Noruega levanta fronteras en el mar

El ministro alem¨¢n de Asuntos Exteriores, Klaus Kinkel, no entiende c¨®mo se ha llevado tan lejos la discusi¨®n sobre "unas toneladas de bacalao". Pero en el mundo actual, donde el oc¨¦ano es cada d¨ªa menos libre y los mares se han llenado de alambradas, "unas toneladas de pescado" pueden ser la salvaci¨®n para cientos de marineros. La flota bacaladera espa?ola ya fue expulsada de Noruega en 1981, lo que le oblig¨® a buscar nuevos horizontes en las costas de Canad¨¢. Ahora es el pa¨ªs norteamericano el que levanta un muro cada vez m¨¢s alto. En estas circunstancias, el regreso al ?rtico parece casi una cuesti¨®n de supervivencia para una flota de 42 buques, la quinta parte de los que hab¨ªa hace 15 a?os.Noruega quiere levantar sus fronteras en tierra, pero mantenerlas en el mar. Desea entrar en la Uni¨®n Europea (UE) sin renunciar a la propiedad exclusiva de sus caladeros de pesca. Y se obstina en rechazar la petici¨®n espa?ola de una cuota anual que podr¨ªan suponer 14.000 toneladas de bacalao, apenas el 4% de las capturas totales de esta especie que realiza la flota noruega y menos de un 0,75% del volumen global de pesca de ese pa¨ªs.

A pesar de las presiones de Alemania, el Gobierno espa?ol se mantiene firme. Le apoya, por una vez, todo el sector pesquero, el PP y los dos gobiernos auton¨®micos m¨¢s afectados, el gallego y el vasco. En Galicia, populares, socialistas y nacionalistas incluso se han puesto de acuerdo por una vez para emitir una declaraci¨®n de apoyo a los negociadores espa?oles. "Nuestros barcos tienen unos derechos hist¨®ricos indudables en los caladeros de Noruega que se remontan a cinco siglos atr¨¢s", destaca Jos¨¦ Ignacio Espel, viceconsejero de Pesca del Gobierno vasco. "Existen documentos escritos sobre la presencia de buques vascos all¨ª en 1540. Empezamos a pescar antes que ellos".

Hasta principios de los a?os ochenta, Espa?a ten¨ªa unos 200 buques bacaladeros. Ahora son, exactamente, 21 parejas. De ellas viven alrededor de mil marineros, sin contar los empleos indirectos que se generan en tierra. Esta misma semana, un juzgado de La Coru?a embarg¨® los 22 buques bacaladeros de la empresa Pebsa, cuya situaci¨®n de quiebra ya hab¨ªa dejado sin trabajo a los 140 empleados de su planta de transformaci¨®n.

Los problemas comenzaron en 1977, cuando se ampli¨® a 200 millas la zona de aguas jurisdiccionales de cada pa¨ªs. Los espa?oles aguantaron en Noruega con un acuerdo bilateral hasta 1981, a?o en que fueron expulsados. En Canad¨¢ las cosas parec¨ªan m¨¢s f¨¢ciles porque los caladeros se encontraban fuera de las 200 millas. Pero su Gobierno promovi¨® un organismo internacional, la Organizaci¨®n Pesquera del Atl¨¢ntico Norte (NAFO) que ha ido reduciendo las capturas progresivamente.

Total, que la flota espa?ola s¨®lo tiene en la actualidad un cupo de apenas 15.000 toneladas, tanto como se le exige a Noruega. De ellas 3.300 son en aguas- de la NAFO, que pretende reducir la cuota a la mitad a partir de junio. Las 11. 500 restantes corresponden a las islas Svalbard, en el ?rtico, cuyo caladero controlan Noruega y Rusia. En estas condiciones, los buques bacaladeros se mantienen a duras penas. El ¨²nico respiro ha sido la concesi¨®n para este a?o, por parte del Gobierno de Oslo, de una cuota adicional de 7.250 toneladas, a repartir entre Espa?a, Irlanda, Grecia y Portugal.

