"Hay que hablar claro a los j¨®venes y no meter todas las drogas en la bolsa del demonio"
LUC?A ARGOS El secretario de Estado del Plan Nacional sobre Drogas, Carlos L¨®pez Ria?o, es tan consciente de la pol¨¦mica que ha levantado su propuesta de debatir la legalizaci¨®n del hach¨ªs que cada vez que abre la, boca duda si ha puesto un "ladrillo" m¨¢s a su tumba. Su teor¨ªa es que la convivencia 11 pac¨ªfica" con drogas como el alcohol y el tabaco ha permitido rechazar otras m¨¢s perjudiciales, y que "meterlas todas en la bolsa del demonio" es la peor forma de combatirlas. Su objetivo: que Espa?a lidere la b¨²squeda de un modelo com¨²n europeo frente a la actual, contradicci¨®n de que un ciudadano pueda fumar un porro en Holanda cumplir condena por la misma raz¨®n en Francia y recibir una sanci¨®n, administrativa en Espa?a. "?Qui¨¦n est¨¢ cometiendo el error?", se pregunta.
Pregunta. ?Por qu¨¦ su propuesta ha suscitado una reacci¨®n pol¨ªtica tan epid¨¦rmica?
Respuesta. Yo creo que porque todav¨ªa hay resistencias a considerar que nuestra sociedad es adulta. Aqu¨ª. el debate se va a producir entre quienes creen que esta sociedad es adicta, que ya no tiene futuro frente a las drogodependencias, y entre los que pensamos que los espa?oles podemos enfrentarnos a nuestros propios conflictos individuales y colectivos. Lo que pretend¨ªa era recuperar un espacio que yo cre¨ªa perdido entre la superestructura de los pol¨ªticos y los ciudadanos.
P. ?Y usted, realmente, est¨¢ a favor o en contra?
R. He dedicado muchas horas de reflexi¨®n, porque, indudablemente, lo prohibido primero atrae y, en segundo lugar, crea beneficios. Posiblemente en la lucha contra los beneficios de las grandes mafias est¨¦ la clave para combatir el conflicto. Dicho esto, es imposible que Espa?a legalice de la noche a la ma?ana una sustancia catalogada internacionalmente como perseguible. Pero las autoridades tienen la responsabilidad ¨¦tica de remover los obst¨¢culos que impidan a los ciudadanos vivir en un mundo m¨¢s equilibrado y donde su libertad sea un patrimonio personal. Hay consideraciones del pasado que se dan por buenas, pero que son removibles.
P. ?No le parece que su propuesta ha causado cierto v¨¦rtigo al propio Gobierno?
R. Claro, porque se puede pensar que sin mover las cosas no se producen olas; no hay perjuicios; se est¨¢ aparentemente en una situaci¨®n de quietud. Pero yo creo que falsa. Comprendo que en el momento actual haya colegas que piensan que a lo mejor era preferible ir m¨¢s despacio. No pretendo ir a otra marcha que la que me diga el Gobierno. Pero tampoco dejo de tirar un poco del carro si puedo porque tengo la convicci¨®n absoluta de que es ¨¦tico lo que propongo.
P. ?Por qu¨¦ el hach¨ªs?
R. Toda legalizaci¨®n indiscriminada puede ser irresponsable. El hach¨ªs, desde el punto de vista de la salud, es sin duda menos nocivo, aunque no tendr¨¦ datos suficientes hasta que el debate no concluya en la propia sociedad. La legalizaci¨®n del hach¨ªs nos llevar¨ªa a un rechazo profundo de otras drogas. En la medida en que se desdramatice el consumo de alguna sustancia quedar¨ªan m¨¢s claramente definidas las dem¨¢s ante el ciudadano. La idea de una sociedad sin drogas es una utop¨ªa que producir¨ªa un vac¨ªo total respecto a la b¨²squeda de est¨ªmulos artificiales. ?Y a saber con qu¨¦ se ocupar¨ªal
P. Si se. legalizara el hach¨ªs, ?no habr¨ªa una presi¨®n del mercado incitando al consumo como con el tabaco?
R. Todo lo que se libera tiene un primer momento de expansi¨®n, pero despu¨¦s se controla socialmente. Toda legalizaci¨®n implica un sentido de responsabilidad. Uno sabe que hay una advertencia social que le dice: "No cojas el coche si acabas de beberte dos whiskies".
P. Este discurso es muy adulto, porque los que se matan en coche por culpa del alcohol y los que se enganchan a las drogas son los j¨®venes.
R. Nuestra juventud tiene un modelo de ocio concentrado en los fines de semana que le hemos impuesto. Todo lo que les decimos sobre drogas, ocio, se lo estamos diciendo como una imposici¨®n no compartida. Y esto justifica a¨²n m¨¢s mi propuesta. ?Por qu¨¦ no decir a los chicos c¨®mo son las cosas de verdad y no meterlas todas en la bolsa del demonio?
P. ?Hasta d¨®nde quiere llegar y hasta d¨®nde cree que le permitir¨¢ el Gobierno?
R. El Gobierno siempre puede disponer de mi responsabilidad pol¨ªtica, y eso es obvio. M¨¢s me preocupar¨ªa que fuera la sociedad quien no lo entendiera. Y yo creo que lo est¨¢ entendiendo muy bien. Al frente del Plan Nacional contra la Droga se puede sentar cualquiera menos un bur¨®crata.
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