificara con lo que dec¨ªa Lisa Kimbler: reinado del terror, violaciones, golpes y ara?azos... Bobbitt fue incluso capaz de describir con mesura la ropa interior de su mujer en la noche de autos, aunque no pudo evitar admitir: "La seda me pone a cien". Esta vez s¨ª hubo murmullos y estremecimientos.En Waco 'nadie ha olvidado -tampoco en el resto del pa¨ªs- las llamas que asolaron el rancho de los davidianos en abril del a?o pasado. Los 11 miembros de la secta, ahora en el banquillo, ver¨¢n desfilar en las pr¨®ximas semanas a m¨¢s de 200 testigos y tendr¨¢n que explicar para qu¨¦ quer¨ªan 11 toneladas de armas y municiones. La gran cuesti¨®n en el tribunal de San Antonio, Texas, ser¨¢ la muerte de los 80 seguidores de David Koresh: el fuego y los disparos de la polic¨ªa, dicen los 11 acusados; el asesinato de algunos y el suicidio colectivo del resto, asegura el fiscal. Atractiva combinaci¨®n de masacre, errores y fanatismo en un juicio que empieza en el sur, cuando otro, en el oeste, deber¨ªa terminar, y no acaba de hacerlo: en Los ?ngeles, el proceso de los hermanos Men¨¦ndez, que mataron a su padre y a su madre, ha sido desde el verano una de las historias favoritas de Hollywood. La crueldad paterna, los abusos sexuales y la frialdad de Erik y Lyle Men¨¦ndez al planear y ejecutar el asesinato -inspirado por una pel¨ªcula de serie B- servir¨¢n como material para vanos filmes m¨¢s. Pero despu¨¦s de tres semanas de deliberaciones, uno de los dos jurados est¨¢ bloqueado y el otro ha solicitado una revisi¨®n de los 400 folios de testimonios.
M¨¢s de 200 periodistas y c¨¢maras de todo el mundo se agolpan en la sala del juicio a Lorena Bobbitt, emitido en directo por tres canales de televisi¨®n y en el que los vendedores de camisetas con cuchillos y similares hacen su agosto: Casi cien periodistas van a seguir durante varias semanas el juicio de los davidianos, y las c¨¢maras tiemblan ya olfateando el final del culebr¨®n de los Men¨¦ndez. Pero todo quedar¨¢ en nada a medida que se aproxime el 21 de marzo, fecha fijada para el juicio de Michael Jackson. El ni?o que le acusa de abuso sexual -y que ayer cumpli¨® 14 a?os- entreg¨® en diciembre una declaraci¨®n jurada y muy detallada al respecto. "Sigan atentos a la pantalla: tiene la palabra el abogado defensor...".
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.