Radio Benabarre y el don de lenguas
No se hab¨ªan visto en otra. Menos Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar estaban todos, los 16 lehendakaris, excepto el aut¨¦ntico, y varios centenares de periodistas, casi todos los periodistas, incluido uno de Radio Benabarre (Huesca). Su representante inform¨® que era un municipio de la comarca de Ribagorza oriental. De Ribagorza occidental no se vio a nadie por los pasillos.Era tal el traj¨ªn que no daban abasto los servicios del Senado para atender a tanto y a tantos. Instalaron bares supletorios en el pasillo y en una sala reservada exclusivamente para los "excelent¨ªsimos se?ores presidentes de las comunidades aut¨®nomas". El primero en llegar fue Juan Hormaechea, desde Cantabria, y muy poco despu¨¦s, Manuel Fraga y Jordi Pujol.
La vieja sala de plenos, reci¨¦n restaurada, acogi¨® en el banco azul a Felipe Gonz¨¢lez, flanqueado por su vicepresidente, Narc¨ªs Serra, y hasta 11 ministros. En el banco de enfrente, los 16 presidentes de comunidades, alineados por el orden en que sus respectivos territorios accedieron a la autonom¨ªa.
Se alternaban entre los 16 las camisas blancas y las azules, excepto la de Juan Jos¨¦ Lucas, presidente de Castilla y Le¨®n, que, adem¨¢s de exhibir una camisa entre salm¨®n y rosa, fue el ¨²nico que no se dign¨® aplaudir ni a Gonz¨¢lez ni a Pujol.
En el hervidero de los pasillos, los presidentes auton¨®micos y sus s¨¦quitos iban acomod¨¢ndose como pod¨ªan, ayudados por los servicios de la C¨¢mara, aunque con desigual fortuna.
Al presidente extreme?o, Juan Carlos Rodr¨ªguez Ibarra, le preguntaron qui¨¦n era, respondi¨® que ven¨ªa de Extremadura y entonces le dijeron si del Parlamento aut¨®nomo de aquella comunidad; Rodr¨ªguez Ibarra no dio su nombre, pero dijo que pertenec¨ªa al Gobierno y, por fin, le indicaron el pasillo por el que deb¨ªa dirigirse.
Incluso a Gonz¨¢lez le hicieron dudar, hasta que decidieron que deb¨ªa encaminarse hacia la izquierda y no de frente como pretend¨ªa cuando entr¨®, con paso decidido, por la puerta principal del viejo palacio del Senado. Se trataba de conducirlos a todos, precisamente, a trav¨¦s del sal¨®n de los Pasos Perdidos, donde los redactores gr¨¢ficos se alineaban para inmortalizar el desfile.
Lo m¨¢s singular sucedi¨® cuando, tras el discurso de Gonz¨¢lez, Pujol abri¨® en catal¨¢n la ronda de discursos.
Dir¨ªase que el don de lenguas descendi¨® sobre los esca?os del Senado, especialmente en los de la derecha, porque un solo senador del PP utiliz¨® el aparato de traducci¨®n simult¨¢nea para seguir al presidente de la Generalitat. En los esca?os de la izquierda fueron m¨¢s los que recurrieron al artilugio mec¨¢nico.
Manuel Fraga, sin recurrir a la traducci¨®n, tom¨® notas durante toda la intervenci¨®n de Pujol, lo mismo que, Gonz¨¢lez.
El resto de los ministros, en un Gobierno de mayor¨ªa catalanohablante, siguieron el discurso en vivo y en directo, excepto Cristina Alberdi, que recurri¨® a los auriculares, y m¨¢s tarde Jos¨¦ Borrell, que sigui¨® a Fraga mientras hablaba en gallego, y el propio Pujol, que para o¨ªr al presidente gallego us¨® en varios momentos el aparato de traducci¨®n, tras preguntar a su vecino Manuel Chaves c¨®mo funcionaba. La torre de Babel que algunos malintencionadamente pronosticaban no se vislumbr¨® en ning¨²n momento.
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