Los 24 enigmas de Lisboa
Un m¨¦dico madrile?o, ganador de 'El Juego m¨¢s dif¨ªcil del Verano' entre 100 finalistas
El Juego m¨¢s dif¨ªcil del Verano tom¨® el pasado fin de semana Lisboa al asalto. Trescientos chalados vestidos con camisetas blancas y gorras amarillas revolvieron Roma con Santiago intentando descifrar 24 acertijos repartidos por la capital europea de la cultura de 1994. Jaime Gin¨¦, un m¨¦dico madrile?o de 20a?os, demostr¨® ser el m¨¢s h¨¢bil de una aventura en la que, en un principio nadie conoc¨ªa el destino."Ya est¨¢, nos llevan a Barcelona, ?no veis la estatua de Col¨®n?", comentaba desde la ventanilla del Jumbo de Iberia puesto a disposici¨®n de los concursantes, Covadonga de Alfonso, una asturiana de 14 a?os. Bajo ella, el marqu¨¦s de Pombal, el arist¨®crata que reconstruy¨® Lisboa de sus ruinas despu¨¦s del terremoto de 1755, se removi¨® nervioso en su pedestal de piedra: el Juego promet¨ªa a¨²n ser peor que el famoso se¨ªsmo.
El Juego estaba llegando a su fin. Desde el 31 de julio, cada siete d¨ªas, El Pa¨ªs Semanal hab¨ªa alimentado las esperanzas de miles de concursantes. Noches sin dormir y 400.000 llamadas telef¨®nicas para conseguir 10 millones de pesetas en viajes para el ganador. El s¨¢bado 3 de septiembre era el d¨ªa de la verdad. Cien finalistas, con dos ayudantes cada uno, estaban citados en el aeropuerto de Barajas: ninguno conoc¨ªa su destino. La mayor¨ªa por los veintitantos a?os. La pregunta m¨¢s extendida, ?ad¨®nde vamos? Hip¨®tesis para todos los gustos: Disneyworld, Madeira, Cabo Verde, Praga.
En esta tercera edici¨®n, su inventor, Agust¨ªn Fonseca, un arquitecto valenciano de 45 a?os, hab¨ªa logrado rizar el rizo. "Este a?o es mucho m¨¢s dif¨ªcil, m¨¢s cr¨ªptico. Hay enigmas que se cruzan y objetos que hay que recoger".
Comienza el espect¨¢culo. Y las carreras. Entre los jugadores, uno muy tranquilo, Jes¨²s Boullosa, ganador del a?o pasado; un gallego de 30 a?os de los que no se inmutan. El terremoto alcanza su grado m¨¢ximo a primera hora de la tarde: la torre de Belem, el monumento a los Descubrimientos, el convento de los Jer¨®nimos, un cementerio rom¨¢ntico y un mercadillo tambi¨¦n son escenarios de otras tantas pruebas. Tito y Antonio, porteros de la torre de Belem se miran: "Debe ser algo de un partido pol¨ªtico", afirma muy serio Tito.
Se acaba el tiempo. Jaime Gin¨¦, que al final terminar¨¢ proclam¨¢ndose con la victoria, est¨¢ a punto de tirar la toalla a las seis de la tarde. Mirando al Tajo, abraza a su novia: "No puedo m¨¢s, v¨¢monos, no vamos a sacar nada en limpio". Son s¨®lo palabras, no se da por vencido. En la plaza del Rossio, en la oficina del Juego, los equipos van entregando las soluciones.
Diez de la noche. Tras la gran paliza, cena, copas y espect¨¢culo en el casino de Estoril. El equipo de EL PA?S corrige y recorrige hasta las siete de la madrugada los resultados. A las doce de la ma?ana ya est¨¢n listos. El hotel T¨ªvoli es el escenario de la final¨ªsima. La foto del triunfador, de su equipo, es un retrato de familia: tres hermanos, cuatro novias, amigos ¨ªntimos... Ha llegado su momento: el a?o anterior qued¨® segundo en Sevilla. El finalista de esta edici¨®n, Luis Barrios, de 30 a?os, no alberga ning¨²n resentimiento: "La tradici¨®n dice que el a?o que viene es el m¨ªo".
Entre penumbras, Agust¨ªn Fonseca, el padre del suplicio veraniego de EL PA?S, ya prepara su pr¨®xima venganza: "El mundo volver¨¢ a saber de m¨ª".
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