"Los hombres han inventado un Dios que nos da unos ratos mal¨ªsimos"
La carcoma era vengadora. El justiciero y antifascista an¨®bido, con sus galer¨ªas, hizo caer a Oliveira Salazar, el dictador portugu¨¦s, de su silla. Quien relata esa historia es un amigo de carcomas y topos. Jos¨¦ Saramago abre t¨²neles bajo superficies aparentemente s¨®lidas y duras con su palabra. El libro de relatos Casi un objeto, que acaba de publicar Alfaguara, es un ejemplo. (El libro fue presentado ayer en Crisol por el cr¨ªtico Miguel Garc¨ªa Posada. Hoy, en la Casa de Am¨¦rica, ?ngeles Caso entrevistar¨¢ en p¨²blico a Saramago y Charo L¨®pez leer¨¢ alguno de sus relatos).Pregunta. ?Se cay¨® Salazar de su silla?
Respuesta. Es un hecho hist¨®rico que se sent¨® en una silla, se rompi¨® la pata y dio consigo en el suelo. El relato La silla es la descripci¨®n de una lucha contra el dictador, contra el fascismo. Salazar se cae porque la carcoma, a lo largo de los a?os, se ha comido la madera.
P. Pero ahora que la carcoma ha triunfado, ?se siente defraudado por la forma en que ha evolucionado la revoluci¨®n de los claveles en Portugal?
R. Todas las revoluciones, m¨¢s tarde o m¨¢s temprano, acaban en su contrario. Ocurri¨® con la francesa, que dio paso al emperador. Luego con la Revoluci¨®n de Octubre de 1917. El destino de las revoluciones es convertirse en su opuesto.
P. Acaba de publicarse su libro In nomine Dei, libreto de la ¨®pera Divara, agua y sangre. Es la historia de dos anabaptistas que dirigieron una experiencia colectivista en M¨¹nster. Acab¨® en dictadura. ?Ha sucedido lo mismo en los pa¨ªses del llamado socialismo real?
R. Las revoluciones acaban siempre traicionadas por una raz¨®n sencilla: por la renuncia de los ciudadanos a participar. En el caso de M¨¹nster se entr¨® en una situaci¨®n en que la propiedad no exist¨ªa; era un caso de una pureza total que muy pronto se acab¨®. Eso tambi¨¦n ocurre en el funcionamiento normal de las democracias. La enfermedad mortal de las democracias es la renuncia del ciudadano a participar. Los primeros responsables somos nosotros al delegar el poder en otra persona que, a partir de ese momento, pasa a controlarlo y a usarlo.
P. ?Qu¨¦ alternativa hay?
R. La alternativa no es m¨¢s que la participaci¨®n del ciudadano todos los d¨ªas.
P. Eso tiene dif¨ªcil articulaci¨®n en un sistema pol¨ªtico.
R. En un sistema como el actual, s¨ª. Cuando el ciudadano vota expresa de forma suprema su conciencia. Pero ese momento coincide con su renuncia a intervenir. La paradoja es que justo cuando el voto entra en la urna ¨¦l renuncia a participar. Hay que buscar sistemas distintos para el ejercicio de la ciudadan¨ªa. No podemos decir que los pol¨ªticos tienen la culpa. Nosotros somos los principales responsables.
P. La mayor¨ªa, no obstante, opina que la democracia parlamentaria es el menos, malo de los sistemas conocidos.
R. S¨ª, pero ¨¦sa es una manera muy h¨¢bil de impedir que se busque algo mejor. Eso lleva a la gente a hacer la operaci¨®n mental que consiste en transformar lo menos malo en mejor. Al decir el menos malo estamos diciendo el mejor. Y uno se lo cree y no busca m¨¢s. Hay que buscar una democracia que lo sea. El mundo adem¨¢s est¨¢ regido por un poder no democr¨¢tico, el financiero. Elegimos al alcalde, al presidente. Pero el otro poder es el que aut¨¦nticamente gobierna el mundo. An¨ªbal Cavaco Silva [primer ministro portugu¨¦s] o Felipe Gonz¨¢lez se encuentran por ah¨ª, salen en la prensa o en la televisi¨®n. Pero hay un poder del que no se habla nunca en los medios y es el poder financiero, y ¨¦sos son los que gobiernan. Felipe Gonz¨¢lez y Cavaco Silva no gobiernan. Bueno, s¨ª... Yo en mi casa tambi¨¦n lo hago. El poder real est¨¢ en otro sitio.
P. Usted sigue siendo militante del Partido Comunista de Portugal.
R. S¨ª.
P. Y uno de los militantes comunistas mis preocupados por Dios o, mejor, por las repercursiones de la existencia de Dios en la tierra.
R. Los problemas de Dios no me preocupan. Me preocupan los problemas de los hombres que se inventaron un Dios que no hace m¨¢s que darnos ratos mal¨ªsimos. Quiz¨¢s Dios exista (yo no lo creo), pero no tiene sentido que nos matemos en nombre de Dios.
P. Los problemas religiosos le persiguen. El Evangelio seg¨²n Jesucristo le comport¨® problemas en Portugal (el Gobierno vet¨® que concurriera a un premio europeo porque pod¨ªa herir la sensibilidad religiosa del pueblo portugu¨¦s).
R. Me fui a vivir a Lanzarote. Y estoy contento; de una cosa mala a veces surge una cosa buena. Pero eso no significa que haya roto con Portugal. Ahora me voy a Lisboa, lo que pasa es que no quiero nada con el Gobierno.
P. Las maletas del viajero relata una tragedia a causa de una frontera.?Son o no un problema las fronteras?
R. No tengo ninguna prevenci¨®n contra el nacionalismo. Es necesario revisar el concepto de nacionalismo. Hace 50 a?os, con los nacionalismos de tipo fascista, un pueblo pretend¨ªa dominar a otro. Ahora la cosa es distinta y tiene m¨¢s que ver con el instinto de supervivencia en tiempos de globalizaci¨®n, econ¨®mica, cultural, ling¨¹¨ªstica. Hay que revisar la idea de los nacionalismos para rescatarlos de la derecha.
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