Promesas y realidades

Con motivo del segundo sal¨®n internacional del estudiante que organizan las nueve universidades de Andaluc¨ªa, el Gran Teatro cordob¨¦s reuni¨® un buen plantel de bailarines. Con una duraci¨®n que rozaba lo excesivo -tres horas justas alargadas gratuitamente por los dos n¨²meros finales de flamenco, especialmente el de Javier Bar¨®n- el p¨²blico respondi¨® con entusiasmo ante una oferta muy variada y hasta con riesgo, pues conten¨ªa n¨²meros de Cesc Gelabert en solitario, que a¨²n hoy, tienen alg¨²n sabor revulsivo y atrevido, a pesar de los tiempos, que corren. Gelabert est¨¢ brillante en Bujaraloz, quiz¨¢ la mejor composici¨®n musical de Carles Santos y desde luego correspondido satisfactoriamente en lo coreogr¨¢fico.M¨®nica Zamora es una joven vasca de agradable presencia, que estuvo llena de lirismo en su Julieta pero a¨²n mejor en el fragmento de Elite Syncopations de MacMillan que hizo junto a Cipolla, bordando el distante y hasta ¨¢cido estilo brit¨¢nico que exige ese ballet. Hubo en general muy buena danza.

Mar¨ªa Gim¨¦nez e Igor Yebra hicieron vibrar con el d¨²o de Arraigo y Emma L¨®pez hizo una variaci¨®n de Don Quijote muy. afortunada y detallista junto a Goyo Montero (hijo), que arranc¨® aplausos con sus saltos y giros. En la parte de danza espa?ola, destac¨® una Lola Greco siempre imperial, serena y elegante que da a la Danza IX que le creara Victoria Eugenia un tono de rancia academia muy espa?ola.

Debe mantenerse la costumbre de estas reuniones, pero como esta vez, cuidando el balance de los gustos del p¨²blico, que siempre es variado, y sobre todo la calidad y excelencia de los int¨¦rpretes.

?sa es la garant¨ªa de haber asistido al descubrimiento de alguna promesa, pero al mismo tiempo a la constataci¨®n de realidades, que las hay, y muchas.