El s¨ªnodo de la Iglesia africana

Despu¨¦s de ver en la primera cadena de televisi¨®n la celebraci¨®n eucar¨ªstica del s¨ªnodo de la Iglesia africana no me queda m¨¢s remedio que hacer algunas reflexiones en voz alta, esperando que hagan eco en tantos miembros de la Iglesia cristiana que alg¨²n d¨ªa seamos capaces de llamamos de verdad Iglesia de los pobres. Mientras ve¨ªa el espect¨¢culo, no se me iban de la cabeza las religiosas y religiosos que sufren en Ruanda y Bu-

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rundi la persecuci¨®n y la muerte por estar al lado de los pobres. Los cientos de africanos congregados en la celebraci¨®n, tan guapos, tan elegantes y tan alegres, entonando sus cantos al ritmo de los instrumentos propios, me remitieron a las masas de gentes de Sud¨¢n, Somalia y tantos lugares de ?frica en guerra, huyendo y muriendo en campos de refugiados. Menos mal que esas pobres gentes no ve¨ªan lo bien que lo pasaban sus hermanos en Roma. Por suerte tampoco han visto la mesa llena de copas y candelabros de oro sobre la que Cristo, el Pobre que muere por los pobres, se hace presente.

El comentarista hizo una breve historia de los viajes del Papa a ?frica y de su sensibilidad a los problemas africanos, pero sobraban las palabras. Por lo que se ve , en Roma no hay m¨¢s le?a que la que arde. S¨®lo con mirar la mesa de la celebraci¨®n se avergonzar¨ªa mucha gente de pertenecer a la Iglesia de Jes¨²s.

Me parece un insulto a ?frica y sus gentes que, dada su situaci¨®n, se organice un s¨ªnodo sobre evangelizaci¨®n africana en Roma rodeados de lujo y de poder. ?Qu¨¦ mensajes y qu¨¦ soluciones pueden llevar a sus hermanos cuando despu¨¦s de un mes de ponencias y discusiones vuelvan los obispos africanos a sus pa¨ªses, mientras la Iglesia muestre sin ning¨²n pudor al Tercer Mundo su riqueza insultante?-