Un futuro incierto
ANTONIO ELORZAEst¨¢ justificada la sensibilidad por los musulmanes bosnios, dice el autor, pero hay que recabarla para los grupos sociales que ser¨¢n aplastados en Argelia y Egipto
Hace un a?o, a principios de junio de 1993, el escritor Tahar Djahout inauguraba la relaci¨®n de intelectuales argelinos v¨ªctimas del terror integrista. El aniversario sirvi¨® para que la cadena de televisi¨®n francesa Arte elaborase un amplio reportaje sobre el acontecimiento, con entrevistas de todo tipo, una de ellas realizada a Mussa Kraouche, portavoz de la Fraternidad Argelina en Francia, organizaci¨®n pr¨®xima al FIS. El vocero integrista explicaba su peculiar concepci¨®n de la tolerancia en el islam. El islam es tolerante, dec¨ªa, pero siempre que todos se sometan a la sharia, a la ley cor¨¢nica; un publicista laico y franc¨®fono como Djahout la vulneraba abiertamente. A partir de ah¨ª, sobraban las explicaciones. M¨¢s abyecta era a¨²n la postura expresada por otro escritor residente en Argel, que dec¨ªa haber firmado en tiempos una carta de solidaridad con Salman Rushdie, pero que, dada la adhesi¨®n del pueblo argelino a los principios isl¨¢micos (l¨¦ase, dada la hegemon¨ªa del FIS), a la pregunta de qui¨¦n lamentar¨ªa la muerte de Djahout replicaba que Argelia no; en todo caso, los franceses. Djahout era un enemigo de la umma y no contaban sus cr¨ªticas anteriores contra la burocracia del FLN. Pod¨ªa ser eliminado.La evocaci¨®n no resulta in¨²til, dado que en nuestros medios intelectuales y pol¨ªticos predominan claramente las reservas al abordar la cuesti¨®n del integrismo, m¨¢s all¨¢ de las puntuales cr¨®nicas de prensa. Como si fuera imposible denunciar al mismo tiempo la ferocidad de la represi¨®n de los Gobiernos de Argel y El Cairo, de un lado, y los comportamientos y las metas del integrismo, del otro. Recuerdo la an¨¦cdota ocurrida en este mismo diario cuando el 16 de enero se publicaba una entrevista con el arabista Bernard Lewis. "Dejar que gobierne el integrismo ser¨ªa pedag¨®gico", pod¨ªa leerse en titulares para tranquilidad del lector. Cuando lo que dec¨ªa el historiador brit¨¢nico era que "dejar que los fundamentalistas gobiernen tiene su lado pedag¨®gico, pero ser¨ªa a costa de la devastaci¨®n de un pa¨ªs". Algo bien diferente. En la misma l¨ªnea, se leen a veces comentarios declarando que el integrismo nada tiene que ver' con el Cor¨¢n, o sugiriendo que existen prejuicios en la mayor¨ªa de los intelectuales europeos que impiden a ¨¦stos comprender el islam. Postura que coincide con la condena habitual por el c¨ªrculo de los creyentes de toda actitud cr¨ªtica enunciada desde el exterior.
La reserva es injustificada, pues el islam no ofrece al observador dificultades particulares para su an¨¢lisis, o por lo menos ¨¦stas no son superiores a las que supone la imbricaci¨®n de religi¨®n y sociedad en los casos de otras grandes creencias. Es m¨¢s, el islam presenta la ventaja de que su corpus de textos sagrados se encuentra perfectamente acotado. Por eso, mencionando un tema objeto de reciente pol¨¦mica, el de la mujer, s¨®lo mediante la deformaci¨®n se pueden sacar consecuencias igualitarias. La azora 39 se refiere a la creaci¨®n, reproduciendo el esquema b¨ªblico, y de ah¨ª no cabe deducir igualdad alguna. En cuanto a la reciprocidad de derechos en el matrimonio, descrita en la segunda azora, va seguida de una advertencia puntual: "pero los hombres tienen sobre ellas preeminencia". Del contenido de esta preeminencia nos hablan los vers¨ªculos 4, 38-34, donde todo queda claro: "Los hombres est¨¢n por encima de las mujeres porque Dios ha favorecido a unos respecto de otros y orque ellos gastan parte de sus riquezas en favor de las mujeres piadosas son sumisas a las disposiciones de Dios; son reservadas en ausencia de sus maridos en lo que Dios mand¨® ser reservado. A aquellas de quienes tem¨¢is la desobediencia, amonestadlas, confinadlas en sus habitaciones, golpeadlas (sic). Si os obedecen, no busqu¨¦is pretexto para maltratarlas". Nada hay que a?adir.
