Memoria ¨ªntima de Goya

Se oye constantemente que un museo debe ser algo m¨¢s que un almac¨¦n de cuadros y un lugar para deleite de turistas. El Museo del Prado, como primera pinacoteca nacional, da ejemplo de ello presentando una peque?a exposici¨®n en la que, adem¨¢s de mostrar unas obras de Goya, demuestra que es un centro de trabajo e investigaci¨®n.En la anterior exposici¨®n, Goya, el capricho y la invenci¨®n, se present¨® un cuaderno del artista, recientemente adquirido por el museo, que se bautiz¨® con el nombre de Cuaderno italiano, del que se sab¨ªa su existencia, pero que se encontraba en paradero desconocido. El feliz hallazgo ha sido inmediatamente objeto de estudio. Esencialmente, no altera nuestro conocimiento sobre Goya, ni provoca la m¨¢s m¨ªnima desviaci¨®n sobre los datos de su biograf¨ªa o su obra, aunque s¨ª confirma hip¨®tesis y aclara el primer periodo de su vida creativa, arrojando luz sobre el controvertido estilo de sus primeras obras, pero, sobre todo, incrementa los extensos fondos del museo con la serie de dibujosque contiene, inter¨¦s a?adido, ya que en Espa?a, por desapego de los coleccionistas, se conservan escasos dibujos de nuestros artistas.

Cuaderno de viaje

El cuaderno, posiblemente comprado en Roma en 1770 durante el ¨²nico viaje que Goya hizo a Italia, era instrumento obligado para todo artista que se desplazara a beber en las fuentes de la prestigiosa pintura italiana o en las ruinas romanas.

Junto al Cuaderno de Goya se exhibe en esta exposici¨®n otro taccuino de Jos¨¦ del Castillo, pintor contempor¨¢neo suyo becado en Roma, que es un claro ejemplo del uso que se hac¨ªa de estos cuadernos de viaje, en los que se tomaban apuntes de los cuadros y esculturas o se dibujaban veduti de las ciudades que se visitaban.

Goya, por el contrario, no va a hacer un uso acad¨¦mico de ¨¦l, apenas unos breves apuntes del Torso del Belvedere y del H¨¦rcules Farnese, sino que lo va a convertir en su diario ¨ªntimo.

En ¨¦l, junto a bocetos de obras suyas y algunos apuntes y dibujos sin identificar, aparecen anotaciones, personales, como las fechas de nacimiento y bautizo de sus hijos, la lista de ciudades visitadas o el borra dor de una carta, posiblemente dirigida a Anton Mengs. Aun que deja noticia escrita de las obras de arte de otros artistas vistas por ¨¦l, es moroso en di bujos o referencias gr¨¢ficas de ellas; sin embargo, estas citas dan una idea muy precisa de su estancia en Italia y de la cultura visual que Goya adquiri¨® all¨ª. Entre los 156 dibujos a tinta, sanguina y l¨¢piz negro que se hallan en el cuaderno, la mayor¨ªa temas de su inspiraci¨®n, destacan unos estudios del natural, unos dibujos de cabezas enmascaradas de gran fuerza expresiva, seis composiciones sobre temas b¨ªblicos a la sanguina y cinco apuntes que le sirvieron para componer el cuadro An¨ªbal vencedor, que por primera vez mir¨® Italia desde los Alpes, lienzo con el que se present¨® al concurso de la Academia de Parma en 1771.

Este cuadro, en paradero desconocido desde que fue reexpedido a Espa?a tras el concurso, hace m¨¢s de 200 a?os, ha sido, como el Cuaderno, descubierto recientemente. Tras ser recuperado y restaurado, se exhibe ahora en esta exposici¨®n junto a un gran lienzo de tres metros de altura que pint¨® Goya, con el tema de La Anunciaci¨®n, para el duque de Medinaceli en 1785.