Visionarios en El Escorial
El otro d¨ªa decid¨ª visitar a mis amigos de El Escorial.Era viernes y, como lo est¨¢bamos pasando la mar de bien, me qued¨¦ a dormir.
Al introducirme lentamente en mis sue?os no sab¨ªa que al despertar iba a encontrarme con una compa?¨ªa con la que no contaba.
Una voz de ultratumba hablaba a grito pelado dirigi¨¦ndose a unos fieles convencidos. Abr¨ª los ojos alertada por el ruido, de la megafon¨ªa y pens¨¦: "Debo de estar so?ando. Est¨¢n rezando el rosario"
La cosa es que, quisiera o no, uno ten¨ªa que escuchar a aquel hombre que, en vez de orar, parec¨ªa estar sacrificando a aquellos fan¨¢ticos, al tiempo en que yo sacrificaba mi sue?o.
A ¨¦stos los imaginaba sudando la gota gorda y respirando profundamente, para que el aroma a rosas que ellos prometen desde el ¨¢rbol les llegara muy adentro.
No me extra?a que los vecinos de El Escorial est¨¦n hasta el mo?o de las haza?as de esta secta de virginianos que en su pueblo se ha asentado, de la voz t¨¦trica y misteriosa de las cintas magnetof¨®nicas en las que la vidente da raz¨®n de las apariciones, de los gritos apabullantes de ese hombre que se hace escuchar en toda la regi¨®n.
Pero lo que m¨¢s me duele es el montaje que han organizado all¨ª donde antes de 1981 se viv¨ªa en paz. Y mientras ellos se lamentan y planean fugarse en busca de tierras m¨¢s tranquilas donde poder meditar o rezar en silencio y cuando les plazca, el negocio de los otros va prosperando, los visionarios enriqueci¨¦ndose con los meses y amenazando con la colonizaci¨®n del pueblo- Ana L¨®pez-Bravo Arnaiz.
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