Esta fijaci¨®n para la eternidad de la subordinaci¨®n femenina resulta del todo compatible con la imagen de un profeta sensible hacia los problemas de la mujer y preocupado por su protecci¨®n en el marco de la sociedad ¨¢rabe del siglo VII. Otra cosa es la inevitable configuraci¨®n de un poder masculino, para cuya comprensi¨®n no hace falta leer el Cor¨¢n y s¨ª s¨®lo asomarse al espacio p¨²blico de cualquier ciudad del mundo ¨¢rabe. El tema nos introduce adem¨¢s en una dimensi¨®n del islam que suele olvidarse: haber sido desde su origen una religi¨®n del poder, de un poder unitario que corresponde a Dios y que en su nombre se ejerce en la Tierra por la umma, la comunidad de los creyentes, trazando respecto de quienes no lo son una l¨ªnea infranqueable de superioridad. "El ciego y el vidente no se equiparan; tampoco las tinieblas y la luz". Entre Dios y los hombres existe un pacto preeterno (mithaq) que hace de la historia de la humanidad la materializaci¨®n de la comunidad de creyentes. Es claro que desde la perspectiva religiosa el musulm¨¢n tiene un poder del que carece el infiel, m¨¢s a¨²n cuando no cabe concebir un orden social donde la umma renuncie a detentar un poder pol¨ªtico cuyo sentido fundamental consiste en atender el mandato divino. En el islam no hay aquello de dar a Dios lo que es de Dios y al c¨¦sar lo que es del c¨¦sar. El c¨¦sar es la umma, en lo esencial. Cabe ejercer la tolerancia, pero siempre que las otras confesiones asuman la primac¨ªa simb¨®lica y pol¨ªtica del islam. Resulta por ello perfectamente l¨®gico que cuando una determinada sociedad isl¨¢mica ha sufrido el impacto de una occidentalizaci¨®n fallida y de una amenaza tampoco consumada de afirmaci¨®n del laicismo, en un marco de explosi¨®n demogr¨¢fica y crisis econ¨®mica, la respuesta consista en un integrismo te?ido de violencia. La noci¨®n de yihad es mucho m¨¢s que la vulgar guerra santa: todo medio es v¨¢lido, y la violencia, en primer t¨¦rmino, para defender y afirmar la verdadera fe.
El caso argelino prueba tambi¨¦n que no s¨®lo la amenaza de secularizaci¨®n propicia el auge del integrismo. La revoluci¨®n del FLN jug¨® a fondo la baza del islam como se?a de identidad nacional frente a los residuos del colonialismo franc¨¦s. Los dirigentes se hartaron de proclamar que islam y progresismo eran sin¨®nimos. Y por eso contribuyeron a edificar miles de mezquitas e hicieron del islam la religi¨®n de Estado. M¨¢s a¨²n, aceptaron una concesi¨®n tras otra en la restricci¨®n de los derechos de la mujer respecto del periodo colonial y de las costumbres asentadas entonces. Desde fines de los setenta, las j¨®venes vestidas a la europea ten¨ªan que contar con la amenaza de que sus rostros fueran rociados con vitriolo. Las mujeres fueron expulsadas de los cines, de las residencias universitarias mixtas y presionadas a hacerlo de las aulas donde su provocaci¨®n sexual (por simple presencia) imped¨ªa a los mozos concentrarse en el estudio. "La escuela mixta es la org¨ªa", afirmaba una pancarta integrista de los ochenta, anticipando la reciente prohibici¨®n del FIS de que hombres y mujeres viajen juntos en los trenes. El Gobierno de Chadli Benyedid no dud¨® en erosionar decisivamente los derechos de la mujer con la instituci¨®n de la tutor¨ªa (wali) tomada de la escuela jur¨ªdica malequita. No es, pues, casual que al lado de los intelectuales sobrevivientes las mujeres sean hoy el grupo m¨¢s activo frente al integrismo.
En suma, tras el fracaso en todos los ¨®rdenes de la revoluci¨®n argelina, tal vez no quede otra cosa que aceptar lo inevitable, como el protagonista de La maldici¨®n de Rachid Mimouni. Pero sin buscarse coartadas ni alentar falsas ilusiones. Por lo menos, como recuerda Paul Balta, Jomeini critic¨® siempre al sha por atentar contra los derechos del hombre: cab¨ªan esperanzas. Cuando est¨¢ plenamenle justificada la sensibilidad por la suerte de los musulmanes bosnios, tambi¨¦n cabe recabarla para esos grupos sociales que acabar¨¢n siendo aplastados en Argelia y Egipto. Como apunta Wolinski en su ¨²ltimo chiste negro: "?Crees que los intelectuales de Par¨ªs", pregunta el argelino, "presentar¨¢n una lista Europa comienza en Argel?". Respuesta: "Cuando todos los intelectuales argelinos hayan sido asesinados, podr¨¢n presentar una lista: Europa termina en Argel".
es catedr¨¢tico de Pensamiento Pol¨ªtico de la Universidad Complutense de Madrid.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.