El Atl¨¦tico al fin se divierte
Caminero jug¨® en su sitio natural y su equipo gole¨® con contundencia al Valladolid
El Atl¨¦tico se divirti¨® durante hora y media y se gan¨®, de paso, una semana tranquila. Caminero jug¨® en su sitio natural, el equipo descubri¨® el camino del gol y Maturana call¨® a sus cr¨ªticos. Hac¨ªa tiempo que no se viv¨ªa una jornada tan feliz en el Calder¨®n, un estadio demasiado acostumbrado a las sesiones de castigo. El Valladolid, mermelada pura, tuvo su parte de complicidad en el asunto.En media hora, el Atl¨¦tico hab¨ªa acabado con todos sus males, con esa serie de cruces que le persiguen desde el principio de temporada. No aparec¨ªan los goles, pues ya ten¨ªa cuatro en su despensa (y tan s¨®lo despu¨¦s de media docena de llegadas al ¨¢rea: efectividad m¨¢xima). El centro del campo no acababa de funcionar, pues ayer gobernaba con criterio. La gente no se entend¨ªa, pues parec¨ªa que hab¨ªa estado junta toda la vida. En media hora, el Atl¨¦tico hab¨ªa transformado su depresi¨®n en alegr¨ªa.
El Atl¨¦tico fue otro en cuanto acert¨® con un gol madrugador. Sin el marcador como enemigo, con el resultado a salvo, el equipo se solt¨® y cuaj¨® al fin un encuentro digno. El Valladolid fue tambi¨¦n condescendiente: abri¨® las puertas de su territorio de par en par. Amag¨® con protegerse con fiereza (sumaba tres faltas a los cinco minutos), pero no. El Atl¨¦tico no tropez¨® con obst¨¢culo alguno para llegar hasta la cocina de Gonz¨¢lez.
En realidad, el ¨¦xito del Atl¨¦tico provino de su nuevo mapa. Maturana corrigi¨® la distribuci¨®n geogr¨¢fica de sus piezas y el equipo ofreci¨® una cara m¨¢s agradable. El t¨¦cnico rescat¨® a Caminero de la banda derecha y lo envi¨® a su sitio natural, en la media punta, muy pr¨®ximo al ¨¢rea visitante. Dispuesto para exprimir su llegada poderosa y su sentido para pintar de peligro los ¨²ltimos metros del campo. Fue verlo tan cerca y a la defensa del Valladolid le cambi¨® la cara.
Caminero jug¨® a su aire, con la libertad que necesita un futbolista de su estatura. Sin obligaciones defensivas (Kosecki fue el que hizo sus deberes a la hora de cerrar la banda derecha), el siete del Atl¨¦tico concentr¨® todas sus energ¨ªas en sacar a la luz su talento. Su partido fue toda una colecci¨®n de acciones de altura. Sobre todo, un pase venenoso que dibuj¨® sobre Geli al filo del descanso.
Pero Caminero no fue el ¨²nico. Ni siquiera, el mejor. Tambi¨¦n brillaron Soloz¨¢bal, Simeone, Pirri, Vizca¨ªno... Y Geli, amo y se?or de la banda derecha. Cuando ampl¨ªa su recorrido, el lateral catal¨¢n se convierte en una de las armas m¨¢s poderosas del Atl¨¦tico. Geli posee sentido para el desmarque, velocidad para el regate y algo, tampoco mucho, de temple para colgar balones desde la l¨ªnea de fondo. Por el lado de Geli, el Atl¨¦tico dio con alguna de las llaves de sus goles.
Y brill¨® Kiko, el mejor del partido. Cuando el gaditano ense?a su duende, el Atl¨¦tico sube. Se incrust¨® entre la l¨ªnea de centrales del Valladolid y les hizo polvo. Dej¨® su magia en cada toque de bal¨®n, supo apoyar a sus compa?eros con pases cortos y rubric¨® su tarde con tres goles.
La brillantez del Atl¨¦tico choc¨® con la oscuridad del Valladolid. Cuando quiso darse cuenta, ya estaba roto. Vino por el empate y acab¨® escocido de goles. Cuando se decidi¨® a asomarse por las proximidades de Abel, el marcador ya contaba un 2-0. Y lo hizo en dos golpes francos consecutivos, casi id¨¦nticos, que lanz¨® Pablo con intenci¨®n. El Atl¨¦tico no tuvo mucho m¨¢s peligro que atajar.
En realidad, tuvo el bal¨®n siempre en sus botas. Lo manej¨® con sentido, sin la horizontalidad y lentitud de otras tardes. El f¨²tbol del Atl¨¦tico fue vertical, profundo, r¨¢pido y ambicioso. LLevaba cuatro jornadas sin visitar en exceso las ¨¢reas rivales y ayer vivi¨® todo el partido en la del Valladolid. La pelota no par¨® de viajar delante de las narices de Gonz¨¢lez. El Atl¨¦tico logr¨® una goleada luminosa, incluso corta para las oportunidades que se fabric¨®.
Y su afici¨®n, la siempre fiel parroquia colchonera, disfrut¨® al fin de una buena tarde. Que ya era hora.
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