Gobierno andaluz
GOBERNAR EN minor¨ªa requiere Ejecutivos m¨¢s abiertos y menos partidistas que si se dispone de mayor¨ªa absoluta: de ah¨ª que el que acaba de nombrar Manuel Chaves, presidente de la Junta de Andaluc¨ªa, cuente con varios independientes e incorpore tambi¨¦n a alguna mujer. No es tanto que Chaves imite a Gonz¨¢lez, sino que la p¨¦rdida de la mayor¨ªa absoluta obliga a echar mano de parecidas f¨®rmulas de gobierno en Andaluc¨ªa que en el conjunto de Espa?a. Para los socialistas, que han dispuesto de amplias mayor¨ªas absolutas durante a?os en Andaluc¨ªa, no va a ser f¨¢cil gobernar en las condiciones en que les han colocado las ¨²ltimas elecciones auton¨®micas. En primer lugar, la adaptaci¨®na un cambio tan dr¨¢stico plantea dificultades de tipo personal. Y, pol¨ªticamente, no resulta nada c¨®modo tener que moverse en un espacio fuertemente condicionado por el abultado predominio de los partidos de la oposici¨®n en el Parlamento. Se mire por donde se mire, es un mal trago para Chaves saberse investido ahora, y no dentro de dos meses, gracias a la extra?a artima?a urdida por Izquierda Unida para abstenerse de hecho, y sin que lo pareciera, en la tercera votaci¨®n tras haberse pronunciado en contra en las dos primeras.
Pero, una vez investido y tras haber formado Gobierno, Chaves tiene todo el derecho a exigir que se le deje gobernar. Luis Carlos Rej¨®n, secretario andaluz de Izquierda Unida, ha vuelto a insistir en esa extra?a y absurda teor¨ªa del gobernar desde el Parlamento. Los acuerdos IU-PP han sido inicialmente justificados, sobre todo por parte de los dirigentes de la coalici¨®n de izquierdas, en la necesidad de un funcionamiento m¨¢s equilibrado de las instituciones andaluzas, en especial el Parlamento. Pero no ser¨ªa tal una situaci¨®n en la que el Parlamento se excediera en sus funciones de control, todo lo estricto que deba ser, de la acci¨®n del Ejecutivo y pretendiera sustituirlo de hecho. Gobernar en la sombra, sin dar la cara y sin correr riesgos, al tiempo que se boicotea a la fuerza pol¨ªtica que asume leg¨ªtimamente esa tarea, constituye una clara expresi¨®n de deterioro institucional.
Manuel Chaves inicia su segundo mandato al frente de la Junta de Andaluc¨ªa en una etapa caracterizada por la necesidad de una b¨²squeda constante de equilibrios. Pero tanto IU como, el PP ya han advertido en el nuevo Gobierno un talante continuista y poco dialogante. Es en ese escenario en el que Chaves y su Gobierno deber¨¢n probar el abandono de la tendencia a la arrogancia que le daba la mayor¨ªa absoluta adem¨¢s de la eficacia de su programa, sobre todo en lo que se refiere al paro, el mayor problema de los andaluces. La renovaci¨®n que parece percibirse en el nuevo Gobierno y la preocupaci¨®n de Chaves por no someter excesivamente su composici¨®n al sistema de cuotas internas del PSOE -renovadores y guerristas- pueden ayudarle a hacer m¨¢s llevadera su tarea.
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