Los j¨®venes y el futuro de la pol¨ªtica
La reproducci¨®n cultural y la orientaci¨®n pol¨ªtica de una sociedad dependen en gran medida de los valores y comportamientos de los j¨®venes. Cada tipo de sociedad fabrica sus propios j¨®venes. El desarrollo hist¨®rico de las ¨²ltimas d¨¦cadas ha ido sepultando a diversos colectivos que hab¨ªan sido designados en circunstancias diversas como sujetos revolucionarios. Hoy d¨ªa nos encontramos muy lejos de aquellas efervescencias colectivas, protagonizadas especialmente por j¨®venes, cuyo s¨ªmbolo m¨¢ximo fue Mayo del 68. Las transformaciones en el modo de producci¨®n econ¨®mica, la nueva organizaci¨®n del mercado de trabajo y los climas culturales, propios de este posmoderno fin de siglo, nos han tra¨ªdo otrosj¨®venes.El inter¨¦s por la pol¨ªtica es muy minoritario entre nuestros j¨®venes. Esta actividad s¨®lo interesa al 20%. Nada menos que el 80% de los j¨®venes espa?oles expresa un escaso o nulo inter¨¦s por la pol¨ªtica. En todas las encuestas de opini¨®n, ¨¦sta es la actividad humana m¨¢s desvalorizada, y cuanto m¨¢s j¨®venes son los encuestados, m¨¢s intensa es la baja valoraci¨®n de la misma. Los sentimientos que provoca la pol¨ªtica refuerzan con mayor claridad este talante claramente despolitizado. "Aburrimiento", "irritaci¨®n", "indiferencia" y "desconflanza" son los t¨¦rminos utilizados por el 70% de los j¨®venes para expresar las sensaciones que les provoca la pol¨ªtica. Si descendemos del inter¨¦s gen¨¦rico por la pol¨ªtica al inter¨¦s m¨¢s concreto por las actividades de instituciones pol¨ªticas, obtenemos datos parecidos: al 72% le interesa poco o nada lo que se discute en el Parlamento. Las actividades de partidos y sindicatos no suscitan inter¨¦s al 11% y al 74%, respectivamente, de los j¨®venes espa?oles. La mayor parte de ¨¦stos est¨¢ a favor de la existencia de partidos pol¨ªticos. El 70% afirma que "los partidos son necesarios para defender los intereses de los distintos grupos y clases sociales". S¨®lo el 18% de los j¨®venes considera que Ios partidos o sirven para nada". Esto no significa que los partidos pol¨ªticos atraigan a nuestros j¨®venes, a que el 53% de los mismos de lara no tener simpat¨ªa por al ¨²n partido determinado. El 8% simpatiza con el PSOE; el 4%, con el PP; el 7%, con IU; 14%, con los Verdes, y el 3%, on los nacionalistas de izquierda. Es el modelo de partido imperante, m¨¢s que ¨¦ste en s¨ª mismo,el que es rechazado por los ¨®venes. La concepci¨®n de la emocracia y de la pol¨ªtica que tienen los j¨®venes revela que la inmensa mayor¨ªa de ¨¦stos (70%) est¨¢ a favor del r¨¦gimen democr¨¢tico, que sobre todo lo identifican con la garant¨ªa de las libertades. Ahora bien, el 55% piensa que la democracia tiene muchos defectos y adem¨¢s 118% afirma que, de seguir as¨ª, no funcionar¨¢ bien nunca.
A la luz de estos datos podemos formularnos la pregunta ?qu¨¦ futuro pol¨ªtico nos aguarda? Lo que parece estar claro es que el tipo dominante de democracia y de hacer pol¨ªtica se ha quedado pr¨¢cticamente sin base para su reproducci¨®n en el tiempo. Las actitudes y comportamientos pol¨ªticos de los j¨®venes revelan la existencia de una inmensa bomba de relojer¨ªa que en el momento menos esperado puede hacer estallar el escenario pol¨ªtico de unas democracias cada vez m¨¢s vac¨ªas y con apoyos extremadamente d¨¦biles y externos. S¨®lo un cambio radical en el fondo y la forma de hacer pol¨ªtica podr¨ªa reactivar el talante democr¨¢tico que todav¨ªa existe entre los j¨®venes. De lo contrario, no ser¨ªa extra?o que cierto populismo adobado con dosis de fascismo light ganara cada vez m¨¢s adhesiones entre los j¨®venes. La refundaci¨®n de la pol¨ªtica exige desarrollar una intensa reforma intelectual y moral dentro de la sociedad civil (Grainsci). Los j¨®venes son el producto de nuestro modelo de sociedad. Una nueva pol¨ªtica requiere un cambio en los estilos de vida y en las mentalidades imperantes. El vac¨ªo pol¨ªtico de la generaci¨®n joven es consustancial a "la era del vac¨ªo" (Lipovestky) en la que nos encontramos. Una sociedad regida por la cultura del individualismo y por el imperialismo del yo s¨®lo puede generar un talante apol¨ªtico. Las tareas de educaci¨®n prepol¨ªtica de nuestros j¨®venes son absolutamente necesarias para la refundaci¨®n y reactivaci¨®n de la pol¨ªtica.
A pesar de que los tiempos que corren no son buenos, tambi¨¦n hay espacios para la esperanza. Entre el final pat¨¦tico de la mayor¨ªa de los sesentayochistas y el presente inerte de los posmodernos existen indicios de la existencia de otro sector formado, por los llamados j¨®venes posmaterialistas (ecologistas, pacifistas, feminist¨¢s, internacionalistas como los acampados del 0,7) y por los que podr¨ªamos denominar j¨®venes subproletarios (v¨ªctimas y actores en el nuevo mercado de trabajo). La confluencia de ambos sectores y el acompa?amiento pol¨ªtico-cultural de los mismos pueden poner las bases sociales para un futuro pol¨ªtico distinto.
Rafael D¨ªaz-Salazar es profesor de Sociolog¨ªa de la Universidad Complutense.
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