Vivir para ver

Gracias a un reciente viaje a Espa?a he aprendido de primera mano lo que significa tener que aguantar d¨ªa a d¨ªa los comportamientos discriminatorios y, en cierto modo, racistas que imperan en este pa¨ªs. Resulta que siendo espa?ola se me toma por extranjera debido a mi acento tinerfe?o, por lo que tengo que aclarar a cada momento, y con el DNI en la mano, que no soy for¨¢nea y que exijo el mismo trato que a los otros espa?oles se les da. Algunas veces, sin embargo, no resulta nada f¨¢cil.Gracias a un cajero de un banco de Madrid me percat¨¦ de lo extendida que est¨¢ la ecuaci¨®n: suramericano = presunto estafador. El buen se?or, creyendo estar deiante de una persona del continente americano, me dijo claramente que no pod¨ªa cambiarme los cheques de viaje porque quiz¨¢ hab¨ªan sido sustra¨ªdos.

Salvo contadas excepciones he tenido todo el viaje que resignarme a aguantar miradas desconfiadas y muy poca amabilidad en sitios p¨²blicos, incluyendo los paradores nacionales. Mis intentos de moderar el acento y adaptarlo a los c¨¢nones castellanos no me dieron mucho resultado. Es probable que ahora, cuando lea alguna noticia sobre racismo, comprenda mejor a las v¨ªctimas. Me gustar¨ªa decir que en mi pa¨ªs de residencia, Alemania, nunca se ha atrevido nadie a no cambiarme dinero o a mirarme con desd¨¦n, aun teniendo el pelo negro, un nombre espa?ol y un acento de verdad extranjero. Vivir para ver...-