El d¨ªa m¨¢s brillante de Sur¨¢frica
Excepcionales medidas de seguridad para la toma de posesi¨®n de Nelson Mandela
Nunca tantos grandes y poderosos hab¨ªan compartido el mismo espacio como hoy lo van a hacer por centenares reyes, pr¨ªncipes, presidentes, primeros ministros, l¨ªderes de estatura mundial y ex de todas estas mismas categor¨ªas que han querido ser testigos del traspaso de poderes del ¨²ltimo presidente blanco de Sur¨¢frica, Frederik W. de Klerk, al primer presidente negro de la historia del pa¨ªs, Nelson Mandela. S¨®lo estos vips tendr¨¢n una buena vista del hist¨®rico acontecimiento. Los restantes 150.000 testigos de a pie lo ¨²nico que ver¨¢n del aut¨¦ntico Mandela ser¨¢ una diminuta figura perdida en la distancia y protegida por ocho toneladas de cristal antibalas, que tambi¨¦n guardar¨¢n al casi centenar de personalidades que le acompa?ar¨¢n en el podio principal.Sur¨¢frica es uno de los pa¨ªses m¨¢s violentos del mundo, y millones de armas andan lo suficientemente sueltas como para que cualquier loco intente ensombrecer el d¨ªa m¨¢s brillante de la historia surafricana y una de esas escasas oportunidades en las que la raza humana tiene consciencia de estar reconcili¨¢ndose consigo misma. Las medidas de seguridad en Pretoria no conocen precedentes, para estar a la altura de la ocasi¨®n.
Miles de polic¨ªas y casi 20 kil¨®metros de alambre de espino han convertido la capital surafricana en una fortaleza. El complejo gubernamental de Union Buildings, convertido en un extraordinario hemiciclo, ser¨¢ el centro de una zona de exclusi¨®n a¨¦rea de 15 kil¨®metros de radio patrullada por aviones caza con sus armas montadas.
Los ciudadanos normales empezar¨¢n a atravesar esa barrera al alba, horas antes de que progresivamente los invitados de honor, en un continuo goteo de 400 veh¨ªculos, vayan ocupando sus lugares. Pocos minutos despu¨¦s de las once de la ma?ana, Mandela jurar¨¢ como presidente y firmar¨¢ junto a una Biblia antes de dirigirse a la naci¨®n, por primera vez como jefe de Estado. Los invitados de honor tendr¨¢n luego una corta oportunidad de departir informalmente bajo la escrutadora mirada de tiradores de ¨¦lite que antes del almuerzo les ver¨¢n dividirse en dos grupos.
El m¨¢s selecto contar¨¢ con 1.200 invitados y tendr¨¢ sobre el mantel sopa, trucha y ternera asada con un mousse de chocolate blanco y fresas como postre. Varios cuartetos de cuerda de diferentes colegios amenizar¨¢n el yantar, que, estar¨¢ regado con vinos de la zona del Cabo, de los mismos vi?edos que rodeaban la c¨¢rcel de la que hace cuatro a?os sali¨® el hoy presidente.
Otros 5.000 invitados de menos post¨ªn, entre ellos Winnie Mandela, en su calidad de parlamentaria, se sentar¨¢n en otra zona, donde se les servir¨¢n unos platos m¨¢s acordes con la t¨ªpica cocina surafricana a base de pat¨¦ de springbok (el ant¨ªlope que es el s¨ªmbolo de la naci¨®n), avestruz y cocodrilo ahumados, salchichas, at¨²n, cordero y alguna que otra especialidad xhosa (la tribu a la que pertenece Mandela), entre otras cosas.
El final del almuerzo coincidir¨¢ con un macroconcierto en el que intervendr¨¢n desde la exiliada Miriam Makeba al llamado zul¨² blanco Johnny Clegg, pasando por el grupo rockero Mango Groove y los vocalistas de Lady-smith Black Mambazo, universalmente conocidos por acompa?ar a Paul Simon en su gira surafricana y luego en el disco Graceland. El concierto est¨¢ titulado Muchas culturas, una naci¨®n, la ambici¨®n con la que nace la nueva Sur¨¢frica.
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