Otro caso lamentable
Ladesidia de los madrile?os hacia su ciudad (la m¨¢s sucia de Europa) es reflejo de la de los ediles con respecto a su fisonom¨ªa monumental. No s¨®lo se echan en falta unos criterios m¨ªnimos sobre la imagen y ornato que debe tener la capital de una naci¨®n europea, sino que a la invasi¨®n publicitaria m¨¢s desconsiderada se suma el Ayuntamiento con ominosos monumentos que averg¨¹enzan a sus ciudadanos, como las zafias taxidermias que bajo el t¨ªtulo de Fauna ib¨¦rica ridiculizan el arte en la calle de Arturo Soria o el nefando Monumento a la Mujer Madrile?a (Celia G¨¢mez disfrazada de violetera) en la mism¨ªsima calle de Alcal¨¢. Cuando uno no ha salido de su asombro con la anacr¨®nica propuesta de un monumento ecuestre a Carlos III, que tras dormir justamente 200 a?os no encuentra lugar oportuno, nos amenazan ahora con un monumento a la Virgen en el parque del Retiro, proyecto que, parece ser, cuenta con el apoyo del alcalde.Es probable que el alcalde tenga autoridad pol¨ªtica para consentir o denegar actuaciones e un conjunto hist¨®rico-art¨ªstico, como es este jard¨ªn trazado en el siglo XVII, uno de los pocos que quedan en la desertizada Espa?a, pero ?con qu¨¦ autoridad moral o cultural consiente tan inoportuna transformaci¨®n en una de las pocas joyas del arte urbano madrile?o? ?No tiene el alcalde de la capital qui¨¦n le asesore con un m¨ªnimo de conocimientos culturales y sensibilidad sobre cu¨¢l es la responsabilidad que tiene con los monumentos?
La ciudad es como un libro en el que el tiempo va depositando, en forma de edificios, plazas, jardines y monumentos, los testimonios f¨ªsicos de su historia, sus sue?os y ambiciones. Por supuesto que la ciudad, como un ser vivo que es, crece, evoluciona y se transforma con elementos m¨¢s modernos que se sedimentan sobre los anteriores, pero es nuestra responsabilidad preservar y mimar aquellos que consideramos m¨¢s emblem¨¢ticos para legarlos a las generaciones futuras en su estado m¨¢s genuino. El anacr¨®nico y desafortunado monumento a la Virgen con el que ahora amenazan el recinto del Buen Retiro no tiene sentido en la actualidad, cuando cualquier conmemoraci¨®n, patri¨®tica o religiosa, exhibida en la v¨ªa p¨²blica resulta m¨¢s risible que venerable. Este tipo de monumento no debe tener cabida en un lugar que por razones hist¨®ricas y est¨¦ticas deber¨ªa ser respetado y mimado en sus trazados, usos y detalles. Efectivamente, como se?ala la responsable de la rehabilitaci¨®n del Retiro, el parque tiene demasiadas estatuas. Lo que el jard¨ªn necesita es un estudio y una limpieza para conservarlo en su estado m¨¢s pr¨®ximo al original, como lugar de disfrute cultural. Es necesario entender que el parque del Retiro requiere una atenci¨®n y conservaci¨®n similar a la que tienen otros monumentos art¨ªsticos, como los cuadros del Museo del Prado o la catedral de Burgos. El hecho de que en un cuadro de El Bosco, pongamos por caso, haya pintados unos diablejos no es motivo para que el director del museo se plantee siquiera la pertinencia de encargar a un pintor anacronista y pompier el a?adir una Virgen en el cuadro, aunque a juicio de los padres de familia esta figura mejore incluso la composici¨®n de la obra. Hay que hacer un esfuerzo para mantener el patrimonio art¨ªstico lo mejor posible, por favor.
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