Amor, rejas y olvido
"Estar enamorado y en la c¨¢rcel es un doble castigo", afirma el polic¨ªa preso que ha ganado un certamen epistolar
Son gente con m¨¢s antes que despu¨¦s. Pero ayer s¨®lo vivieron el ahora. Ahora fueron los premios del III Certamen de Cartas de Amor en Prisi¨®n, entregados en el repleto sal¨®n de la penitenciar¨ªa de j¨®venes de Alcal¨¢ II. Tras los galardones, guitarra y cante; flamenco a cargo de cuatro reclusos. Y de otra docena, que se arranc¨® a bailar. La c¨¢rcel fue, por unos instantes un tablao libre.Un ex inspector de polic¨ªa condenado por asesinato frustrado contra el ex novio de su novia, Manuel Jes¨²s P¨¦rez Lorenzo; un preso que dej¨® de serlo "hace 22 d¨ªas", Joaqu¨ªn Fern¨¢ndez G¨®mez, y un interno que cumple por robo en Oca?a, Francisco Rodr¨ªguez Soto, eran las estrellas. Recib¨ªan, respectivamente, los premios primero (75.000 pesetas), segundo (50.000) y tercero (25.000) del concurso organizado por el Ayuntamiento de Fuenlabrada.
El primer premiado, el ex inspector de polic¨ªa Manuel Jes¨²s P¨¦rez Lorenzo, viv¨ªa una situaci¨®n poco habitual: un preso rodeado de c¨¢maras y micr¨®fonos.
-?Qu¨¦ es el amor?
-Una losa tremenda, o un par de alas.
-?C¨®mo se vive enamorado?
-Aqu¨ª es un doble castigo.
El ex polic¨ªa a¨²n se debate entre la pasi¨®n y el olvido. "Quiz¨¢ lo siento es desamor. En cualquier caso, la esquizofrenia libra de la locura", reflexiona despu¨¦s. Manuel Jes¨²s, de 33 a?os, asegura que a¨²n existe "cierta relaci¨®n" con el motivo de sus achaques, Rosa C. "Me ha visitado en casi todas las c¨¢rceles, pero creo que ella ha rehecho su vida".
La mujer, polic¨ªa municipal en Santander, era su novia en 1989. Antes hab¨ªa mantenido relaciones con otro agente municipal, Jos¨¦ Luis Tard¨ªo. El ex inspector fue condenado por los cuatro tiros no mortales que recibi¨® el guardia a comienzos de 1990. Pero ayer a¨²n clamaba por su inocencia. "Yo no fui. Disparo muy bien".
La escritura como terapia, las partidas de ajedrez, el ejercicio f¨ªsico y el estudio. Estas cuatro cosas alivian la vida del ex inspector, que prepara tras las rejas su doctorado en leyes. El tema elegido no es otro que el derecho penitenciario.
Al otro lado de la barrera, el preso se sigue sintiendo polic¨ªa. "Quer¨ªa serlo desde peque?o". A veces recuerda su destino en la lucha contra las drogas o contra el terrorismo. En prisi¨®n (lleva cuatro a?os y medio cumplidos de una condena de 17) encontr¨® a un recluso que dio con sus huesos en la celda por un operativo en el que particip¨® el entonces inspector. "Se lo dije y nos hicimos colegas. Un polic¨ªa en la c¨¢rcel es un preso m¨¢s. Aqu¨ª dentro se borran los perfiles".
Fuera, Joaqu¨ªn Fern¨¢ndez G¨®mez trata de recuperar el suyo. Le ha costado esfuerzo volver a la c¨¢rcel, aunque sea para recibir el premio al que opt¨® cuando a¨²n era preso. "Estoy como un ni?o con zapatos nuevos" confiesa. Tiene una novela, Chicos malos, a punto de publicarse.
Mientras los galardonados hablan con la prensa, las reclusas ofrecen un espect¨¢culo de aerobic. Luisa Fernanda, una secretaria colombiana, baila y sue?a con la libertad, cercenada por un correo de drogas. En el p¨²blico, las presas lucen sus encantos de escote y minifalda. Ellos, m¨²sculo y tatuaje. Si no fuera por las rejas, parecer¨ªa una fiesta de fin de curso.
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