Interior se opone al intento del ministro Saavedra de reducir el papel de los gobernadores civiles
La modificaci¨®n, a la baja, del papel de los gobernadores civiles ha abierto una pol¨¦mica en el Gobierno. La p¨¦rdida de peso pol¨ªtico de los gobernadores y su cambio de denominaci¨®n, propuestas por el ministro para las Administraciones P¨²blicas, Jer¨®nimo Saavedra, suscita resistencias entre los altos cargos del Ministerio del Interior as¨ª como reticencias en numerosos ministros. La propuesta de Saavedra sobre los gobernadores se encuadra en la reforma de la Administraci¨®n perif¨¦rica del Estado que el jefe del Gobierno, Felipe Gonz¨¢lez, pretende acometer antes del verano.
La pol¨¦mica sobre los gobernadores civiles subi¨® de tono el pasado viernes, una vez que trascendi¨® la posici¨®n del ministro para las Administraciones P¨²blicas, favorable al cambio de denominaci¨®n de esta figura y a su p¨¦rdida de peso pol¨ªtico. El Ministerio del Interior se encontr¨® con una avalancha de llamadas de delegados de Gobierno, gobernadores civiles as¨ª como de otros altos cargos de la Administraci¨®n central, preocupados por la modificaci¨®n de la m¨¢xima figura de la Administraci¨®n central en las provincias.El Ministerio del Interior prepara una propuesta sobre el tema, mientras numerosos ministros oponen algunas resistencias al cambio por razones de oportunidad pol¨ªtica. La pol¨¦mica contin¨²a abierta.
La propuesta del Ministerio para las Administraciones P¨²blicas pretende adaptar los servicios de la Administraci¨®n central en la periferia al nuevo Estado de las autonom¨ªas y aprovechar el impulso auton¨®mico, ofrecido por Felipe Gonz¨¢lez, para llevarlo a cabo. El proyecto que maneja el actual titular, Jer¨®nimo Saavedra, es una herencia del que ide¨® su antecesor en el ministerio, Juan Manuel Eguiagaray.
La l¨®gica con la que funciona el Ministerio para las Administraciones P¨²blicas es que la dr¨¢stica reducci¨®n de funciones de la Administraci¨®n perif¨¦rica del Estado por el traspaso de competencias a las comunidades aut¨®nomas ha mermado considerablemente el papel de los gobernadores civiles. Adem¨¢s, la Constituci¨®n de 1978 consagra una nueva figura, inexistente hasta entonces, la del delegado del Gobierno que ha acumulado la representaci¨®n gubernamental en cada una de las autonom¨ªas. Un ministro autonomista como Saavedra no sacraliza la figura del gobernador civil y no tiene inconveniente en cambiar su nombre y reducir su papel para adaptarlo al nuevo Estado de las autonom¨ªas. Pero en ning¨²n caso se plantea la supresi¨®n de la figura sino su adaptaci¨®n. El ministro de la Presidencia, Alfredo P¨¦rez Rubalcaba, ha dejado claro este extremo cada vez que se le pregunta por ello.
Funciones residuales
La nueva figura, sustituta del gobernador civil, vendr¨ªa a ser, en la propuesta de Administraciones P¨²blicas, la de un subdelegado que asumir¨ªa las funciones residuales de la Administraci¨®n perif¨¦rica en la provincia y que, previsiblemente, se coordinar¨ªa con el delegado del Gobierno. La posici¨®n de Saavedra cuenta con el respaldo del vicepresidente del Gobierno, Narc¨ªs Serra, con el que mantiene despachos frecuentes en las ¨²ltimas semanas, para preparar la propuesta de impulso auton¨®mico que, muy probablemente, se haga p¨²blica con motivo del debate sobre el estado de la naci¨®n la tercera semana de abril.Numerosos ministros se muestran reticentes al cambio de la figura y Gonz¨¢lez a¨²n no ha dicho la ¨²ltima palabra. Las reticencias de los ministros proceden, fundamentalmente, de la oportunidad pol¨ªtica de la decisi¨®n. Algunos ministros creen que el cambio de la figura del gobernador debe realizarse una vez que ha culminado el desarrollo del Estado de las autonom¨ªas y ya quede claro cuales son las competencias que la Administraci¨®n del Estado se reserva en las comunidades aut¨®nomas. Transformar la figura con anterioridad les parece precipitado.
Pero m¨¢s all¨¢ del mayor o menor peso pol¨ªtico de la figura del gobernador civil en la configuraci¨®n del Estado de las autonom¨ªas, la cuesti¨®n que late en el fondo de la pol¨¦mica es la presi¨®n que los nacionalistas catalanes y vascos ejercen sobre el Gobierno para que suprima esta figura. Una vez m¨¢s, el Gobierno se muestra preocupado porque la modificaci¨®n de la figura del gobernador civil se interprete como una mera cesi¨®n a las presiones de los nacionalistas.
Es un hecho que el portavoz de Converg¨¨ncia i Uni¨® (CiU), Miquel Roca, ha exigido al Gobierno la supresi¨®n de la figura del gobernador civil. Pero ¨¦sta no es una reivindicaci¨®n nueva. El nacionalismo catal¨¢n la viene exigiendo desde hace mucho tiempo y m¨¢s por una cuesti¨®n simb¨®lica que por otra cosa. El peso de los gobernadores civiles se ha visto mermado considerablemente, de forma paralela al aumento de las competencias de las comunidades aut¨®nomas y el nacionalismo catal¨¢n y con ¨¦l la Generalitat pretende ajustarlos al protocolo.
En el caso del nacionalismo vasco se mezclan otros factores. La propia denominaci¨®n de gobernador civil tiene unas connotaciones que la memoria hist¨®rica del Pa¨ªs Vasco vincula con la represi¨®n pol¨ªtica, sobre todo, de la etapa franquista. "Pero aquellos gobernadores que actuaban como aut¨¦nticos virreyes, nada tienen que ver con los de ahora", reconocen los propios nacionalistas.
Una vieja pol¨¦mica
Desde que la Constituci¨®n de 1978 consagr¨®, en su art¨ªculo 154, la figura de los delegados del Gobierno en las comunidades aut¨®nomas, los partidos nacionalistas catalanes y vascos arreciaron en su campa?a a favor de la supresi¨®n de la vieja figura de los gobernadores civiles. La campa?a se estrell¨® siempre con las administraciones centrales, tanto bajo los gobiernos de UCD como los del partido socialista.El Gobierno sigue manteniendo la necesidad de contar con un representante de la Administraci¨®n central en las provincias, que centralice las competencias a esa escala. Unas competencias basadas en el orden p¨²blico.
Sin embargo, la reforma de la Administraci¨®n perif¨¦rica del Estado que el Gobierno prepara a trav¨¦s del proyecto de ley de Organizaci¨®n de la Administraci¨®n, abre la puerta para ajustar el papel de los gobernadores civiles al Estado de las autonom¨ªas. Del mismo modo que van a desaparecer numerosas direcciones provinciales de los ministerios, Adminsitraciones P¨²blicas pretende ajustar el papel de los gobernadores civiles, lo que conllevar¨ªa una reducci¨®n de su peso pol¨ªtico e, incluso, un cambio de denominacion.
Este cambio ha levantado las resistencias del Ministerio del Interior y de otros departamentos por su fuerza simb¨®lica. Tampoco es balad¨ª el temor del Gobierno a que la opini¨®n p¨²blica interprete que cede ante los nacionalistas catalanes y vascos, al ser sobradamente conocida la opini¨®n al respecto de Jordi Pujol y Xabier Arzalluz.
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