Estrenos mundiales del ol¨¦
La direcci¨®n tripartita del Ballet Nacional de Espa?a ten¨ªa mucho que arriesgar en este programa de estrenos mundiales, pues en ello les va el prestigio de su gesti¨®n y donde por primera vez se han visto productos gestados durante su etapa rectora. El resultado es en general bueno, y el programa est¨¢ concebido de manera inteligente para la justa medida de los int¨¦rpretes.Jos¨¦ Granero tiene carta de naturaleza con la danza esc¨¦nica y teatral espa?ola, a ¨¦l se debe su m¨¢s se?era pieza despu¨¦s de Bodas de Sangre de Antonio Gades, que es la Medea, hoy ya un cl¨¢sico de repertorio. Ahora ha creado dos cosas: Leyenda, que est¨¢ muy bien en extensi¨®n y factura, y otra, Cuentos del Guadalquivir, que es como si John Cranko resucitara en las marismas b¨¦ticas. La danza espa?ola se presta poco al ballet narrativo como tal, a veces se fuerza y resulta, pero cuando se trata de tejer al estilo de la dramaturgia y m¨ªmicas del ballet acad¨¦mico o moderno, la cosa falla ostensiblemente. No es una pieza redonda y ni siquiera tiene un buen ritmo lector de la historia, que se queda en el nudo, en el trance amoroso. Por su parte, est¨¢n muy bien las caracterizaciones de Lola Greco y de M¨¢rquez, as¨ª como los esfuerzos en demi-caracter de Jes¨²s Florencio y Reyes- Orozco.
Ballet Nacional de Espa?a
Leyenda: Jos¨¦ Granero / Isaac Alb¨¦niz y Jos¨¦ Luis Greco; La oraci¨®n del torero: Victoria Eugenia / Joaqu¨ªn Turina; A mi aire: V. Eugenia / Enrique Granados-Ernesto Halffter; Cuentos del Guadalquivir: J.Granero / J. Turina; A ritmo y a comp¨¢s: Currillo y Mila de Vargas / Jos¨¦ Mar¨ªa Bandera y Jos¨¦ Carlos G¨®mez. Teatro de La Zarzuela, Madrid. Hasta el 2 de octubre.
En Leyenda, Maribel Gallardo demuestra sus dotes de actriz a la vez que aporta un baile maduro, pleno de seducci¨®n; Granero maneja el cuerpo de baile a su estilo, con solvencia y liquidez, donde combina sin que rechine acentos contempor¨¢neos y expresivos con la tradici¨®n.
T¨¦cnica y arte
Los dos solos elaborados por Victoria Eugenia, son ejercicios ejemplares de cuando se sabe lo que se quiere hacer y se tiene la justa medida, el balance entre lo t¨¦cnico, art¨ªstico, y musical.La oraci¨®n del torero s¨®lo tiene un error: el traje del matador, que le desluce la l¨ªnea a un Antonio M¨¢rquez que est¨¢ en su mejor momento expresivo, pues Victoria Eugenia le ha domado la noble fiera que lleva dentro y lo conduce a un pian¨ªsimo de muy buena raza. A¨ªda G¨®mez es punto y aparte; ella representa un perfil ideal y casi perdido de bailarina espa?ola integral, plena y segura. Su manera de bailar es personal¨ªsima, da vida a los pasos, los hace danza mayor, y eso es una virtud. A mi aire no es un baile de escuela bolera, sino un acercamiento al ballet a trav¨¦s de los acentos que aporta la escuela cl¨¢sica espa?ola. As¨ª, su dif¨ªcil ejecuci¨®n pone en jaque a la bailarina cada dos compases, no hay refresco, sino ataque tras ataque, frases rizadas con brillantes palillos: una belleza.
A ritmo y a comp¨¢s no tiene un gran peso espec¨ªfico. Es abigarrado, quiere ser coral y se queda en lo bullanguero; prentende tener una historia, pero se acantona en un amago de sangre, sudor y l¨¢grimas corraleras. El cuadro flamenco teatral es un ejercicio que tiene sus reglas y su historia -comenz¨® all¨¢ por Diaghilev con Pablo Picasso en el tel¨®n de fondo y hasta con una pareja de boleros-, y para entrar en ello, hace falta serenidad, experiencia, otro ritmo.
La ministra de Cultura Carmen Alborch acudi¨® al estreno y por primera vez se dign¨® ver a la compa?¨ªa titular espa?ola, pero lleg¨® 20 minutos tarde y se fue apresuradamente antes del final del espect¨¢culo.
Ahora la deuda pendiente de esta direcci¨®n art¨ªstica es rescatar el repertorio hist¨®rico de la danza espa?ola. Si los recursos son pocos, no pueden irse todos en la nueva creaci¨®n. Hay que cuidar los cimientos, los genes de la casa: el Paso a Cuatro de Antonio, por ejemplo... y tantas cosas que duermen en un injusto y peligroso olvido.
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