Europa y EE UU logran que la ONU niegue al inmigrante el derecho a la reagrupaci¨®n familiar

ANA CAMACHO, ENVIADA ESPECIALEstados Unidos y la Uni¨®n Europea consiguieron ayer en El Cairo que la ONU no reconozca el derecho de los inmigrantes a la reunificaci¨®n familiar, y otro de los apartados m¨¢s pol¨¦micos, el de los derechos reproductivos, qued¨® aprobado. La novena y pen¨²ltima jornada de la Conferencia sobre Poblaci¨®n, con claras divisiones Norte-Sur, termin¨®, sin embargo, con la aprobaci¨®n del texto del plan de acci¨®n con el que se intentar¨¢ frenar el control demogr¨¢fico en los pr¨®ximos 20 a?os. El pleno de los 182 pa¨ªses dar¨¢ hoy la aprobaci¨®n definitiva, aunque cada pa¨ªs podr¨¢ a?adir sus reservas al documento.

No hubo matices a la hora de criticar en el frente del Sur la actitud de los del Norte -Estados Unidos y, sobre todo, la Uni¨®n Europea- de negarse en redondo a reconocer el derecho de reunificaci¨®n familiar de los inmigrantes. Muchos asistentes comentaban en los pasillos que el Norte se hab¨ªa preocupado por lograr un consenso en los puntos que considera prioritarios para sus intereses, pero hab¨ªa sacrificado los que son de m¨¢xima sensibilidad desde la perspectiva del Sur.No obstante, Estados Unidos y la UE, aceptaron considerar la reunificaci¨®n como "un principio" que los Gobiernos deben reconocer. Tambi¨¦n se reconoce la Convenci¨®n sobre los Derechos del Ni?o aprobada en 1989 seg¨²n la cual los ni?os tienen "derecho" a vivir con sus padres.

Despu¨¦s de los debates de ayer nada parece que podr¨¢ remediar la brecha abierta entre el Norte y el Sur. En ese frente, los pa¨ªses desarrollados sufrieron una derrota en su batalla por afirmar la preeminencia de los derechos humanos universales sobre la ¨¦tica, religi¨®n y tradiciones culturales.

Los pa¨ªses del Sur hab¨ªan logrado el s¨¢bado imponer un pre¨¢mbulo, inexistente en el texto original, que liga la aplicaci¨®n de las pol¨ªticas y filosof¨ªa del Programa de Acci¨®n propuesto por la ONU en El Cairo a su consonancia con el respeto a la religi¨®n, valores ¨¦ticos, tradiciones y cultura de cada pa¨ªs.

Algunos pa¨ªses desarrollados recordaron que las tradiciones culturales son un pretexto utilizado a menudo para justificar acciones y pol¨ªticas que atentan contra la autonom¨ªa de la mujer defendida con energ¨ªa por el documento propuesto en la Conferencia de Poblaci¨®n.

Recordaron varias declaraciones realizadas por mujeres africanas en las actividades paralelas de este foro para denunciar, por ejemplo, las pr¨¢cticas aberrantes de de mutilaci¨®n genital femenina.

El Norte se manifest¨® dispuesto a admitir la preeminencia de la religi¨®n y la ¨¦tica, pero exigi¨® la desaparici¨®n de la cultura y la tradici¨®n. No logr¨¦ su objetivo. Los derechos humanos quedaron al final del p¨¢rrafo, en pie de igualdad con religi¨®n, ¨¦tica y tradiciones culturales.

Respecto a la financiaci¨®n, los pa¨ªses necesitados no est¨¢n de acuerdo en el reparto realizado. Gran parte del dinero acordado ir¨¢ a parar a los cap¨ªtulos de planificaci¨®n familiar. Una representante de la delegaci¨®n boliviana declar¨® a este diario su disconformidad por ello. "No es que consideremos que la planificaci¨®n familiar no es importante, pero todas las experiencias han demostrado que la distribuci¨®n de m¨¦todos anticonceptivos sin estar acompa?ados de un refuerzo en la educaci¨®n, sanidad y desarrollo, no sirven para nada", a?ad¨ªa la representante latinoamericana.

La ONU intentar¨¢ con el Programa de Acci¨®n que el crecimiento de la poblaci¨®n mundial se ajuste a las previsiones m¨¢s bajas de las estimadas para el a?o 2015, es decir, un incremento de la natalidad de 7.270 millones de habitantes en lugar de las estimaciones m¨¢ximas que prev¨¦n 660 millones m¨¢s de habitantes sobre, esa cifra. Para ello se calcula que hacen falta unos 17.000 millones de d¨®lares para empezar, de aqu¨ª al a?o 2000 que, en sus dos terceras partes, deber¨¢n ser aportados por los pa¨ªses en v¨ªas de desarrollo, escenario del mayor crecimiento.

Los pa¨ªses que han anunciado ya su intenci¨®n de poner reservas al documento final han sido, adem¨¢s de El Vaticano e Ir¨¢n, varios pa¨ªses cat¨®licos, como Ecuador y Malta, y otros musulmanes, como Siria y Jordania.