Diva pop

Hada del hielo, duende esquimal o princesa de Islandia son algunos de los nombres que la imagen de Bjork ha sugerido a los comentaristas de su m¨²sica, un mundo m¨¢gico que tiene como protagonista absoluta a un genio del arte pop.La gira europea de presentaci¨®n de su primer disco en solitario, Debut, tras separarse circunstancialmente de los Sugarcubes, recal¨® en Madrid en la discoteca Pach¨¢, convertida en lugar privilegiado ante el ¨²nico concierto de la islandesa en Espa?a. Se agotaron las entradas mucho antes del d¨ªa de la presentaci¨®n y la expectaci¨®n del p¨²blico se vio generosamente recompensada con un concierto diferente, exquisito, nuevo, intenso y extremadamente atractivo.

A medianoche, cuando suenan las campanadas en los cuentos, apareci¨® Bjork con su banda sobre el escenario: vestida de rojo con unas enormes botas sin cordones en sus pies y un jersey naranja calabaza en su cintura, el exotismo de Bjork inund¨® la sala. Su baile de movimientos infantiles, extremadamente personal, sedujo. Su voz, como delicada lava de fuego arrojada suavemente desde su garganta, encendi¨® la parte menos visible de un p¨²blico rendido.

La genialidad de Bjork radica en el hecho de haber sabido tomar una m¨²sica intr¨ªnsecamente impersonal para elevarla a la categor¨ªa de singular. El eclecticismo de los ambientes musicales que desprenden los temas de Debut, con giros y sonidos hinduistas transportados por el fr¨ªo de las bases r¨ªtmicas y cabalgados por la firme e irrompible voz de Bjork, proporciona ese aura que ha hecho de este disco una de las opciones m¨¢s innovadoras e inteligentes de los ¨²ltimos tiempos.