Un ritual de suntuosa violencia
Georges No¨¦l (B¨¦ziers, 1924) tiene un algo de francotirador aristocr¨¢tico que le otorga un lugar singular en la abstracci¨®n francesa de la segunda mitad del siglo. Llegado de forma relativamente tard¨ªa a la pintura, ya cumplidos los treinta, su elecci¨®n recaer¨ªa en aquel territorio que era a¨²n el de su generaci¨®n -es, pr¨¢cticamente, de la quinta de nuestros T¨¤pies y Chillida-, la m¨¢s joven de los informalismos.Y as¨ª, aun cuando su primera etapa de verdadera plenitud, la de los palimpsestos del final de los cincuenta, nace ya a las puertas de la reacci¨®n de los pop y de los nuevos realistas, su apuesta se reafirmar¨¢, desde entonces y para siempre, tan ajena a la tentaci¨®n de las modas como manifiestamente libre de toda sospecha de adocenamiento epigonal.
Georges No?l
Galer¨ªa Jorge Mara.Jorge Juan, 15. Madrid. Hasta finales de marzo.
No en vano, el desgarro caligr¨¢fico de los palimpsestos, del que esta muestra nos da dos ejemplos soberbios, mostraba ya un olfato inusitadamente certero, pues, si de algo est¨¢ cerca, es de la sobrecogedora plenitud alcanzada por el malogrado Wols en los cuarenta, con diferencia el paradigma m¨¢s radical y decisivo del Par¨ªs informalista.
Identidad europea
Tampoco la decisi¨®n de afincarse, desde 1968, en Estados Unidos pudo ser sospechosa de comodidad u oportunismo. La inequ¨ªvoca identidad europea de la pintura de No?l y la naturaleza esencialmente ensimismada de su evoluci¨®n pocas complicidades pod¨ªan encontrar en un debate neoyorquino compartido por minimalistas y conceptuales. Bien al contrario, esa tensi¨®n frente al medio, que reaviva su vocaci¨®n de outsider, cuadra bien con el devenir de una pintura que se hace, precisamente, desde el enfrentamiento continuo que el impulso autom¨¢tico inicial establece, seg¨²n los casos, en su di¨¢logo con la modulaci¨®n de la escritura, el orden constructivo, el sofisticado refinamiento de la materia o la voluntad de hacer aflorar, desde el v¨¦rtigo de la acci¨®n, oscuros arquetipos elementales.Esta espl¨¦ndida muestra es la primera de No?l en nuestro pa¨ªs. Con indudable acierto, la selecci¨®n presentada nos propone un recorrido sint¨¦tico que recoge distintos momentos y aspectos fundamentales de su evoluci¨®n, revelando las claves que hacen de No?l un pintor de secreta y excelente intensidad.
En la tela como en el papel, en ese ritual de violencia que el artista inaugura a menudo agrediendo literalmente el soporte a golpe de martillo o de hacha, las heridas que pueblan el espacio nos descubren a la postre, bajo la piel del azar, el latido suntuoso de un cosmos primordial.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.