Fil¨®sofo, matem¨¢tico y alcalde de Bogot¨¢
Los votantes de la capital de Colombia dan la espalda a los partidos tradicionales
Con la elecci¨®n como alcalde de Bogot¨¢ de Antanas Mockus Sivick¨¢s, fil¨®sofo y matem¨¢tico de 42 a?os, hijo de emigrantes lituanos, los bogotanos dieron el domingo una patada en el trasero a los pol¨ªticos tradicionales. Era casi desconocido cuando hace un a?o, siendo rector de la Universidad Nacional, salt¨® a las primeras p¨¢ginas de los diarios por bajarse los pantalones frente a una asamblea de estudiantes que no le quer¨ªan dejar hablar. Sin propon¨¦rselo, este hombre con cierto aire de monje medieval se convirti¨® en candidato para el segundo puesto de poder en Colombia.La irreverencia del acad¨¦mico fue celebrada con manifestaciones de apoyo al rector, que fue sacrificado en aras de la moralidad p¨²blica, pero dej¨® al descubierto la fisura entre la ret¨®rica y las promesas de los pol¨ªticos tradicionales y el discurrir angustioso de la vida cotidiana.
Los editorialistas de la gran prensa lo calificaron hasta el ¨²ltimo momento de loco, inestable y desequilibrado, y se inclinaron por el c¨²mulo de datos y cifras impactantes con que el tecn¨®crata liberal Enrique Pe?aloza defend¨ªa su candidatura a la alcald¨ªa. Resultado: 492.033 votos para Mockus y 229.798 para Pe?aloza.
Muchos no hab¨ªan reparado en los estudios oficiales seg¨²n los cuales en Bogot¨¢, con seis millones de habitantes, el desarraigo, la intolerancia, el desempleo y la pobreza dejan un preocupante saldo de 1.244.000 depresivos, 631.000 psic¨®ticos, medio mill¨®n de ansiosos y otros tantos que durante el mes de agosto confesaron haber tenido ganas de quitarse la vida.
Por eso, cuando Mockus se present¨® como candidato independiente de todos los partidos, de izquierda y de derecha, y se lanz¨® sin sede pol¨ªtica, sin propaganda en la radio ni vallas, la gente empez¨® a decir que "con Antanas s¨ª dan ganas".
Cuatro mil d¨®lares fue todo lo que invirti¨® Mockus en su anticampa?a, frente a 125.000 de Pe?aloza; los gast¨® en peonzas en las que encontr¨® un mensaje l¨²dico y did¨¢ctico al tama?o de su propuesta: todos ponen, todos ganan. Habr¨¢ que pagar impuestos para revertirlos en calidad de vida, advirti¨®.
Recorriendo la ciudad en bicicleta, participando en foros en colegios y universidades en los que con juegos colectivos puso a prueba la imaginaci¨®n de los concurrentes, Mockus extrem¨® su posici¨®n: "Lo importante no es que voten por m¨ª, sino que me acompa?en luego"'.
Al proclamar su triunfo, y poco antes de que en la Asociaci¨®n Cristiana de J¨®venes se sirviera un plato de arroz con pollo con el que el nuevo alcalde, su madre, la escultora Nijole Sivickas, y, su hija adolescente, Audra, celebraron la victoria, dijo: "Tal vez no soy un ciudadano ejemplar, pero quiero mejorar. Nos hemos lanzado juntos, seducidos por la esperanza hacia tres a?os de reforma cultural". Despu¨¦s decret¨® para s¨ª mismo dos semanas de silencio para reflexionar.
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