Para Miguel Iriondo, presidente de Arbac, la asociaci¨®n de armadores del sector, Noruega se refugia bajo el principio de la defensa de sus recursos naturales, cuando en realidad lo ¨²nico que pretende es garantizar su supremac¨ªa en el mercado. "Ellos capturan unas 400.000 toneladas anuales y eso no se lo pueden comer todo en un pa¨ªs de menos de cinco millones de habitantes", explica. "La mayor¨ªa lo exportan a los pa¨ªses de la UE. Lo que no quieren es que un pa¨ªs como el nuestro, que consume mucho bacalao, aumente sus capturas. Pero nosotros somos 39 millones de habitantes". Iriondo destaca adem¨¢s que mientras los caladeros canadienses ofrecen s¨ªntomas de agotamiento, en Noruega las posibilidades de pesca han crecido espectacularmente: en s¨®lo cuatro a?os han pasado de 172.000 a 720.000 toneladas de capacidad de producci¨®n anual.

M¨¢s all¨¢ del conflicto del bacalao, la aceptaci¨®n de las condiciones noruegas ser¨ªa interpretada como un agravio comparativo por todo el sector pesquero. "No ceder es casi una cuesti¨®n de dignidad", apunta Samuel Ju¨¢rez, director general de Pesca de la Xunta, quien tambi¨¦n destaca la paradoja de que Noruega, con un gran potencial pesquero, gozar¨ªa de m¨¢s facilidades para acceder a los mercados de la UE y, a la vez, podr¨ªa mantener cerradas sus propias aguas. "Es il¨®gico que se otorguen mejores condiciones a un pa¨ªs nuevo que a otro, como el nuestro, que lleva ocho a?os en la UE", conviene Reinaldo Iglesias, gerente adjunto de la cooperativa de armadores de Vigo.

En las negociaciones de la adhesi¨®n a la Comunidad Europea (CE), Espa?a dej¨® la pesca para el final, dentro de los famosos flecos. Entonces no se dio tanta importancia a esas toneladas de pescado de las que habla Kinkel. Y Espa?a, la mayor potencia pesquera de Europa -s¨®lo la flota gallega supera a la de cualquier pa¨ªs de la UE- tuvo que aceptar un largu¨ªsimo periodo transitorio que no termina hasta el a?o 2002, bajo condiciones que Iglesias califica como "absolutamente leoninas". En el mayor caladero de toda Europa, el Gran Sol, entre Irlanda y Gran Breta?a, s¨®lo pueden faenar 300 buques espa?oles, repartidos en dos turnos de 150. Se les imponen unos estrictos planes de pesca, qu¨¦ deben anunciar con varias semanas de antelaci¨®n, y ¨²nicamente pueden capturar siete de las 20 especies disponibles. Adem¨¢s tienen vedado el acceso al box irland¨¦s, el caladero m¨¢s rico.

El ingreso en la CE tambi¨¦n traslad¨® a los organismos de Bruselas la capacidad para negociar tratados pesqueros con terceros pa¨ªses. Los resultados han sido nefastos: seg¨²n Iglesias, de los 25 acuerdos internacionales que ten¨ªa Espa?a, s¨®lo se ha prorrogado uno, pendiente a¨²n de aprobaci¨®n por el Parlamento argentino. En Vigo, la flota congeladora ha perdido la mitad de sus 200 buques en los ¨²ltimos ocho a?os.

Para Ju¨¢rez, casi m¨¢s importante a¨²n que la negociaci¨®n del bacalao es la propuesta, apuntada por el presidente de la Comisi¨®n Europea Jacques Delors, de compensar a Espa?a acortando el periodo transitorio para la pesca. Eso garantizar¨ªa en 1996 el libre acceso al Gran Sol y aliviar¨ªa la crisis de un sector del que viven directamente en toda Espa?a 90.000 familias. Pero, de momento, la Xunta, el Gobierno vasco y los armadores se conforman con que Espa?a resista las presiones y no deje que Noruega sea la ¨²nica en cortar el bacalao.