Un escal¨®n cada d¨ªa

El a?o pasado, Eugeni Berzin termin¨® el Giro a m¨¢s de dos horas de Miguel Indur¨¢in. Ayer, en la primera prueba de fuego, le aventaj¨® en casi un minuto. ?C¨®mo es esto? Y no es una sorpresa. El joven ruso lleva toda la temporada luciendo el cartel de ni?o prodigio. Desde febrero -la Vuelta al Mediterr¨¢neo- hasta ahora disputa para ganar las pruebas en las que participa, ya sean cl¨¢sicas _?c¨®mo dej¨® a todos en la Lieja-Basto?a-Lieja_, como pruebas de una semana (Rominger sue?a con ¨¦l: le hizo sudar en el Pa¨ªs Vasco, donde gan¨® una etapa, y le derrot¨® en la contrarreloj del Crit¨¦rium Internacional). Y a¨²n colea. "Cada vez me siento mejor", dice con su mejor sonrisa.Todo hombre tiene un vicio que, le hace vulnerable, dice la canci¨®n. Todo campe¨®n necesita unas piernas, pero lo que le hace sobresalir es la cabeza. Y Berzin, un monstruo f¨ªsico pulido por Michele Ferrari- tiene lagunas mentales.

La capacidad de sacrificio de Berzin parece limitada. Ahora respira: "Uff, es mejor trabajar para uno mismo que para los dem¨¢s". El gran valor colectivo del Gewiss est¨¢ en entredicho. "El problema de tener a tantos buenos es que todos se lo crean y nadie haga nada por los dem¨¢s" dicen en otros equipos.

Y el propio Berzin parece dispuesto a romper la armon¨ªa: "Hasta septiembre no hablo de si cambio de equipo, pero quiero dejar claro quo me rezco ganar m¨¢s por lo que hago".