No hubo mimbres para todos
No hubo mimbres para todos lo cestos y adem¨¢s result¨® que quienes dispusieron de ellos no eran quienes mejor sab¨ªan hacerlos. ?Se entiende la indirecta? El mundo est¨¢ mal repartido, seg¨²n se puede apreciar si uno mira alrededor. El dinero y las mujeres guapas (o los hombres guapos) a veces los tienen quienes menos lo merecen. En realidad, siempre los - tiene otro, as¨ª es la vida. Igual ocurre con los toros. Cuatro boyantes saltaron al ruedo vente?o y los correspondientes espadas apenas les dieron fiesta. Salieron dos mansurrones, reservones, medio descastados, y hubo de lidiarlos con escaso lucimiento el torerito colombiano que siete d¨ªas antes hab¨ªa asombrado con su toreo puro.La afici¨®n no lo ten¨ªa olvidado y recibi¨® al jovenc¨ªsimo Diego Gonz¨¢lez con una ovaci¨®n, a la que hubo de corresponder montera en mano. Como en los viejos tiempos. En los viejos tiempos, la afici¨®n, ni olvidaba ni perdonaba. ?Que un diestro ejecutaba faena cumbre? Pues en la repetici¨®n le hac¨ªan saludar terminado el pase¨ªllo. ?Que otro comet¨ªa delitos de lesa tauromaquia? Pues lo recib¨ªan con bronca. ?Que por las exigencias de una figura. sub¨ªan el precio de las localidades? Pues le ese?aban los boletos en medio de grandes protestas. Quiz¨¢ todo eso fuera excesivo, un discutible prurito juesticiero, pero val¨ªa para que empresa, toreros y autoridad se tomaran la fiesta en serio. No como ahora, que la han convertido el pito del sereno.
Palomo / Bejarano, Elvira, Gonz¨¢lez
Cinco novillos de Palomo Linares (uno devuelto por inv¨¢lido), fuertes, con casta, nobles excepto 6o, manso; 3? sobrero de Hermanos Vergara, manso. Bien presentados.Vicente Bejarano: estocada trasera, rueda de peones y descabello (palmas); pinchazo hondo trasero bajo, espadazo bajo enhebrado, estocada trasera -aviso- y rueda de peones (silencio). Alberto Elvira: estocada trasera, rueda de peones y dos descabellos (divisi¨®n y saluda); estocada tendida trasera, rueda de peones, pinchazo perdiendo la muleta, pinchazo bajo y descabello (divisi¨®n y saluda). Diego Gonz¨¢lez: estocada corta atravesada perpendicular trasera (silencio); bajonazo y dos descabellos (palmas). Plaza de Las Ventas, 18 de septiembre. M¨¢s de media entrada.
Novillos fuertes hubo en Las Ventas, tambi¨¦n como en los viejos tiempos. Todos tomaron dos varas, los hubo de tres, cinco le pegaron al sexto, ?y ninguno se ca¨ªa! La fortaleza y la casta de las reses avalaba la torer¨ªa de los novilleros, que estuvieron pundonorosos, ofreciendo lo mejor de s¨ª mismos. Los l¨ªmites, naturalmente, ven¨ªan dados por las capacidades de cada cual, y este debi¨® de ser el motivo de que en cuatro novillos de oreja, no hubiera ni vuelta al ruedo.
Vicente Bejarano sac¨® buen estilo capoteador y muletero en el primero e la tarde, al que tore¨® con gusto por la derecha. Demasiado lo tore¨® con la derecha pues al echarse la muleta a la izquierda apenas quedaba embestida. Es lo que suele suceder en las faenas largas. Al cuarto le dio Bejarano distancia para recibir una embestida alegre, y de nuevo se le fue el ¨¦xito por abusar de los derechazos. Cinco minutos llevaba d¨¢ndolos cuando ensay¨® el natural, sufri¨® un desarme, volvi¨® a intentarlo sin templanza, otra vez el derechazo... Con semejante toreo es imposible cortar orejas en Madrid y menos a¨²n matando tan mal como lo hizo.
Afanoso y temperamental, Alberto Elvira tore¨® bien y mal, alternativamente y sin soluci¨®n de continuidad. Junto a unas dobladas. faj¨¢ndose, derechazos medio tumbado; tras en natural largo, otro zarapastroso; el trincherazo cargando la suerte, seguido de un toreo con la suerte descargada, perif¨¦rico y ventajista. Y as¨ª tampoco es.
Todo ello con los novillos buenos, en tanto los malos correspondieron a Diego Gonz¨¢lez, que estuvo muy torero, tom¨¢ndolos en diversos terrenos y distancias para sacarles cuanto partido pudieran tener. El primero fue sobrero, en sustituci¨®n de uno inv¨¢lido que nada m¨¢s salir peg¨® un brinco salvaje al tendido, y si no lo alcanz¨® fue porque rebot¨® en los cables protectores e la barrera. Cay¨® de espaldas al callej¨®n y a¨²n aterrizaba cuando un mont¨®n de aficionados despavoridos ya hab¨ªan alcanzado la puerta de la calle. "?No tiene trap¨ªo ni pitones, qu¨¦ verg¨¹enza!, estaban diciendo un minuto antes. Un minuto despu¨¦s el novillo, su trap¨ªo y sus pitones les parec¨ªan descomunales. Lo que pueden cambiar las opiniones en un minuto.
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