Espacio y temblor

En su apariencia m¨¢s inmediata, el trabajo reciente de Juan Gopar parece inscribirse dentro del territorio acu?ado desde el sector m¨¢s extremo de las vanguardias no objetivas, aqu¨¦l cuyos referentes hist¨®ricos m¨¢s pr¨®ximos se situar¨ªan en primer lugar, obviamente, en las corrientes minimalistas, pero tambi¨¦n, desde determinados rasgos, en esa combativa vertiente de la abstracci¨®n francesa que conocimos como "soporte-superficie" o "pintura-pintura". Hay varios aspectos en esa analog¨ªa: la depuraci¨®n compositiva, centrada en relaciones ortogonales, y tambi¨¦n el ¨¦nfasis en la condici¨®n objetual de estas piezas, tanto cuando asimilan el plano de color a una l¨¢mina superficial, como cuando, por el contrario, acent¨²an su car¨¢cter de vol¨²menes en di¨¢logo con el espacio. En esa l¨ªnea incide asimismo el distanciamiento virtual creado por su elaboraci¨®n en resina de poli¨¦ster.

Sin embargo, la apuesta de Gopal tiene su origen y vocaci¨®n fundamental en una estrategia de sentido muy distinto al de la radicalidad anal¨ªtica de los modelos con los que parece, en principio, emparentado. Bien al contrario, su obra nos remite, desde la vibraci¨®n atmosf¨¦rica del color y la memoria sensual que le da origen, a una po¨¦tica de claras resonancias naturalistas cuyas ra¨ªces sugieren, antes bien, esa otra estirpe en la que se acu?a, desde Rothko y Newman hasta Agnes Martin, el flujo m¨¢s espiritual de la abstracci¨®n. Y as¨ª brota el mejor atractivo del trabajo de Gopar: el cruce que establece entre rigor y temblor.