Pucela en Madrid
Le vi entrar en el patio Triling¨¹e de la Universidad cisneriana de Alcal¨¢ con abrigo y gorra y aire de cazador. Miguel Delibes llevaba, bajo el pardo sobretodo, el chaqu¨¦ para recibir, de manos del Rey, el Premio Cervantes. Se le ve¨ªa inc¨®modo al escritor con aquellos fastos que le sacaban de su rutina vallisoletana y le llenaban de, para ¨¦l agobiantes, parabienes madrile?os. Nada m¨¢s llegar, parec¨ªa tener el deseo de terminar cuanto antes y volverse a su ciudad.Hizo un discurso humilde, sobrio, melanc¨®lico, en el que describi¨® magistralmente la aventura vital del novelista: "Pas¨¦ la vida disfraz¨¢ndome de otros... Ellos, mis personajes, son mi biograf¨ªa... Ellos evolucionaban y el que cumpl¨ªa a?os era yo. Hasta que un buen d¨ªa, al levantar los ojos de las cuartillas y mirarme al espejo, me di cuenta de que era un viejo".
El elogio de Delibes se ha hecho ya, se seguir¨¢ haciendo. Lo hizo la ministra de Cultura. Lo hizo el Rey con bellas palabras. Ning¨²n otro escritor est¨¢ tan pr¨®ximo al coraz¨®n de los espa?oles. Nadie como ¨¦l ha manejado el idioma de Castilla y ha sabido rescatar del olvido los nombres de las cosas. Pero yo a?adir¨ªa a la lista de sus m¨¦ritos uno m¨¢s: el de haber permanecido fiel a su tierra y a su ciudad y haberse convertido en un escritor universal sin pasar por Madrid.
Madrid tienen tendencia a creerse -antes se lo cre¨ªa m¨¢s, pero a¨²n se lo cree- que todo ha de suceder aqu¨ª; que todo lo que caiga m¨¢s all¨¢ de Arturo Soria, la Moncloa o Carabanchel es provincia. Desde el siglo XVI, buena parte de la literatura espa?ola es literatura de Madrid. Pero Miguel Delibes ha construido su obra literaria sin contar con Madrid. Dicho en una palabra. Delibes no es provincia.
En la recepci¨®n del Premio Cervantes, el gran sal¨®n del Palacio Real se llen¨® de gente de Pucela, empezando por los hijos y nietos del escritor premiado, que son legi¨®n. Seg¨²n el erudito don Zacar¨ªas Sanju¨¢n, a Valladolid la llaman Pucela porque fue all¨ª donde el condestable don ?lvaro de Luna recibi¨® cartas de Juana de Arco, la Pucelle, pidi¨¦ndole ayuda para sus guerras. Y Pucela, que puede dar a Espa?a lecciones de idioma castellano, lleg¨® a Madrid para celebrar la concesi¨®n del Premio Cervantes a su indiscutible maestro.
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