"Castilla y Le¨®n era una regi¨®n resignada y ahora se ha puesto en pie"
Juan Jos¨¦ Lucas asegura que Castilla y Le¨®n ha dejado de ser una regi¨®n resignada y se ha puesto en pie. El dirigente del PP quiere que su regi¨®n aporte "un toque de mesura, se di¨¢logo y de vitalidad". Sin que eso le impida exigir respeto como una autonom¨ªa de primera.
Este soriano de 50 a?os, casado y con dos hijos, asegura que su estilo no es "el del grito destemplado, sino el de la exigencia en un tono de dignidad".
Pregunta. ?Cu¨¢l es el papel de Castilla y Le¨®n dentro del Estado de las autonom¨ªas?
Respuesta. Es un papel vertebrador e integrador de la Espa?a de las autonom¨ªas. Si yo fuera presidente del Gobierno, aprovechar¨ªa esta comunidad, que ofrece un principio de lealtad constitucional y que pide confianza, para que desde ella se vertebre el Estado de las autonom¨ªas como concepto din¨¢mico, no cerrado ni dogm¨¢tico. De manera que esta regi¨®n puede establecer un toque de mesura, de di¨¢logo y de vitalidad.
P. Sin embargo, hace pocos d¨ªas, Juan Morano, alcalde de Le¨®n y militante del PP, puso en tela de juicio el papel de las administraciones regionales.
R. Somos autonomistas por que somos municipalistas y, desde luego, el PP tiene cerrado, como creo que, con fortuna, tambi¨¦n el PSOE, el mapa auton¨®mico de Castilla y Le¨®n. Cualquier exigencia de individualismos o de revisi¨®n de ese mapa ser¨ªa la locura colectiva.
P. ?Castilla y Le¨®n sufre atrasos por haber sido poco reivindicativa ante la Administraci¨®n central?
R. Tradicionalmente ha sido una comunidad resignada que, a prop¨®sito de los ¨²ltimos meses y de determinados acontecimientos que han ocurrido, a lo que no es ajeno el primer monumento de los romanos en Occidente, que es el acueducto de Segovia, se ha puesto en pie. He encontrado una respuesta social como nunca. Se ha bloqueado la centralita con las llamadas de apoyo a la postura del Gobierno regional, que ha exigido respeto hacia el patrimonio hist¨®rico-art¨ªstico de esta comunidad.
P. ?Eso quiere decir que Castilla y Le¨®n ya no est¨¢ por callarse?
R. No, Castilla y Le¨®n no est¨¢ por el silencio. Tampoco est¨¢ por el grito destemplado, sino por la exigencia en un tono de dignidad, de reconocimiento del momento de crisis econ¨®mica que vivimos, pero con una vitalidad interna como yo no conoc¨ªa desde hace muchos a?os.
P. Usted suele hablar de cierta desconsideraci¨®n pol¨ªtica y deja vislumbrar en sus discursos quejas ante la posible discriminaci¨®n del Gobierno central hacia Castilla y Le¨®n.
R. Castilla y Le¨®n apela a una situaci¨®n de exigencia, de reivindicaci¨®n, de dignidad y de respeto. Esta comunidad reclama la dignificaci¨®n de los castellanos y leoneses y de la condici¨®n pol¨ªtica de esta autonom¨ªa como autonom¨ªa de primera.
P. ?Qu¨¦ funci¨®n juega su Ejecutivo en la promoci¨®n del castellano ante el creciente protagonismo de las lenguas de otras comunidades?
R. Est¨¢ pendiente el gran homenaje a la lengua espa?ola, creo que en 1994 se puede producir, como una lengua a la que no se puede acusar de centralista, sino, al contrario, como un elemento de riqueza que es simult¨¢neo con el respeto que nos merecen todas las lenguas de Espa?a.
P. ?Qu¨¦ futuro vislumbra para su regi¨®n, cuando va a cumplir mil d¨ªas en el gobierno?
R. En 1993, el producto interior bruto (PIB) ha sido el mayor de Espa?a, con un aumento pr¨®ximo al 3%, superando en cuatro puntos la media nacional, y la primera comunidad que ha generado riqueza. Esto es un motivo de satisfacci¨®n y de esperanza, pero, con todo, la mayor riqueza de esta comunidad est¨¢ en la cualificaci¨®n y en la formaci¨®n de sus hombres y mujeres.
P. ?El hecho de que usted suba en popularidad puede provocar celos en el PP nacional?
R. La sinton¨ªa personal y pol¨ªtica del Gobierno de Castilla y Le¨®n con el partido que le apoya es absoluta. En ning¨²n caso podr¨ªa existir esa posibilidad que apunta. S¨ª es verdad que Castilla y Le¨®n se ha puesto de moda, en el sentido de que ha manifestado aspectos positivos, como su ascenso econ¨®mico en el PIB, la reciente visita de los Reyes, que ha generado esperanzas, y la reivindicaci¨®n de la defensa del patrimonio, que no iba contra ninguna comunidad, sino contra el Gobierno central.
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