Calma despu¨¦s de las tormentas
La ampliaci¨®n de bandas en el SME ha devuelto la estabilidad a las divisas europeas y favorecido el crecimiento
Hace un a?o, las tormentas monetarias acabaron con el mecanismo de cambios del Sistema Monetario Europeo (SME). Los Doce, tras un a?o de tormentas y sucesivas devaluaciones, acordaron en la madrugada del 2 de agosto de 1993 ampliar al 15% una banda de fluctuaci¨®n que hasta entonces era del 2,25% hacia arriba o hacia abajo, salvo para la peseta y el escudo, que pod¨ªan oscilar hasta un 6%.Aquella decisi¨®n fue generalmente interpretada como una derrota para el SME y como el principio del fin del sue?o de la moneda ¨²nica europea. Lo segundo se ha revelado como menos cierto que lo primero. Un a?o despu¨¦s, el comportamiento de las divisas europeas ha sido m¨¢s que razonable, favoreciendo el recorte de tipos y el crecimiento econ¨®mico, que a su vez provoca que poco a poco empiecen a cumplirse los criterios de convergencia y, en consecuencia, que la moneda ¨²nica est¨¦ m¨¢s cerca ahora que hace un a?o. Al menos macroecon¨®micamente, ya que est¨¢ por ver si aumenta tambi¨¦n la voluntad pol¨ªtica de in tegraci¨®n europea. La quiebra del SME, en cambio, parece m¨¢s inapelable. La banda estrecha salt¨® por los aires porque exist¨ªa. Porque hab¨ªa banda estrecha, los estados ten¨ªan que defenderla; porque los estados ten¨ªan que defenderla, los especuladores pod¨ªan atacarla y sacar inmensos rendimientos. No es del todo cierto que los especuladores acabaran con el SME. El propio SME aliment¨® a su verdugo al mantener un cors¨¦ monetario que no pod¨ªa afrontar un fen¨®meno inexistente cuando se cre¨® el mecanismo de cambios: la libertad de circulaci¨®n de capitales, aplicada a una velocidad de v¨¦rtigo gracias a las nuevas tecnolog¨ªas. Aquel 2 de agosto, los Doce acabaron acatando los consejos que meses antes les daba Otmar Issing, consejero del Bundesbank: "El SME debe aprender la lecci¨®n y reajustarse sin esperar u que se lo imponga el mercado". Fue un ajuste duro.
La desaparici¨®n de las bandas estrechas no se ha traducido en un caos monetario. El flor¨ªn holand¨¦s no se ha separado del marco alem¨¢n y se ha mantenido siempre por debajo del l¨ªmite del 2,25%. La libra irlandesa, el franco belga, el franco franc¨¦s y la corona danesa se mantienen en el l¨ªmite del 4% o ligeramente por debajo. La peseta y el escudo nunca han superado su antigua banda del 6%. Oscilaciones mayores han sufrido la libra inglesa, la lira italiana y el dracma griego, todas ellas fuera del SME. Entre los futuros socios comunitarios, el chel¨ªn austriaco no se ha despegado del marco y la corona noruega se ha mantenido estable, mientras que el marco finland¨¦s y la corona sueca han oscilado m¨¢s de la cuenta.
El mecanismo de cambios del SME es un acuerdo entre los miembros de la UE para limitar las fluctuaciones de sus monedas. Instaurado en 1979, prev¨¦ que cuando dos monedas alcancen su l¨ªmite bilateral m¨¢ximo, los bancos centrales de sus paises -y eventualmente otros bancos centrales de forma coordinada- intervengan comprando la moneda d¨¦bil y vendiendo la moneda fuerte para evitar que se salgan de la banda asignada.
El objetivo ¨²ltimo del SME es lograr que todas las divisas europeas acaben teniendo un tipo de cambio fijo como antesala para crear una moneda ¨²nica en Europa. Esta paridad permanente no puede lograrse s¨®lo a trav¨¦s de los mecanismos de cambio. Debe ser la consecuencia l¨®gica de una integraci¨®n de todas las econom¨ªas comunitarias. Para ello, el sistema prev¨¦ la readecuaci¨®n de la paridad de cada moneda para reflejar mejor los cambios de cada econom¨ªa. La renuncia a realizar peri¨®dicamente ese ajuste cambiario fue uno de los grandes pecados de los Doce, que tuvieron que hacer los ajustes de forma precipitada y dr¨¢stica por las presiones del mercado.
La lira italiana fue devaluada. un 7% el 13 de septiembre de 1992 y cuatro d¨ªas despu¨¦s se sali¨® del mecanismo de cambios con la libra inglesa. La peseta se devalu¨® tres veces entre septiembre de 1992 y mayo de 1993. El escudo perdi¨® un 6% en 1992 y un 6,5% en 1993. La libra irlandesa, finalmente, se depreci¨® un 10% el 30 de enero de 1994.
Todos estos ajustes, aderezados por los esfuerzos del franco franc¨¦s para evitar a toda costa la humillaci¨®n de ser devaluado, constituyeron lo que se denomin¨® tormentas monetarias. Un fen¨®meno que se origin¨® con la crisis de confianza en el proyecto europeo desatada desde que el 2 de junio de 1992 los ciudadanos de Dinamarca votaron no al Tratado de Maastricht en un primer refer¨¦ndum que s¨®lo se corrigi¨® con el peque?o s¨ª acordado por Francia en su propio refer¨¦ndum y por el cambio de opini¨®n de los daneses en su segunda consulta, el 18 de mayo de 1993.Mal negocio
La desaparici¨®n de la banda estrecha fue el peor negocio que pod¨ªan realizar los especuladores, tanto los que tienen rostro -como Georges Soros, un h¨²ngaro afincado en Nueva York del que se dice que amas¨® una fortuna de 958 millones de d¨®lares apostando por la salida de la libra esterlina del SME- como los an¨®nimos: los cientos de miles de peque?os ahorradores que acaban nutriendo los grandes fondos de pensiones y fondos de inversi¨®n de todo el mundo.
La banca espa?ola no fue ajena a la especulaci¨®n. Seg¨²n el Spanish Banking Report, en los primeros seis meses de 1993 obtuvo unos beneficios de 219.000 millones de pesetas -m¨¢s de la mitad del beneficio de aquel semestre- apostando por la devaluaci¨®n de la peseta y las operaciones con deuda p¨²blica. La parte del le¨®n fue para BCH, BBV, Santander, Exterior y Banesto, que captaron 124.000 millones, el 75% de su beneficio.
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