Indur¨¢in extermin¨® a sus rivales
El l¨ªder castig¨® a Rominger en la primera etapa de monta?a
Indur¨¢in ha iniciado su declive... Indur¨¢in no ganar¨¢ este Tour porque Rominger est¨¢ m¨¢s fuerte que nunca... Indur¨¢in no sabe atacar.., Indur¨¢in gana pero aburriendo... Indur¨¢in se deja ganar las etapas... En cada pedalada, Indur¨¢in desbordaba un gesto de rabia. Camino de la cumbre de Hautacan, sufri¨® la transformaci¨®n. Si fue un depredador en la contrarreloj, ayer se convirti¨® en un exterminador. La furia le traspasaba la mirada, buscando rivales entre la niebla; todos los que osaron atacarlo acabaron fulminados, menos el m¨¢s listo, Leblanc, que se hizo el bueno subiendo tras ¨¦l. Entre los damnificados de tan demoledor ataque estuvo, por supuesto, Rominger, que perdi¨® 2.21 minutos.
La etapa, primera de monta?a del Tour, era como para fulminar la carrera, mas no solamente por la presencia de la meta en la cima de un puerto de categor¨ªa especial, sino por lo que hab¨ªa antes, que era algo as¨ª como recorrer Galicia entera, ida y vuelta, de lo revirada que era la carretera. Y para terminar, el puerto. As¨ª que para quien quisiera ganar el Tour, por mucho Indur¨¢in que hubiera, ah¨ª estaba el recorrido. Naturalmente, nadie se atrevi¨®.
A la salida hab¨ªa muchos que impart¨ªan una te¨®rica de c¨®mo ganar a Indur¨¢in, como si su primer puesto fuera casualidad. Guimard, director del Castorama, dec¨ªa: "Indur¨¢in siempre lo pasa muy mal la ¨²ltima semana. Como la carrera sea agresiva, se le puede poner dif¨ªcil". Quilfen, su adjunto: "Rominger puede hacer mucho da?o, porque el a?o pasado s¨®lo buscaba victorias de etapa. Ahora su mentalizaci¨®n es distinta". Legeay, director del GAN: "Si los equipos recuperamos la ambici¨®n y perseguimos algo m¨¢s que el segundo o tercer puesto, Indur¨¢in puede pasar dificultades". Kuiper, director del Motorola: "El Tour no est¨¢ acabado, ni mucho menos. Ugrumov puede ser el Berzin del Giro y dar la sorpresa".
Indur¨¢in, que lee y escucha, se debi¨® hartar. Y no esper¨® un solo d¨ªa a poner las cosas en su sitio. Tampoco lo tuvo dif¨ªcil; en un pelot¨®n lleno de cobardes, porque todos hablan pero nadie ataca —en la largu¨ªsima y sinuosa traves¨ªa hasta el puerto de todos los jefes de equipo s¨®lo se atrevi¨® a escaparse Ghirotto (ZG>—, Indur¨¢in no tuvo m¨¢s que ponerse de pie dos veces sobre el sill¨ªn para que todos comenzaran a rodar cuesta abajo. Fue una de las mayores exhibiciones que se recuerdan en la historia del ciclismo por la contundencia y seguridad del ataque.
A pie del in¨¦dito puerto llegaron todos los corredores juntos. Quienes tanto hablaban hab¨ªan dejado pasar la ocasi¨®n de que Indur¨¢in llegara maduro a la primera escalada seria del Tour. En el pecado llevaron la penitencia, porque apenas se empin¨® la carretera Indur¨¢in orden¨® a Bernard, que es uno de sus hombres de confianza en la monta?a, que endureciera el ritmo: "Hasta donde quieras. Tira fuerte, que yo te sigo".
Comenzaba a emerger la figura del m¨¢s grande Indur¨¢in que se conoce hasta la fecha. Bernard, el l¨ªder, y a continuaci¨®n, sumisos y con la cabeza agachada, todos esos que dicen que Indur¨¢in es vulnerable. Se rebel¨® Pantani (Carrera), la revelaci¨®n del Giro, porque para ser el mejor escalador del mundo —eso quiere— no pod¨ªa estar sometido al yugo de Indur¨¢in, y se fue carretera para arriba. Indur¨¢in le mir¨® y le dej¨® ir. Pantani no pod¨ªa imaginarse que acababa de retar a una fiera a punto de saltar.
Cuando Bernard ya no pudo m¨¢s, Indur¨¢in no lo dud¨®; ¨¦l en persona empez¨® a tirar del grupo. Detr¨¢s nadie entend¨ªa nada, m¨¢xime cuando el l¨ªder puso un ritmo que les hizo jadear a todos. Rominger se tapaba en Olano, Cubino no sab¨ªa si saltar, De las Cuevas se ahogaba, Leblanc aguantaba... Quedaron 12 hasta que Rominger no aguant¨® m¨¢s; ech¨® el pecho sobre el manillar y se descolg¨®. ?l subir¨ªa a lo que pudiera, no a lo que Indur¨¢in mandase.
Era el momento, Indur¨¢in apret¨® los dientes, estir¨® la cadena y comenz¨® a hacer repaso de los vaticinios de sus agoreros. Jean-Claude Colotti estaba en lo cierto; de todos los corredores, era el que m¨¢s se hab¨ªa acercado a definir al Indur¨¢in del Tour-94: "Ahora mismo es una fiera. No hay m¨¢s que verlo dentro de la carrera. Su fuerza es impresionante, y despu¨¦s de lo que hizo en la contrarreloj se sent¨ªa satisfecho, como si hubiera ganado una revancha. Su moral y su forma est¨¢n por las nubes. Nos puede destrozar a todos".
Uno a uno fueron cayendo en la ascensi¨®n a Hautacan. S¨®lo le aguant¨® Leblanc. Una fuerza interior muy poderosa provocaba que Indur¨¢in no pareciera conformarse con haber ganado su cuarto Tour. Pantani iba por delante y ten¨ªa que caer. Cay¨®. Pretendi¨® seguir, pero Indur¨¢in no tuvo clemencia. Le dej¨® tirado con dos pedaladas.
Quedaba por resolver el triunfo de etapa, hecho anecd¨®tico ante el tama?o de la gesta que se estaba escribiendo. Leblanc ten¨ªa todas las de ganar, Primero, porque es un escalador nato, y segundo, porque hizo toda la ascensi¨®n a rueda. Aun as¨ª, Indur¨¢in quiso dar la cara y disput¨® la victoria en el ¨²ltimo kil¨®metro, pero dejando bien claro que ¨¦l es un campe¨®n y un campe¨®n jam¨¢s se coloca en una posici¨®n aparentemente marginal. Alguien que camina hacia la historia jam¨¢s se pone tras la rueda de nadie.
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