Puntas eternas
Gala Balanchine-Chaicovski-Petipa
El lago de los cisnes (2? acto); El cisne negro; Serenade; Chaicovski pas de deux; La bella durmiente. Ballet de la ¨®pera de Tbilisi e invitados. Orquesta Sinf¨®nica de Kiev. 43? Festival Internacional de Santander. Palacio de Festivales. 10 de agosto.
El verdadero arte de la danza es misterioso. Surge un d¨ªa, salta, se muestra como una aparici¨®n que puede parecer espont¨¢nea, pero que tiene detr¨¢s siglos de tradici¨®n y mucho trabajo. Esto sucedi¨® en la gala santanderina de homenaje a Balanchine. Por encima de algunos errores ocasionales, y de una discutible direcci¨®n orquestal para ballet cl¨¢sico, o de alg¨²n que otro resbal¨®n involuntario, la verdadera danza, ese arte que cuando es aut¨¦ntico corta el aliento surgi¨® y fue bella presencia hasta el emotivo desfile final con todos los artistas.Los m¨¢s fervorosos aplausos fueron para el joven espa?ol Carlos L¨®pez (Madrid, 1976), de la pujante plantilla del ballet V¨ªctor Ullate, que acompa?¨® con nobleza y atenci¨®n extrema a la virtuosa primera bailarina cubana Rosario Su¨¢rez. Ellos hicieron el segundo acto del lago y el paso a dos de Chaicovski, donde L¨®pez provoc¨® el estallido del auditorio con sus saltos y Su¨¢rez bord¨® con exquisitez estil¨ªstica su m¨¢s que compleja variaci¨®n.
Tambi¨¦n de gran pureza en el mejor estilo ruso la estoniana Kaye Kirb bail¨® una bella durmiente refinada. Hay que elogiar al viol¨ªn concertino de la orquesta, sobre el que casualmente reca¨ªa toda la velada.
La bailarina Neli Alimova hizo r¨¢pidos y el¨¦ctricos acentos de car¨¢cter en El cisne negro, mientras su compa?ero el lituano Vitali Voloshim fue algo irregular. Una noche de ballet que nos recuerda la eternidad y grandeza de ese arte.
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