La huelga general en Argentina tuvo un seguimiento desigual

La huelga general de ayer contra la pol¨ªtica econ¨®mica y social del Gobierno argentino, convocada por el sindicalismo opositor y declarada ilegal por el Ejecutivo, tuvo una incidencia parcial, m¨¢s acusada en las provincias que en la capital y centrada en los sectores controlados por los convocantes. Los datos sobre su desarrollo difieren sensiblemente seg¨²n fueran suministrados por ¨¦stos o por portavoces oficiales. Muchos trabajadores decidieron no secundar el paro temiendo el despido o represalias empresariales, y otros lo apoyaron para evitar el apedreamiento o la agresi¨®n de los piquetes m¨¢s violentos.

Rechaz¨¢ndola por inoportuna, ni la oficialista y mayoritaria Confederaci¨®n General del Trabajo (CGT), ni los grandes gremios industriales se sumaron a una huelga organizada por los disidentes Congreso de los Trabajadores Argentinos (CTA) y el Movimiento de los Trabajadores Argentinos, fuertes en transporte, educaci¨®n y entre los empleados estatales. El presidente argentino, Carlos Menem, calific¨® la movilizaci¨®n como. "antojadiza" y "sin sentido, ni fundamento", mientras que los promotores de la protesta subrayaron la necesidad de llevarla a cabo por considerar insoportables las consecuencias laborales y sociales del programa econ¨®mico aplicado por la Administraci¨®n.

La polic¨ªa control¨® avenidas y estaciones y no acudieron al trabajo la mayor¨ªa de profesores de escuelas p¨²blicas y universidades. Por contra, funcionaron los trenes de cercan¨ªas, el metro, las gasolineras y los taxis. Empresarios y propietarios recurrieron en muchos casos a la contrataci¨®n de personal para sustituir a los huelguistas. La opositora Uni¨®n C¨ªvica Radical, liderada por Ra¨²l Alfons¨ªn, expres¨® su solidaridad con las reclamaciones de los sindicatos convocantes, mientras que el izquierdista Frente Grande se sum¨® a la protesta.